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Licenciada En Derecho


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2013  •  1.335 Palabras (6 Páginas)  •  240 Visitas

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La soberanía y el poder constituyente

La soberanía

El concepto de soberanía y el vocablo que lo expresa han tenido diversas acepciones que dificultan seriamente su precisión. En el pensamiento jurídico-político ha denotado ideas distintas. Aristóteles hablaba de “autarquía”, que como afirmaba Jellinek, era sinónimo de “autosuficiencia”, es decir, implicaba la capacidad de un pueblo para bastarse a sí mismo y realizar sus fines sin ayuda o cooperación extraña. En Roma se utilizaban las expresiones “maiestas”, “potestas” o “imperium” que significaban la fuerza de dominación y mando del pueblo romano. Durante la Edad Media la soberanía equivalía a “supremacía”, “hegemonía” o “prevalencia” entre el poder espiritual representado por el papado y el poder temporal de los reyes. En los siglos XVII Y XVIII la idea de la soberanía o del pueblo la daban las corrientes del pensamiento jurídico-político con Locke, Montesquieu, Sieyés y Rousseau, según sus respectivas doctrinas. En el siglo XIX Benjamín Constant, quien ejerció notable influencia en el pensamiento jurídico y político de los países iberoamericanos y en España afilia la tesis que dice: “La soberanía, dice, reside en la totalidad de los ciudadanos; ello debe entenderse de modo que ningún individuo, ninguna fracción, ni asociación parcial puede atribuirse el poder supremo si no le ha sido delegado”.

Para el distinguido maestro de Heidelberg o sea Jellinek, “la soberanía es la capacidad de determinarse por sí mismo desde el punto de vista jurídico”. Para el maestro mexicano De la Cueva “La soberanía es la cualidad del Estado de auto-determinarse o de auto-organizarse; el Estado no está subordinado a un derecho natural que no existe, pero tampoco es el Estado un poder que conduzca a la anarquía porque ello es la destrucción del propio Estado; en consecuencia, el Estado es quien debe de dictar su constitución. Ahora bien cuando el Estado dicta su constitución sin la intervención de ningún otro poder, cuando actúa como poder supremo e independiente, decimos que es un Estado soberano.

Así que en conclusión la soberanía es la cualidad del poder del Estado, que le permite auto-determinarse y auto-organizarse libremente, sin intervención de otro poder, de tal manera que el estado soberano dicta su constitución y señala el contenido de su derecho y el pueblo es el único titular de la soberanía.

La soberanía entonces es un atributo del poder del Estado, de esa actuación suprema desarrollada dentro de la sociedad humana, que subordina todos los demás poderes y actividades que se desplieguen en su seno por los diversos entes: individuales, sociales, jurídicos, particulares o públicos que componen la colectividad o se encuentren dentro de ella.

La soberanía es: única, inalienable, e indivisible, reside en el pueblo o en la nación.

El poder constituyente

El término y la idea de “poder” significa actividad, fuerza, energía o dinámica. Ahora bien, el adjetivo “constituyente” indica la finalidad de esta actividad, fuerza, energía o dinámica, y tal finalidad se manifiesta en la creación de una Constitución que, como ordenamiento fundamental y supremo, estructure normativamente a un pueblo bajo diferentes y variables ideologías de carácter político, económico y social.

En otras palabras el poder constituyente es una potencia “puissance” en francés, que encaminada a establecer un orden constitucional, o sea una estructura jurídica fundamental de contenido diverso y mutable dentro de la que se organice un pueblo o nación, que encauce su vida misma y se normen las múltiples y diferentes relaciones colectivas e individuales que surgen en su propio desarrollo.

En el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau y de Manuel José Sieyés ya se manejaba este concepto de poder constituyente, como una capacidad dinámica, inherente a la voluntad general de crear un ordenamiento constitucional.

Para que el poder constituyente logre su objetivo esencial consistente en implantar el derecho fundamental y supremo que se expresa y sistematiza normativamente en una constitución, se requiere por modo indispensable que ese poder tenga la hegemonía suficiente para imponerse a todas las voluntades que dentro del conglomerado humano suelen actuar, así como para no someterse a fuerzas ajenas a ese.

Así que el poder constituyente debe ser supremo, coercitivo e independiente:

 Supremacía: se traduce en que debe actuar sobre

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