La gran Trampa de Liquidez y Deflacion
Andrea SzaránTrabajo27 de Junio de 2017
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Política Monetaria
Trampa de Liquidez y Deflación
Introducción
La deflación y la trampa de liquidez suelen ocurrir juntos porque generalmente durante una deflación, situación caracterizada por una baja generalizada y prolongada de los precios, la tasa de interés nominal suele estar cerca de cero. Este fenómeno que ocurre cuando la tasa de interés en un país está cerca del límite de cero, es llamado trampa de liquidez.
La trampa de liquidez es un problema keynesiano, no así uno para los clásicos y neoclásicos. Según la Regla de Friedman, tener la tasa de interés cerca de cero es bueno para la economía, sin embargo, desde una perspectiva keynesiana, esto no permite que una política monetaria tenga efecto sobre el producto.
Se han propuesto muchas soluciones a ambos problemas, incluso algunas de ellas fueron aplicadas en Japón, pero no tuvieron éxito. Siendo la credibilidad del Banco Central y del gobierno clave en el éxito de estas soluciones.
Trampa de Liquidez y Deflación
Según el modelo clásico, de precios flexibles, una deflación estimula al producto hasta llegar a su nivel natural. Esto se debe al llamado Efecto Pigou, en el cual una baja de los precios, incrementa los saldos monetarios reales (Ms/P) y consecuentemente baja la tasa de interés. La tasa de interés debe bajar lo suficiente para estimular al gasto y la demanda agregada para llegar al nivel de producto potencial. Teniendo en cuenta este resultado, un nivel de la tasa de inflación cercano a cero es una situación buena para los clásicos, pero un problema para los keynesianos. Estos últimos lo llaman una trampa de liquidez.
La idea y teoría de la trampa de liquidez es originario de Keynes, pero Hicks lo explica con el modelo IS-LM. Sachs y Larrain grafican este fenómeno en el gráfico IS-LM con una LM horizontal. En la figura 1[1], se observa que en esta situación la demanda por dinero es infinitamente elástica respecto a la tasa de interés, y hay una sola tasa de interés consistente con el equilibrio del mercado monetario. Como la tasa de interés es fija y cercana a cero, una expansión monetaria no aumenta el producto ni estimula la economía, esto se debe a que las personas prefieren mantener su “liquidez”. En este caso, la única alternativa para aumentar el producto sería a través de una política fiscal expansiva, que se refleja con la expansión de la IS.
Figura 1
Modelo IS-LM
Trampa de Liquidez
[pic 1]
A medida que baja la tasa de interés, las expectativas de un alza son mayores, por lo tanto, las personas van a mantener su riqueza en forma líquida y quedarse fuera del mercado de bonos, para así evitar pérdidas de capital. Finalmente, por mucho que aumente la oferta monetaria, el tipo de interés no caerá porque la demanda monetaria aumentará en el mismo monto.
“Toda caída del tipo de interés reduce las ganancias corrientes de permanecer en una posición ilíquida, que son como una especie de prima por el riesgo de pérdida de capital, en una cantidad igual a la diferencia entre los cuadrados del tipo anterior y el nuevo (…)”, John Maynard Keynes en “The General Theory of Employment, Interest and Money”.
Krugman (1998) explica la trampa de liquidez con un modelo. Él supone que: (1) la capacidad de producción no cubre todo el empleo y (2) los precios en el primer periodo son predeterminados y rígidos. En este modelo, la producción se ajusta al consumo. En la Figura 2 se puede ver la curva IS, que muestra que el producto es determinado por la demanda de consumo. Mientras que la tasa de interés es positiva, la restricción al efectivo limitado crea la curva MM (oferta monetaria) vertical.
Figura 2
Trampa de Liquidez
[pic 2]
En la figura 2 podemos ver que ahora un aumento de la oferta monetaria que desplaza la curva MM, puede aumentar el producto, hasta el punto 2. La capacidad productiva o potencial se encuentra en el punto 3. Como la tasa de interés nominal no puede ser negativa, cualquier aumento de la oferta de dinero más allá del punto 2 no va a tener ningún efecto sobre el consumo. Entonces a partir del punto 2, un aumento de oferta monetaria, sin importar lo grande que sea, no puede estimular la economía vía interés nominales más bajos, en consecuencia, no puede llevar a la economía al pleno empleo ubicado en el punto 3. La economía se encuentra entonces en una trampa de liquidez.
