La concepción del trabajo a lo largo de la historia
Enviado por agayala17 • 29 de Septiembre de 2014 • Tesis • 1.464 Palabras (6 Páginas) • 402 Visitas
Marco teórico
La concepción del trabajo a lo largo de la historia
Según Karl Marx (87987), el trabajo es un proceso entre el hombre y la naturaleza. Un proceso en el que el hombre media, regula y controla su metabolismo con la naturaleza. Pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida.
El concepto de trabajo ha ido cambiando a lo largo de la historia, a medida que fue progresando la sociedad. Las personas y las sociedades necesitaron valerse de distintos actos con respecto al trabajo cambiando, a veces, drásticamente la manera de trabajar que tenían adoptada.
A continuación describiremos las diferencias concepciones del trabajo desde la Grecia Clásica hasta la actualidad según diferentes autores.
Grecia Clásica (una democracia con esclavos)
En la época de la Grecia Clásica se observa una pobre reflexión sobre el trabajo. La base material de la polis griega fue el esclavismo, pilar sobre el cual aseguró su permanencia y dio a sus ciudadanos las posibilidades de desarrollo personal.
En este modelo de sociedad el trabajo no era más que trabajo manual a cargo de los esclavos, esto se demostraba gracias a una economía basada en la agricultura, la ganadería y la pesca.
Para los griegos hablar de esclavo no suponía un sujeto pensante, sino una cosa, nada más que una fuerza. Dado a esto se reconoce que son ellos quienes componían, en su gran parte, el contingente laboral, lo que reduce el trabajo a una mera función productiva. (Hopenhayn, 1988)
Según Aristóteles (Aristoteles, 1988) en el mundo griego se juzgaba que la distinción entre actividades era algo esencial. Aristóteles distinguía entre actividades libres y serviles y rechazaba estas últimas porque "inutilizaban al cuerpo, al alma y a la inteligencia para el uso o la práctica de la virtud"; comparaba el trabajo "que se hace para otros" al del esclavo y criticaba con energía la actividad crematística que "pone todas las facultades al servicio de producir dinero". Consideraba que la finalidad de la actividad tenía extrema importancia, pero dicho fin no se podía restringir a la utilidad de las actividades. Aristóteles entendía que las actividades son útiles, pero las actividades, a su entender, no debían perseguir siempre la utilidad. "Buscar en todo la utilidad es lo que menos se ajusta a las personas libres y magnánimas". Era también preciso preguntarse, según él, en qué modo determinadas actividades contribuyen a la formación del carácter y del alma.
ARISTOTELES. Política. Editorial Gredos, Madrid, 1988
Edad media (de la estructura feudal a los gremios de artesanos)
El concepto de trabajo latente en el pensamiento social de los filósofos medievales suponía la plena aceptación de la Fé cristiana y del dogma de la Iglesia. Dicho concepto adoptó connotaciones ambivalentes: por un lado se exaltó el trabajo como deber natural del hombre y como medio para la práctica de la calidad; por otro lado, se lo mantuvo a distancia respecto del sentido de la vida: el trabajo es un medio y en sí mismo carece de valor. (Hopenhayn, 1988)
En la época medieval el trabajo en general no ganó mayor aprecio. Desde la perspectiva cristiana hay una inclinación a justificar el trabajo, pero no a verlo como algo valioso. Los pensadores cristianos hacían referencia al principio paulino "quien no trabaja no debe comer…", pero entendían que el trabajo era un castigo o, cuando menos un deber. Se justificaba el trabajo por la maldición bíblica y por la necesidad de evitar estar ocioso. Como vemos el ocio comienza a adquirir otra connotación algo distinta a la del mundo antiguo. Sin embargo, la vida monástica dedicada a la contemplación se valora mejor que el trabajo. Para legitimar esta excepción al principio paulino, filósofos como Santo Tomás argumentan que el trabajo es un deber que incumbe a la especie humana, pero no a cada hombre en particular. (Aristoteles, 1988)
Renacimiento
En el renacimiento la actividad económica dominante fue el mercantilismo. Al expandirse, éste generó una moral muy distinta de la sustentada por el clero. Convirtió a los antiguos medios en fines en sí mismos, pero no por eso desprovistos de valor ético. El progreso económico y la conquista de riquezas constituyeron genuinos valores morales para el comerciante. Este cambio de moral no implicó una renuncia en la revaloración que los escolásticos habían hecho del trabajo, sino una trasmutación laica de esa valorización: el trabajo sería considerado la actividad mediante la cual el éxito y el progreso son posibles y en esa medida posee valor.
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