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La Hermenéutica Jurídica Como método De Investigación

Aitzawind23 de Julio de 2011

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La comprensión hermenéutica en la investigación educativa

Introducción

Mientras que las ciencias naturales buscan explicar y controlar (Erklären) las leyes del mundo físico mediante procesos estructurados en forma rígida, normativa o como un canon llamado "métodos cuantitativos" que tiene su fundamento en la filosofía positivista, las ciencias sociales buscan interpretar y comprender (Verstehen) los motivos internos de la acción humana, mediante procesos libres, no estructurados, sino sistematizados, a los que inapropiadamente se les llama "métodos cualitativos", por la resonancia positivista, pudiendo llamarse "procesos cualitativos", que han dado origen a diversos enfoques hermenéuticos como el fenomenológico, del Dasein, de la comprensión del sentido, el neokantiano, el lingüístico, etc., que tienen su fuente en la filosofía humanista, y que han facilitado el estudio de los hechos históricos, sociales y psicológicos del ser humano, soslayados en un tiempo por los métodos positivistas.

Estos "procesos cualitativos", que se preguntan ¿cómo se interpretan los motivos de la acción humana? y ¿cómo se comprende lo interno y subjetivo del hombre?, han dado respuesta a las cuestiones fundamentales referidas al origen y sentido de la comprensión humana, las cuales han tenido un desarrollo intelectual importante desde el siglo XIX, a raíz de la complejidad que caracteriza a la sociedad postindustrial, lo que ha dado origen a diversas escuelas y corrientes hermenéuticas como son: a) Las ciencias del espíritu de Wilhelm Dilthey, b) La Sociología Comprensiva de Max Weber, c) La Formación de Conceptos y teoría de las Ciencias Sociales de Alfred Schütz, d) El Lenguaje como Medio de la Experiencia Hermenéutica de Hans-Georg Gadamer, e) La filosofía del Lenguaje de Ludwig Wittgenstein y f) La Intencionalidad y Explicación Teleológica de Henrik von Wright, que constituyen hoy en día los pilares de la interpretación y comprensión hermenéutica, como procesos cualitativos que pueden constituir una base para la investigación educativa.

Estas escuelas, corrientes y enfoques, se abordan bajo una mirada descriptiva y comprensiva, es decir, integradora, con el propósito de apoyar a los interesados en conocer su filosofía y aplicaciones en los procesos educativos, ya que la era del conocimiento y de la globalización económica vuelven indispensables para saber cómo mejorar la calidad educativa y el desarrollo humano, tareas en que los educadores estamos comprometidos. A continuación se resumen su origen histórico, la necesidad social a la que responden, las características generales, definiciones, técnicas más importantes, punto nodal, procedimientos, ventajas, desventajas y su aplicación en educación, a través de los siguientes apartados:

Problematización, caracterización, técnicas más importantes y conclusiones.

1. Problematización

1.1 Origen histórico

De acuerdo a Ferraris (2002; p. 11), la hermenéutica nació con la mitología griega como un ejercicio informativo y comunicativo de Hermes, el mensajero de los dioses, quien ejerció la tarea de llevar y traer amonestaciones, anuncios o profecías entre los hombres y los dioses, convirtiéndola en una actividad práctica, en contraposición a un sistema filológico, como hoy los entendemos (1) .

Otros autores como Reynolds-Wilson (1968; p. 5), sitúan su origen más allá de la época griega, ubicándola en la era Helenística (siglo III a. C.), cuando surgió como sistema filológico dirigido a estudiar las leyes etimológicas, gramaticales, históricas y lexicológicas de las lenguas, papel que asumió la Biblioteca de Alejandría, el gran acervo bibliográfico del Egipto, el que –según testimonios antiguos– tuvo de 200,000 a 490,000 volúmenes, aunque cada uno sólo contuviese una tragedia ática o un diálogo de Platón. La necesidad de recoger y corregir los manuscritos, para verificar con la mayor certeza posible su versión original, excluyendo interpolaciones y corrupciones, llevó al florecimiento del primer método de la hermenéutica denominado Método histórico-gramatical, que tuvo a su exponente más célebre en Aristarco de Samotracia (217-143 a. C.), quinto bibliotecario del Museo, quien en la corrección de los poemas homéricos elaboró el principio básico de este método, según el cual, en la lectura del corpus de los escritos de un autor es donde se resuelven las dificultades de su interpretación. Por otro lado, hacia el año 525 a. C., surgió en Pérgamo otro método de la hermenéutica relacionado con los Sofistas y después recuperado por los Estoicos, el llamado Método de interpretación alegórica, caracterizado por adaptar a la mentalidad de la época, mediante alegorías (o metáforas), los textos de la tradición.

