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La Inteligencia


Enviado por   •  17 de Junio de 2014  •  2.613 Palabras (11 Páginas)  •  184 Visitas

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¿Qué constituye una inteligencia?

La cuestión de la definición óptima de inteligencia aparece ampliamente en nuestra investigación. De

hecho, es a propósito de esta definición que la teoría de las múltiples inteligencias diverge de los puntos de

vista tradicionales. En una visión tradicional, se define operacionalmente la inteligencia como la habilidad

para responder a las cuestiones de un test de inteligencia. La inferencia que lleva de la puntuación en los tests

a alguna habilidad subyacente se sostiene basado en técnicas estadísticas que comparan las respuestas de

individuos de diferentes edades; la aparente correlación de las puntuaciones de estos tests a través de las

edades y a través de diferentes instancias de tests, corrobora la idea de que la facultad general de inteligencia,

g, no cambia mucho con la edad o con el entrenamiento o la experiencia. Se trata de un atributo innato, de

una facultad del individuo.

La teoría de las inteligencias múltiples, por otro lado, pluraliza el concepto tradicional. Una

inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar productos que son de

importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada. La capacidad para resolver problemas

permite abordar una situación en la cual se persigue un objetivo, así como determinar el camino adecuado

que conduce a dicho objetivo. La creación de un producto cultural es crucial en funciones como la

adquisición y la transmisión del conocimiento o la expresión de las propias opiniones o sentimientos. Los

problemas a resolver van desde crear el final de una historia hasta anticipar un movimiento de jaque mate en

ajedrez, pasando por remendar un edredón. Los productos van desde teorías científicas hasta composiciones

musicales, pasando por campañas políticas exitosa.

La teoría de las IM se organiza a la luz de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver

problemas. Sólo se tratan las capacidades que son universales a la especie humana. Aun así, la tendencia

biológica a participar de una forma concreta de resolver problemas tiene que asociarse también al entorno

cultural. Por ejemplo, el lenguaje, una capacidad universal, puede manifestarse particularmente en forma de

escritura en una cultura, como oratoria en otra cultura y como el lenguaje secreto de los anagramas en una

tercera.

Puesto que deseamos seleccionar inteligencias que estén enraizadas en la biología, que sean

valoradas en uno o varios contextos culturales, ¿cómo se identifica realmente una «inteligencia»? Para la

composición de nuestra lista, consultamos evidencias procedentes de varias fuentes distintas: conocimiento

acerca del desarrollo normal y del desarrollo en individuos superdotados; información acerca del deterioro de

las capacidades cognitivas bajo condiciones de lesión cerebral; estudios de poblaciones excepcionales,

incluyendo niños prodigio, sabios idiotas y niños autistas; datos acerca de la evolución de la cognición a

través de los milenios; estimación de la cognición a través de las culturas; estudios psicométricos, incluyendo

análisis de correlaciones entre los tests; y estudios psicológicos de aprendizaje, en particular medidas de

transferencias y generalización entre tareas. Únicamente las inteligencias candidatas, que satisfacían todos, o

la mayoría de los criterios, se seleccionaban como inteligencias genuinas. Frames of Mind (1983) contiene

una discusión más completa de cada uno de estos criterios para una «inteligencia» y de las siete inteligencias

propuestas hasta aquí. Esta obra también discute acerca de como podría refutarse la teoría y la compara con

otras teorías antagónicas.

Además de satisfacer los criterios mencionados anteriormente, cada inteligencia debe poseer una

operación nuclear identificable, o un conjunto de operaciones. Como sistema computacional basado en las

neuronas, cada inteligencia se activa o se «dispara» a partir de ciertos tipos de información presentada de

forma interna o externa. Por ejemplo, un núcleo de la inteligencia musical es la sensibilidad para entonar

bien, mientras que un núcleo de la inteligencia lingüística es la sensibilidad hacia los rasgos fonológicos.

Una inteligencia debe ser también susceptible de codificarse' en un sistema simbólico: un sistema de

significado, producto de la cultura, que capture y transmita formas importantes de información. El lenguaje,

la pintura y las matemáticas son tres sistemas de símbolos, prácticamente mundiales, que son necesarios para

la supervivencia y la productividad humana. La relación entre la inteligencia candidata y un sistema

simbólico humano no es casual. De hecho, la existencia de una capacidad computacional nuclear anticipa la

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existencia de un sistema simbólico que aproveche esta capacidad. Aunque es posible que una inteligencia

funcione sin un sistema simbólico, su tendencia a una formalización de este tipo constituye una de sus

características primarias.

Las siete inteligencias

Después de esbozar las características y los criterios de una inteligencia, vamos a considerar

brevemente cada una de las siete inteligencias. Comenzamos cada esbozo con una biografía en miniatura de

una persona que muestra facilidad inusual en esta inteligencia. Estas biografías ilustran algunas de las

habilidades que pueden considerarse centrales para la operación fluida de una determinada inteligencia.

Aunque cada biografía ilustra una inteligencia concreta, no queremos implicar que en los adultos las

inteligencias operen de forma aislada. De hecho, excepto en el caso de individuos anormales, las

inteligencias trabajan siempre en concierto, y cualquier papel adulto mínimamente complejo implica la

mezcla de varias de ellas. Después de cada biografía, damos un repaso a las diversas fuentes de datos en que

nos basamos para considerar cada habilidad candidata como una “inteligencia”.

Inteligencia musical

Yehudi Menubin, con tres años, acompañaba a sus padres cuándo éstos asistían a los conciertos

de la Orquesta de San Francisco. El sonido del violín de Louis Persinger encantaba tanto al pequeño que

insistió en tener un violín para su cumpleaños y que Louis Persinger fuera su profesor. Obtuvo ambas

cosas. A la edad de diez años, Menuhin ya era un intérprete de fama internacional (Menuhin, 1977).

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