La Monarquia
Enviado por pintito1 • 23 de Octubre de 2014 • 2.185 Palabras (9 Páginas) • 235 Visitas
La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política de gobierno de la ciudad estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C. hasta el final de la monarquía en el 509 a. C., cuando fue expulsado el último rey, Tarquinio el Soberbio, instaurándose la República romana.
Los orígenes de la monarquía son imprecisos, si bien parece claro que fue la primera forma de gobierno de la ciudad, un dato que parecen confirmar la arqueología y la lingüística. La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas, quien navegó hacia el Mediterráneo occidental huyendo de la destrucción de su ciudad hasta llegar a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinio, y posteriormente su hijo Ascanio fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
Índice [ocultar]
1 Nacimiento de Roma
1.1 Problemática histórica de la monarquía romana
2 Características
2.1 La elección del rey
3 Reyes de Roma
3.1 Rómulo (753-717 a. C.)
3.2 Numa Pompilio (716-674 a. C.)
3.3 Tulio Hostilio (673-642 a. C.)
3.4 Anco Marcio (641-617 a. C.)
3.5 Tarquinio Prisco (616-578 a. C.)
3.6 Servio Tulio (578-534 a. C.)
3.7 Tarquinio el Soberbio (534-509 a. C.)
4 Cargos públicos tras la monarquía
5 La vuelta al sistema monárquico
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Nacimiento de Roma[editar]
Artículo principal: Fundación de Roma
El origen de la ciudad de Roma puede situarse especialmente cerca del monte Palatino, junto al río Tíber, en un punto en el cual existía un vado natural que permitía su cruce y, además, era navegable desde el mar (ubicado a 25 km río abajo) únicamente hasta esa posición. En ese punto el río discurría entre varias colinas excavadas por su cauce, aisladas entre sí por valles que el Tíber inundaba en sus crecidas, lo que convertía la zona en pantanosa, y por lo que la población de agricultores y ganaderos fue en su origen muy reducida.1
Este punto estratégico presentaba una ubicación fácil de defender respecto a la amplia llanura fértil que rodeaba el lugar, protegido como estaba por el Palatino y las otras colinas que lo rodeaban y, además, era un cruce destacado en las rutas comerciales del Lacio central, y entre Etruria y Campania. Todos estos factores fueron los que a la larga contribuyeron al éxito y a la fortaleza de la ciudad.
El origen étnico de la ciudad hay que remontarlo a la fusión de las tribus latinas de la aldea del Germal (Roma quadrata) con los sabinos del Viminal y el Quirinal, creando así la Liga de Septimontium o Septimoncial (Liga de los siete montes), una confederación religiosa preurbana de clara influencia etrusca, el poder hegemónico de Italia en esta época. El nombre de la ciudad podría remontarse hasta la gens etrusca Ruma, si bien existen otras teorías al respecto.
Problemática histórica de la monarquía romana[editar]
Las crónicas tradicionales de la historia romana, que han llegado hasta la actualidad a través de autores clásicos como Tito Livio, Plutarco, Virgilio, Dionisio de Halicarnaso y otros, cuentan que en los primeros siglos de la vida de Roma hubo una sucesión de siete reyes. La cronología tradicional, narrada por Varrón, arroja la cifra de 243 años de duración total para estos reinados, es decir, un promedio de 35 años por reinado (mucho mayor que el de cualquier dinastía documentada), aunque ha sido desestimada actualmente, desde los trabajos de Barthold Georg Niebuhr. Los galos, liderados por Breno, saquearon Roma tras su victoria en la batalla de Alia en el 390 a. C. (Polibio da la fecha del 387 a. C.), de forma que todos los registros históricos de la ciudad resultaron destruidos, incluyendo aquellos de las fases más antiguas, por lo que las fuentes posteriores han de tomarse con cautela.2 Las crónicas tradicionales analizan las evidencias arqueológicas de los inicios de Roma, que, no obstante, coinciden en señalar su poblamiento a mediados del siglo VIII a. C.
En algún momento desconocido de la etapa monárquica de su historia, Roma cayó bajo el control de los reyes etruscos. Los reinados de los primeros monarcas son bastante sospechosos, debido a la larga duración media de los mismos y al hecho añadido de que algunos parecen estar redondeados en torno a los 40 años de duración. Este curioso dato, que incluso destaca más comparado con los reinados de la actualidad en que la esperanza de vida es mayor, quedaba explicado en las tradiciones romanas debido a que la mayoría de los reyes habían sido cuñados de su predecesor. No obstante, es más probable que tan sólo los últimos reyes de esta etapa pudieran haber existido realmente, mientras que no quedan evidencias históricas referentes a los primeros reyes de Roma.
Theodor Mommsen incluso pone en duda el dominio etrusco. Según este,3 es poco probable que Roma estuviese nunca controlada por reyes etruscos, sino que en todo caso se trataría de alguna familia de origen etrusco que accedió a la realeza, pero sin que ello supusiera que Roma o las ciudades de la liga latina pasaran a formar parte del dominio etrusco. Esta hipótesis, cuya única base es la leyenda, resulta muy difícil de justificar según los datos de la filología y la arqueología.
Características[editar]
Antes de su etapa republicana, Roma fue una monarquía gobernada por reyes (en latín, rex, pl. reges). Todos los reyes, excepto Rómulo (por haber sido el fundador de la ciudad), fueron elegidos por la gente de Roma para gobernar de forma vitalicia, y ninguno de ellos usó la fuerza militar para acceder al trono. Aunque no hay referencias sobre la línea hereditaria de los primeros cuatro reyes, a partir del quinto rey, Tarquinio Prisco, la línea de sucesión fluía a través de las mujeres de la realeza. En consecuencia, los historiadores antiguos afirman que el rey era elegido por sus virtudes y no por su descendencia.
Los historiadores clásicos de Roma hacen difícil la determinación de los poderes del rey, ya que refieren que el monarca posee los mismos poderes de los cónsules. Algunos escritores modernos creen que el poder supremo de Roma residía en las manos del pueblo, y el rey sólo era la cabeza ejecutiva del Senado romano, aunque otros creen que el rey poseía los poderes de soberanía y el Senado tenía correcciones menores sobre sus poderes.
Lo que se conoce con certeza es que sólo el rey poseía el derecho de auspicium, la capacidad para interpretar
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