Los Derechos Humanos De Los Migrantes En El Marco De La Diversidad Multicultural En América Latina
Enviado por luisgraco • 3 de Marzo de 2014 • 7.366 Palabras (30 Páginas) • 487 Visitas
Los derechos humanos de los migrantes en el marco de la diversidad multicultural en América Latina.
Mesa 1 Migración, trata, tráfico y derechos humanos.
b) Políticas migratorias y derechos sociales.
RESUMEN
América Latina es una región que se caracteriza por su multiculturalidad, sustentada en
la diversidad de sus pueblos indígenas. Esta diversidad, no obstante, no ha sido un aliciente
para la conformación de sociedades plurales, sino un pretexto para la discriminación, la
exclusión y las violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas.
La migración es un proceso donde se manifiesta con mayor claridad la discriminación
hacia las identidades culturales. En este sentido, las violaciones a los derechos humanos de los
indígenas en su condición de migrantes son sumamente frecuentes sin distinción de si se trata
de migración en situación de regularidad o irregularidad. De igual modo, la integración de los
indígenas a las sociedades de los Estados de destino es un proceso complejo que encuentra
en la discriminación un obstáculo. Ante esta realidad este escrito insta al debate en torno a la
necesidad de disponer en el ámbito americano de un instrumento, basado en los principios de
la diversidad, la no discriminación y el acceso al bienestar, que proteja los derechos humanos
de los indígenas en su condición de migrantes.
PALABRAS CLAVES: Pueblos indígenas-Multiculturalidad-Migración-Derechos
Humanos-Diversidad cultural.
INTRODUCCIÓN
América Latina es una región que se caracteriza debido a su composición multicultural.
Se estima que en el continente existen alrededor de 400 pueblos indígenas, cada uno con sus
propios rasgos distintivos. A nivel continental, el porcentaje de la población indígena muestra
variaciones asimétricas de un Estado a otro, como en Bolivia que corresponde a más del 60%
del total de la población mientras que en Brasil apenas alcanza el 0.4%, pero lo cierto es que
alrededor de 5.53% de la población latinoamericana es indígena. Más allá de su peso
demográfico, el carácter multicultural de América Latina se traduce en una riqueza de
identidades culturales que dibujan un conglomerado abigarrado. La existencia de una
multiplicidad de culturas es un factor crucial para la conformación de sociedades plurales e
interculturales. Sin embargo, en América Latina históricamente la multiculturalidad ha tenido
resultados inversos, pues en vez de fomentar la integración de sociedades compuestas de
culturas diversas en constante contacto ha servido como pretexto para la imposición de la
cultura mestiza. García (2008) afirma que a lo largo de la historia ha sido frecuente que la
afirmación de una identidad pretenda su imposición mediante la negación de las otras. En
América Latina esto ha sido una constante desde que las migraciones españolas arribaron al
continente americano. Desde entonces, y hasta entrado el siglo XX, los Estados
latinoamericanos no han buscado la interrelación de las culturas indígenas con la mestiza, sino
que se han empeñado en la asimilación forzada de las primeras. La negación de las identidades
culturales de los pueblos indígenas ha alcanzado sus máximas expresiones en los mecanismos
discriminatorios y excluyentes estructurales que han llevado a los indígenas a vivir en las
condiciones socioeconómicas más deplorables. En efecto, los índices de desarrollo humano
ubican a los pueblos indígenas en los márgenes más bajos de las sociedades. Ante las
condiciones de miseria en la que viven los integrantes de dichos pueblos, la migración se
presenta como una alternativa, ya no de progreso, sino de sobrevivencia. Desafortunadamente,
la migración es un proceso en el que la discriminación muestra su rostro de mayor perversidad
dado que la diversidad cultural es el punto de partida para las violaciones a los derechos
humanos. Como ya se ha mencionado, los actos discriminatorios son de índole estructural. En
este sentido, los Estados en la actualidad no han cumplido con sus responsabilidades en el
respeto a los derechos humanos durante los procesos migratorios. A este respecto es
pertinente mencionar que en la actualidad las políticas migratorias en América Latina, adicional
a la falta de una regulación ordenada de los flujos, no se han diseñado considerando el carácter
multicultural de la región por lo que los indígenas migrantes se encuentran en una
vulnerabilidad extrema a causa de sus identidades culturales las cuales los exponen a mayores
riesgos en comparación con los individuos mestizos. El Informe Especial de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos sobre los Casos de Secuestro en contra de migrantes
(2009), si bien se refiere exclusivamente a sucesos acaecidos en México, ilustra los riesgos a
los que se enfrentan los migrantes en sus travesías rumbo a sus destinos finales. Una de las
prácticas comunes contra los migrantes, que describe el Informe, son los secuestros cuyo
liberación se halla condicionada a la entrega de ciertas cantidades de dinero por lo que quienes
no cubren las demandas con frecuencia pierden la vida. Para los indígenas, esta situación los
pone en riesgo supremo porque no se encuentran en condiciones siquiera de entender las
exigencias de los captores a causa de las diferencias en las lenguas. Asimismo, la extorsión
resulta impagable si se parte de la certeza de que los indígenas viven en la máxima pobreza.
Ante esta indefensión, apenas ejemplificada, las políticas migratorias de los países de tránsito y
destino no consideran una protección especial para ellos aun cuando algunos aspectos
culturales los hagan blanco fácil de la intolerancia y discriminación, ya sea por los traficantes,
las poblaciones locales o las autoridades de las respectivas localidades. Bajo estas
circunstancias, la integración social de los indígenas en las sociedades de destino de la
migración tampoco se da en un contexto de respeto a la diversidad cultural, sino de
estigmatización de las particularidades distintivas de los migrantes como la lengua, las
costumbres o la vestimenta. García (2008) asegura que los Estados modernos surgen alrededor
del principio de la igualdad lo cual no garantiza de ningún modo la interacción de diversas
identidades culturales en contraste con el principio
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