Las Ideas No Se Imponen, Se Proponen

Una persona autónoma es dueña de sus decisiones, impulsos iniciativas y renuncias sabe lo que quiere se lanza a conseguirlo teniendo en cuenta a los demás pero sin dejarse manipular; ser autónomo es saber desenvolverse por uno mismo y vivir en medio del mundo con eficacia y productividad Dios nos creo libres para hacer, elegir y tomar decisiones con autonomía y conciencia de las acciones realizadas.

Si pensamos en el futuro no sentiríamos bien como padres o madres si nuestro hijos fueran capaces de luchar contra las dificultades y adaptarse a las distintas situaciones de la vida, capaces de establecer relaciones afectivas, solidas y duraderas; responsables de sus actos, capaz de tomar sus propias decisiones llegando a que sea capaz de valerse por sí mismo en definitiva sean autónomos, aunque para llegar a este fin es de gran carácter personal teniendo en cuenta dos conceptos básicos que son el auto concepto es la idea que uno tiene de sí mismo y la autoestima que es la valoración que uno hace de si mismo, si esto es positivo se puede llegar a una estabilidad emocional, equilibrio personal y salud mental y si es negativo se obtiene una fuente permanente de insatisfacción para ello se cuenta con recursos como el buscar modelos de identificación, poner a prueba los demás y retirarse al mundo de la fantasía buscando un escape de la vida real la cual a veces se siente como no satisfactoria pues la gente suele decir que tal o cual persona no se ha encontrado todavía a sí mismo. Pero la autonomía no es algo que uno encuentra, es algo que uno crea. Nadie es sujeto de la autonomía de nadie, por otro lado, nadie madura de repente, a los 25 años; las personas van madurando todos los días, o no. La autonomía, en cuanto maduración del ser para sí, es proceso, es llegar a ser y no sucede en una fecha prevista, si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.

Para mejora la autonomía se debe elogiar y no ridiculizar, descubrir sus cualidades, enseñar a sentirse orgulloso de sus logros, valorar sus opiniones, evitar sobreprotección, enseñar a ser responsable entre otras; así podemos decir que el respeto a la autonomía y a la dignidad de cada uno es un imperativo ético y no un favor que podemos o no concedernos unos a los otros en donde la conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros.

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