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La Sociologia


Enviado por   •  28 de Marzo de 2013  •  7.234 Palabras (29 Páginas)  •  418 Visitas

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LA SOCIOLOGÍA DE LA CIUDAD

El crecimiento en importancia de la c. atrajo el interés de los sociólogos desde finales del s. XII, época en que aparecieron los primeros trabajos sobre los fenómenos y agrupaciones urbanas en Inglaterra y los Estados Unidos. Estos sociólogos consideraban a la c. como un laboratorio en el que investigar «la forma en que la población está estructurada y la manera cómo los individuos están integrados en grupos funcionales que realizan el trabajo necesario para la subsistencia» (S. A. Greer, o. c., 104). Se trata de estudiar la c. como una forma de comunidad urbana en la que hay particulares fuerzas ecológicas de integración, en la que los seres humanos adquieren ciertas formas de comportamiento y en la que instituciones y formas de organización social dan a la vida humana un aspecto característico llamado urbano. Se pretende indagar en la c. y su civilización como una forma especial de integración de la actividad de las personas y como una fuente para la iniciación y control de la vida social

Desde el punto de vista de la sociología, la ciudad es la forma y el símbolo de una relación social integrada. La sociología urbana tiene por objeto de estudio los procesos sociales que se generan en la ciudad y su evolución. Por tanto, bajo esta denominación se agrupan los estudios sobre la ciudad, como medio físico y cultural en donde se producen relaciones sociales. La sociología es la ciencia que estudia las relaciones recíprocas entre los seres humanos y el medio social en que se desenvuelven. En el caso de la sociología urbana, este medio es la ciudad; y se encarga de estudiar la ciudad como espacio para vivir, relacionarse y participar.

EL MERCADO COMO INSTITUCIÓN URBANA

Relación con el mercado: es otro motivo de atracción de industrias a la zona urbana. El mercado puede ser entendido en un doble sentido: como mano de obra que participa en el proceso de producción y como potenciales consumidores de los productos elaborados en la fábrica. Este doble carácter se refleja en las pautas de comportamiento locacional. Así, una empresa que precisa de una mano de obra especializada tenderá a ubicarse, posiblemente, en la proximidad de un área residencial de estánding social alto o medio, mientras que aquellas otras que dependen de una mano de obra no especializada lo harán en las cercanías de zonas residenciales de inferior calidad. Si nos referimos al mercado, como conjunto de la población consumidora de productos industriales, será la naturaleza de estos productos fabricados la que discrimine locacionalmente la instalación.

Creemos firmemente que en el caso de la ciudad y de la producción del espacio en general, el mercado presenta una de las excepciones a la regla en cuanto a ser el mejor asignador de recursos. Es en la ciudad y su desarrollo, donde más claramente se necesita la intervención del Estado.

En general, el mercado es el mejor asignador de recursos. Y esta no es una afirmación basada solamente en textos clásicos de la economía, sino además en lo que la experiencia histórica en casi todo el mundo nos ha enseñado.

Pero creemos firmemente que en el caso de la ciudad y de la producción del espacio en general, el mercado presenta una de las excepciones a la regla en cuanto a ser el mejor asignador de recursos. Es en la ciudad y su desarrollo, donde más claramente se necesita la intervención del Estado.

La acción del mercado, solo y desbocado en la producción de la ciudad y el territorio en general, sólo genera desigualdades sociales, exclusión residencial y segregación urbana.

Es la historia de nuestras ciudades en que cada vez hay menos espacios de integración. Los pobres, alejados, por un lado, y por otro lado, los sectores medios y altos, conectados, pero protegidos ante un artificial temor y clima de inseguridad. Esta situación trae aparejados varios problemas sociales, de gestión urbana, de mayores costos, y de ciudades cada vez más invivibles.

dice Weber que en toda esta evolución de las ciudades la expresión urbana de la importancia de las actividades económicas se ejemplifica en una institución fundamental: el mercado.

Él habla cómo el mercado ha sido el espacio de máxima centralidad en la constitución de la sociedad moderna. Este mercado para Weber va evolucionando desde un mercado más localizado a un mercado de carácter más internacional y esta evolución corre paralela a la propia evolución de la ciudad. Weber atribuye al mercado dos funciones:

Es el lugar de transacción por excelencia. Lugar de transacción que inicialmente está vinculado a una relación personal pero que a medida que se va deslocalizando va perdiendo paulatinamente ese carácter personal y va adquiriendo un rango universal.

El desarrollo de ese mercado va vinculado al desarrollo de una economía monetaria que poco a poco va asentando las bases de un desdoblamiento entre el valor de cambio y el valor de uso de los bienes. De este modo el mercado se convierte en un requisito básico de una racionalidad moderna de alcance universal.

EL PENSAMIENTO MARXISTA Y EL DESARROLLO URBANO

Tradicionalmente el pensamiento marxista mostró un alto interés por la ciudad, para lo cual resulta funcional recordar la descripción que hizo Engels de la vida obrera de los suburbios de Londres y Manchester. Allí Engels, a la vez que describía someramente la vida de campesinos tejedores que progresivamente se iban convirtiendo en obreros, también hacía un detallado relato de cómo la conversión al capitalismo industrial volvía a los seres humanos máquinas a través de la explotación de su mano de obra. Desde sus inicios, el pensamiento marxista identificó a la ciudad como el escenario predilecto de la industrialización, de la profundización de las diferencias entre clases sociales, el escenario de las más grandes muestras de opulencia, pero al mismo tiempo el lugar de las más tristes miserias, en últimas, la ciudad era el escenario perfecto para la reproducción de las contradicciones mismas del capitalismo,

LA ECOLOGÍA URBANA

La Escuela de Chicago es una urdimbre teórica demasiado difusa que impide dar una sola explicación de ella, pues desde su inicio en la década de 1920 fue un movimiento que combinaba un variado espectro de influencias, resultado de las diferentes orientaciones teóricas y metodológicas que exponía cada investigador. Ejemplo de ello fueron las diferentes posiciones (tanto teóricas como analíticas) que existieron entre los forjadores de esta escuela: Robert Enza Park y Louis Wirth, diferencias que obligan la búsqueda de similitudes que permitan dar un vistazo general de lo que fue esta importante escuela.

Por un lado se puede afirmar que la principal

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