Ambos métodos, dice Szondi (1975; p. 17), se vincularon al problema de la historicidad, donde la interpretación gramatical apuntó a lo que en algún tiempo pretendía decirse y quería conservarse o sustituirse por la expresión verbal devenida históricamente en un nuevo signo, acotado a una glosa (explicación de textos oscuros). Mas, como dijo Dilthey (1900; p. 10), por nuestros prejuicios modernos llegamos a considerar como más "adecuado" y "racional", al Método histórico-gramatical por cuanto no era alegórico, momento que la hermenéutica empezó a padecer por el embate del positivismo.

Hay que advertir agrega Szondi, que la filología (sensus litteralis) y la alegoría (sensus grammaticus), no fueron fases sucesivas del mismo desarrollo histórico de la hermenéutica que hayan pasado del mito al logos y del logos a la episteme, sino que sólo ilustran el doble propósito que ha dominado a esta actividad desde sus orígenes.

1.2 Necesidad social a la que responde

Como menciona Ferraris (2002; p. 19), al posesionarse la cultura hebrea dos siglos antes de Cristo de los métodos creados por la koiné helenística, originó que los problemas planteados en la interpretación de la Sagrada Escritura fueran diferentes a los estimulados por la lectura de los clásicos (literatura griega), debido a que la inspiración divina de los poetas griegos era diferente a la de los profetas hebreos, ya que el pueblo hebreo afrontó la interpretación de la Sagrada Escritura como dogma (significado unívoco), al considerarlas un dictado directo de Dios, cuyo valor veritativo no sólo cultural es superior a la literatura helénica, por más que el mundo de los poemas homéricos tuviese un valor canónico similar. Fue esta visión teológica la que condujo al empleo de la exégesis (explicación e interpretación de textos, sobre todo sagrados) como la técnica prominente de la era Patrística (s. II a. C.–II d. C.), que luego se extendió a la etapa Escolástica (s. V–XIII d. C.) y al Renacimiento tardío (s. XIII–XV d. C.), caracterizada, como dice Ebeling (1959), por

"algunos elementos míticos, de una historia en cuyo proceso se tomaba parte y cuya interpretación debía recordarse. El punto focal consistía, pues, en la interpretación concreta, lo más literal posible, de la Ley" (p. 53).

Este modelo de significado unívoco o de interpretación literal de la Ley, generó un proceso de interpretación lineal, que en términos hermenéuticos debía resolverse. Fue así como surgió el exponente de la complementariedad, llamado Filón de Alejandría (20 a. C.-50 d. C.), quien al interpretar la Sagrada Escritura conjuntó la filología griega y la tradición hebraica, partiendo de su sentido literal e histórico hasta llegar a la determinación de su sentido unívoco, que fue de tipo alegórico. De este modo, filología y alegoría se trataron como niveles diferentes pero a la vez complementarios, donde el sentido último, que era el teológico, se lograba comprendiéndolo en el marco de un acto de fe (Ferraris, 2002; p. 19).

Con la llegada del cristianismo surgieron nuevos retos para la hermenéutica por la ruptura que introdujo el Nuevo Testamento, ya que la predicación de Cristo, si bien era una novedad que ya se había anunciado en las profecías del Antiguo Testamento, ahora se requería mostrarlas como evidencia de lo dicho; a esto se debe que el Método de interpretación alegórica intensificara su utilización no sólo como el relato de la vida de Cristo, sino como la legitimación de la Iglesia, de la jerarquía eclesiástica y el destino de la humanidad. Fue entonces (s. V d. C.), cuando la hermenéutica tuvo dos vertientes de interpretación: de tipo alegórico-aristotélica, en la Escolástica y el Renacimiento, asociada a la filosofía idealista y humanista y filológico-platónica, a partir de la era moderna y la época contemporánea, asociada a la filosofía materialista y positivista, cuya hegemonía fue prevaleciendo con los aportes del racionalismo de Renato Descartes (s. XVI), del empirismo de J. Locke (s. XVII), del positivismo de Augusto Comte (s. XVIII), del utilitarismo de J. S. Mill (s. XIX), del pragmatismo de W. James y Ch. Sanders Peirce (s. XIX en adelante), cuyas aportaciones, según los representantes de la teoría crítica (T. W. Adorno, J. Habermas, etc.), han respondido a una misma razón: la razón instrumental. Así, frente al predominio de la filosofía positivista en Europa del siglo XIX y adelante, se fue fraguando sobre todo en Alemania, una tendencia anti-positivista de la ciencia, de donde emergió la filosofía humanista y de ésta una nueva hermenéutica, interesada en rescatar la comprensión de los rasgos "internos" del hombre, relegados por el canon positivista.

Mardones y Ursúa (1994; p. 22), afirman que entre las figuras más destacadas de este movimiento están Droysen, Dilthey, Simmel, Max Weber,

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