La Escuela Y La Familia Como Reproductoras De Desigualdades De género

… Claro que todo comenzó con una costilla…

Profesora ¿Cómo se forma el femenino?

Partiendo del masculino, la “o” final se sustituye por la “a”

Profesora ¿Y cómo se forma el masculino?

El masculino no se forma, existe.

La escuela y la familia como reproductoras de desigualdades de género.

Los términos “sexo” y “genero” son dos conceptos claves que permiten hacer una interpretación de las relaciones sociales y educativas, de su historia, de cómo aspectos que corresponden a una construcción educativa se convierten por efecto de la cultura en consideraciones “naturales” de las sociedades.

Gran porcentaje de personas no relacionamos educación con el hecho que el 70% de las personas analfabetas en el mundo son mujeres, que solo el 10% de mujeres son dueñas del dinero que circula en el mundo, que solo el 1% de la tierra cultivable esta en manos de la población femenina.

Alguna vez nos hemos preguntado ¿Por qué el 67% del trabajo no remunerado es realizado por mujeres? ¿Por que la población masculina es mayoritariamente la protagonista en el ejercicio de la violencia hacia las mujeres y por que existe “consentimiento social” ante abusos de poder como estos?

Para explicar estos hechos y sus causas de manera objetiva, profesionales de la investigación y de la ciencia elaboran y utilizan determinadas categorías y conceptos, enriquecidos con estudios y análisis se les da el nombre de “Teoría de Genero”.

La Teoría de Genero es un aporte para entender el “ordenamiento” del sistema de relaciones entre hombres y mujeres, para examinar y cuestionar el proceso socializador que la sociedad asigna a las personas según su sexo.

Como SEXO entendemos las características físicas, biológicas, anatómicas y fisiológicas de los seres humanos, que los definen como macho y hembra. Se reconoce a partir de datos corporales genitales; el sexo es una construcción natural, con la que se nace .

Como GENERO entendemos el conjunto de características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas, económicas asignadas a las personas en forma diferenciada de acuerdo al sexo .

El mundo esta armado según el sexo de las personas y determinado por un Sistema Patriarcal donde la ubicación jerárquica de los individuos sostiene y afianza la subordinación femenina por medio de diferentes “pactos patriarcales”

Es importante señalar que las únicas diferencias entre hombres y mujeres son las físicas y biológicas que vienen determinadas desde el nacimiento. El género es el modo de ser hombre o mujer en una “cultura determinada”.

Distinguir sexo de género equivale a distinguir naturaleza de sociedad o cultura. Sobre una diferencia natural (el sexo) donde se han construido complejas y profundas diferencias sociales y culturales que privilegian lo masculino frente a lo femenino en lo visible como en lo simbólico. La confusión entre sexo y género legitima la relación de poder masculino/femenino: hombre/mujer otorgando una apariencia de naturalidad al Androcentrismo Cultural.

Conductas, actividades y roles de genero varían de una cultura a otra, de una a otra época, incluso dentro de un mismo grupo social.

Aquello que se considera propio de hombre o de mujer, llámese moda, ocupación o comportamiento sufre modificaciones a lo largo de la historia y de una región a otra del mundo. El género responde a patrones culturales y la cultura es dinámica.

Divers@s profesionales e investigadores (as) están de acuerdo al determinar a la familia como el primer lugar y la escuela como la segunda, donde se socializa y estructura al niño y a la niña, donde se aprenden los modelos y donde se mantienen y reproducen las relaciones desiguales de poder.

Es en la familia donde se dan las primeras interacciones de lo que significa ser hombre y ser mujer, desde el nacimiento (donde la predilección porque el primogénito sea varón) y en las experiencias cotidianas en las que los niños y las niñas viven y experimentan los comportamientos, los derechos, el lenguaje, la expresión verbal y no verbal... que les ayudan a tener su identidad de género, es decir, el reconocimiento de sí y de las otras personas como niños y niñas (hombres y mujeres).

En la familia las costumbres y tratos son distintos para las niñas y los niños, visten de azul al niño y de rosa a la niña. La formación de los niños pone énfasis en la libertad, el riesgo, la audacia, la inteligencia y la imaginación, mientras que las niñas a través de la imitación y el juego se las orienta para desarrollar cualidades consideradas “femeninas” como la abnegación, sumisión, la docilidad, la seducción; se les limita actividades que ayudan a desarrollar fuerza física, inteligencia, independencia, y autonomía por ser estas características consideradas “masculinas”

Los juegos y juguetes contribuyen en gran manera al aprendizaje de los distintos roles; al niño se le ofrecen pelotas y juguetes mecánicos de armar y desarmar que lo preparan para su papel activo y de cara al ámbito publico en la sociedad. En cambio a la niña se le entregan muñecas, cocinitas, artículos de belleza que la disponen para el desempeño

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