La Eutanasia. ¿muerte Digana?
Enviado por TrueLove20 • 22 de Noviembre de 2014 • 660 Palabras (3 Páginas) • 237 Visitas
¿Debería una persona que ha perdido todas sus capacidades y que vive en completo estado de inconsciencia, un caso terminal cuya única salida digna es la muerte, ser forzado a seguir viviendo? El número de personas que se hace esta pregunta crece cada día más. A pesar de la posición oficial de la profesión médica y de los gobiernos de mantener la vida indefinidamente independientemente de la condición del paciente, la eutanasia debe ser considerada legalmente como una alternativa para una muerte digna.
Estamos viviendo una era de "milagros" médicos. La medicina ha conseguido logros impresionantes respecto a las técnicas de salvación de vidas, que eran prácticamente inimaginables en la época de nuestros padres. Pacientes alrededor de todo el mundo han conservado la vida gracias al uso de desfibriladores, respiradores y otros equipos de resucitación.
Es posible ahora, por medios artificiales de respiración y alimentación, mantener viva por mucho tiempo a una persona que ha quedado en estado vegetativo o con muerte cerebral irreversible. Una persona que habría fallecido de modo natural porque su cuerpo ya no estaba en condiciones para conservarla consciente y con las capacidades suficientes para continuar su vida. La intervención humana interrumpió el ciclo natural de vida y conserva vivo un cuerpo que no tiene consciencia de su antinatural situación.
Una sola razón justificaría el hecho de conservar con vida ese cuerpo, que sus órganos internos sean preservados para ser donados a otras personas en un intento por salvar sus vidas. Pero para ello sería indispensable tener el respaldo legal para que al "muerto en vida" se le aplique la eutanasia con el fin de proceder a la donación de sus órganos.
Muchos argumentan que la vida humana es un regalo precioso e invaluable y que debe ser vivida en toda su intensidad y disfrutar al máximo cada segundo de ella, por lo que, en caso de riesgo de muerte, debe hacerse todo lo humanamente posible para preservarla y prolongarla el mayor tiempo posible.
Una persona en estado vegetativo o con muerte cerebral irreversible ya no puede vivir la vida en toda su intensidad ni disfrutar de un sólo segundo de vida, puesto que ya no tiene consciencia de su propia existencia. Si un ser humano ya no puede vivir conscientemente su vida, este argumento pierde por completo el sentido.
Si los adelantos en la ciencia médica y la tecnología nos garantizan una vida digna, la eutanasia para casos extremos debe darnos la posibilidad de, ante la imposibilidad de prolongar con dignidad nuestra vida, garantizarnos una muerte digna.
Si bien es cierto que una persona con muerte cerebral o en estado vegetativo ya no siente dolor, es un acto de piedad acabar con la pena inútil de los familiares y allegados, quienes en virtud de la ilegalidad de la eutanasia, son condenados vivir una situación terriblemente dolorosa al verse obligados
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