En los últimos tiempos los países industrializados han podido controlar la inflación a tasas bajas y estables. Sin embargo, perturbaciones inesperadas de la oferta o demanda agregada pueden causar recesiones y menor inflación, incluso, hasta deflación.
La deflación es la baja generalizada y prolongada del nivel general de los precios de bienes y servicios en la economía, o una negativa tasa de inflación persistente. Al igual que la inflación tiene muchos costos para la economía. Algunos economistas dicen que estos costos pueden llegar inclusive a ser mayores que aquellos producidos por una alta inflación, porque es difícil que el producto aumente. Esto se debe a que la deflación desincentiva el gasto privado y la inversión, porque los consumidores esperan que caigan aún más los precios entonces prefieren ahorrar hoy y esperar los precios bajos en el futuro. Este menor gasto, disminuye el valor y la cantidad de las ventas de las empresas, y en consecuencia desanima la producción y aumenta el desempleo.
Algunos costos de la deflación son similares a los de la inflación, como por ejemplo, los costos de menú; la redistribución de la riqueza entre deudores y acreedores, el valor real de las deudas aumenta provocando así serios problemas financieros a las empresas; el salario real sube afectando al mercado de trabajo, las empresas contratan a menos personas porque sus costos aumentan. Esto puede causar un grave problema económico, debido a los efectos de una mayor deflación sobre las expectativas de inflación y la tasa de interés real.
La causa de una deflación según Willem H. Buiter (2003)[2] es la falta del crecimiento de la demanda agregada, por lo menos a la tasa de crecimiento del producto potencial. Se puede decir entonces que recientes periodos deflacionarios son el resultado del aumento de la productividad más rápido de lo esperado, donde la demanda agregada no aumenta en la misma proporción.
Aunque existan algunas perturbaciones inesperadas en la economía e incertidumbre sobre el lapso de tiempo que le llevara a la economía responder a la política monetaria, los bancos centrales tienen algunos instrumentos para predecir cómo va a estar la producción y la tasa de inflación el futuro.
Si los bancos centrales esperan una recesión, y una baja tasa de inflación, incluso una deflación, los bancos centrales van a querer disminuir la tasa de interés para aumentar la producción vía gasto de inversión. Sin embargo, si la tasa de inflación ya es muy baja, hay deflación y hay una baja tasa de interés nominal, los bancos centrales no podrán hacer mucho. Como la tasa de interés nominal no puede ser negativa, ya que los agentes preferían tener efectivo antes que prestar dinero a una tasa de interés nominal negativa, entonces la economía se queda en lo que se llama una trampa de liquidez donde hay una prolongada recesión y deflación.
Algunas causas de la trampa de liquidez según Krugman (1998)[3] son, que el precio esperado es menor al precio efectivo, entonces la sociedad espera una deflación y provocando que los precios se mantengan bajos. Según el efecto Fisher con su ecuacióna largo plazo, una disminución de la inflación causa a la larga una baja igual de la tasa de interés. Otro efecto sería que el futuro ingreso real esperado sea más bajo que el ingreso actual. En estas condiciones, es muy difícil persuadir a las personas a que gasten más para que la economía salga de la trampa de liquidez y deflación. Una solución tal vez sería una tasa real de interés negativa. Un último caso sería cuando las personas tienen bajas expectativas de su nivel de ingreso futuro, aunque la tasa de interés nominal sea cero, van a querer ahorrar más de lo que la economía puede absorber. En este caso, aunque el banco central aumente la oferta monetaria, la economía no va a llegar a su pleno empleo porque no va a haber un aumento del consumo e inversión. [pic 3]
Caso de Estudio: Japón
En Japón la deflación medida por el Deflactor del PIB empezó en 1995. Desde 1999 hasta el 2003 este indicador bajó en 1 a 2 por ciento por año. La deflación medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) empezó en 1999 y desde entonces hasta el 2003 el IPC bajó en menos de 1 por ciento por año. La mayoría de los analistas de la deflación en Japón han concluido que las principales causas fueron errores de política monetaria y la inhabilidad para tomar decisiones eficientes frente a problemas microeconómicos en el país.
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