Las Practicas Pedagógicas: Tecnología y Educación
Enviado por Daniel Muñoz • 3 de Junio de 2019 • Ensayo • 1.856 Palabras (8 Páginas) • 107 Visitas
Daniel Arturo Muñoz García
Juan Sebastián Acosta Marín
Una de las principales características del siglo XX, es cómo las innovaciones científicas y tecnológicas se acrecentaron una tras otra al mismo tiempo que las necesidades económicas y laborales de esta época. A medida que este desarrollo tecnológico avanzó, se crearon nuevas herramientas cada vez más implementadas en el campo de la pedagogía con el fin de realizar el proceso educativo y hacer que el acceso a la información fuera más accesible, dejando de lado las barreras de espacio y tiempo a las que solía enfrentarse el docente tradicional. Por lo tanto, aunque genera nuevos retos para él, su objetivo principal sigue siendo facilitar su labor. ¿Podemos entonces decir que el rol del maestro podría ser reemplazado por las nuevas tecnologías en un futuro cercano?
Con la llegada del televisor durante la primera mitad del siglo XX, surgieron nuevos deseos de adaptar las innovaciones tecnológicas dentro de un ambiente educativo. “La enseñanza por teledifusión permite dar clases por medio de las redes de televisión, evitando costosos desplazamientos…Sin embargo su inconveniente es que establece una relación en un solo sentido” (p220). Es decir, que el uso de la tecnología de este modo, desde sus inicios ya presentaba nuevos inconvenientes y requirió de una forma más acentuada la participación del docente, pues la interacción directa rompía la unilateralidad de la educación por teledifusión. Aunque su desarrollo ha avanzado notablemente y a su vez, aportado y mejorado en muchos aspectos el acto pedagógico, la realidad es que estamos muy lejos de que estas nuevas tecnologías puedan reemplazar del todo al docente.
Partiendo desde el uso de los elementos disponibles durante el siglo XX, procesadores de texto, calculadoras, impresoras, entre otros que han acompañado por décadas las actividades estudiantiles, durante el auge de la internet y la tecnología se han añadido infinidad de elementos nuevos a la lista como tableros interactivos o aulas virtuales, solo por mencionar algunos de ellos, útiles para la pedagogía en escuelas y universidades. Esta utilidad hace innegable que la tecnología presente una gran ventaja al ser usada en la educación ya que permite interactuar y relacionarse directamente con la información, volviéndola más llamativa especialmente para niños pequeños y más dinámica para jóvenes.
Además, este interés que produce por sí misma la tecnología, es una de las razones por las que es cada vez es más frecuente su implementación en el campo de la auto-enseñanza, que puede ser beneficiosa desde edades muy tempranas si se lleva a cabo correctamente. Alejandro Adler, director de Educación Internacional del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania, desarrollo en su trabajo titulado “los estudiantes deben aprender a seguir aprendiendo” la importancia de factores extraescolares que influyen en el desarrollo de un individuo entre los cuales destaca, a modo de ejemplo, el caso de niños que desde muy cortas edades inician un proceso de autoaprendizaje (normalmente guiado de forma parcial por los padres) gracias a la tecnología a la que tienen acceso. Sin embargo, este proceso se realiza únicamente con un fin recreativo, por lo que puede ser llamado autodidactismo inconsciente hasta cierto punto. La información adquirida gracias a este proceso puede ser bastante, pero se verá limitada con el paso del tiempo, pues dejará de ser nueva al no estar enfocada hacia el aprendizaje intencional. Esta práctica, sin embargo, reaparece comúnmente en jóvenes y adultos jóvenes que usan la tecnología como un medio de auto-enseñanza consciente, complementando sus estudios anteriores y proporcionando otros nuevos. ¿Qué ocurre entonces durante la edad intermedia de estos dos grupos, en donde no suele ser muy frecuente esta práctica? Este fenómeno se debe principalmente a que a pesar de tener disponibles los medios necesarios, no ha sido formada la autonomía para aprender, la cual incluye la responsabilidad y la disciplina que se desarrolla en ambientes educativos mediante la instrucción de un docente; el cual se encarga de que generar el hábito de aprender más allá de ver la educación como una obligación, en este orden los medios tecnológicos se usan más como una herramienta para aprender de diferentes formas y no solo como un medio de ocio. Por esta razón vemos que incluso en hoy en día la necesidad de la influencia de un educador en el aprendizaje es de suma importancia, pues en ocasiones ni siquiera los padres logran desarrollar esta autonomía.
Para identificar otro de los aspectos en que puede evidenciarse dicha necesidad de que exista un acompañamiento o guía (por parte del docente), podemos remontarnos a los años 60, en donde comenzaron a hacerse evidentes casos en donde era necesario que hubiese una buena instrucción previa, para hacer un uso apropiado de los avances tecnológicos. Con la invención de la computadora, se generó un efecto similar al mencionado anteriormente que produjo la televisión. Un buen ejemplo es lo sucedido en Francia en la década de los ochenta con el plan “informática para todos” (Houot, p218). Además de ignorar los requerimientos necesarios para el funcionamiento de los nuevos computadores, se ignoró el hecho de que los docentes también debían ser capacitados para llevar a cabo el acto pedagógico a través de estos. Pues sin previa instrucción, no importa que el estudiante disponga de innovadoras herramientas ya que estas no están diseñadas para guiarlo en su proceso de aprendizaje sino como medios de apoyo. Desde su origen, estos (los avances tecnológicos) se han mantenido siempre dentro del límite propuesto anteriormente, independientemente de qué tan complejo o avanzado sea su funcionamiento no logran instruir al estudiante en la manera en que el docente es capaz aun cuando los comparamos con los existentes en la actualidad.
Hasta este punto podemos separar en dos etapas la influencia del docente en el proceso educativo, en donde se ha tratado ya la primera, la etapa instructiva. Dirigiéndonos ahora hacia la segunda, en donde reconocemos que el docente es más que esencial, la etapa evaluativa.
La evaluación, en términos de Hadji, juega un papel fundamental al momento de valorar cómo el estudiante se desarrolló a lo largo del acercamiento a “las expectativas sociales particulares” previamente definidas por el docente o por la institución educativa. Por lo que se hace necesario, de acuerdo a esta afirmación, comparar la función que la tecnología desempeñaría dentro de la evaluación de ámbito social con la que realiza el docente.
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