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Las Compañías Petroleras


Enviado por   •  1 de Octubre de 2013  •  1.024 Palabras (5 Páginas)  •  186 Visitas

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Ciudad de México (1927-2012)

In memoriam

Reseña: Jesús Soriano Fonseca

¿Por qué se van primero los hombres

buenos,

sabios e inteligentes, dejándonos solos en

este México bárbaro?

Seguramente ya nos espera en el Mitla

escuchando música para dios

Homenaje de cuerpo presente en el

Palacio de las Bellas Artes

El pasado 10 de septiembre de este año

2012, dejó de existir en el sentido biológico

Don Ernesto de la Peña Muñoz. Fueron 84

años de generosidad, humildad y sabiduría,

una verdadera “cultura ambulante”. Escribir

su nombre con mayúsculas o decir unas

cuantas palabras es poco homenaje o poco

reconocimiento a quien con su sola presencia

y su inconfundible voz, pero sobre todo su

humanismo, sabiduría e inteligencia, le hicieron

merecedor de algunos premios humanos

si tomamos en cuenta su enorme estatura

intelectual y epistemológica.

Leía en 33 lenguas diversas, hablaba en

cinco idiomas y tenía la habilidad de traducir

de manera directa del griego o del latín

cualquier obra ya sea de occidente o del lejano

oriente.

Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras

de la UNAM, cursó la carrera de letras clásicas,

en donde estudió a los filósofos presocráticos,

filosofía de la ciencia, idioma árabe, sánscrito

y lingüística indoeuropea. Traductor del griego

y latín, realizó estudios de sánscrito y chino

en el Colegio de México, hebreo en la Escuela

Monte Sinaí y de manera independiente

lenguas occidentales y orientales. Tradujo

directamente del griego original los Evangelios

de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Esto

manifiesta su interés en una de sus muy

amadas disciplinas que eran las religiones,

especialmente la católica, por lo tanto, muy

interesado en los textos bíblicos.

Ernesto de la Peña fue un sabio humilde y

sereno, un Sócrates de silencios y de palabras

precisas, un Confucio del que manaban

constantes enseñanzas, el hombre bondadoso

que se prodigaba en la amistad, un hombre

dulce que no imponía su indudable autoridad,

recordó Jaime Labastida, poeta y director de la

Academia Mexicana de la Lengua, durante

el homenaje de cuerpo presente que recibió

en el Palacio de Bellas Artes el ensayista y

lúcido pensador, fallecido a causa de un paro

cardiorrespiratorio.

Dijo también Jaime Labastida: he perdido

a un amigo entrañable y por encima de mi

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pérdida personal, debo decir que la AML ha

recibido un golpe brutal del que le será difícil

recuperarse. Aun por encima de la pérdida que

sufre nuestra Academia, añado que nuestro

país ha perdido un hombre insustituible e

insólito… Tardará mucho tiempo en nacer,

si es que nace, un varón tan claro, tan rico

de aventura. Tardará mucho tiempo en

nacer un hombre tan audaz, tan tierno, tan

imprescindible como Ernesto de la Peña.

El conocimiento tan amplio de Don

Ernesto de la Peña no podía circunscribirse

a la cátedra, por lo tanto, trató en todo

momento de socializar su enorme sabiduría y

afición a la ópera a través de varios medios de

comunicación, entre ellos la estación de radio

Opus 94. Así mismo realizó comentarios para

la Metropolitan Opera House.

El maestro contaba que su primer

acercamiento con el alfabeto griego fue a los seis

años, debido a la instrucción que le dio un tío

materno con el que se crió.

Su humildad, a la par de su conocimiento,

le salía por los poros. Así entonces fue o era

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