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Los juicios desde la ontologia del lenguaje


Enviado por   •  23 de Enero de 2019  •  Ensayo  •  3.457 Palabras (14 Páginas)  •  386 Visitas

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¿Qué es un juicio?

Los juicios están abarcados en el dominio de las declaraciones, lo que nos permite comprender por qué generamos nuevas realidades cuando los pronunciamos. Asimismo, se diferencian de las declaraciones porque cuando los emitimos no requieren necesariamente que tengamos la autoridad para hacerlo. De hecho, todos los seres humanos en nuestras conversaciones (internas, privadas o públicas) expresamos nuestros juicios de manera habitual y casi inconscientemente, debido a que ellos nos permiten entrar en nuestro futuro con menos inseguridad ¿Qué significa esto? Esto significa que los juicios que emitimos conectan el presente con nuestro pasado y proyectan un futuro desde allí (estructura de temporalidad), por lo que podemos decir que los juicios son conservadores. Asimismo, como nuestra capacidad para observar nuestro presente y nuestro pasado está condicionada, entre otros factores, por los modelos mentales que dirigen nuestras interpretaciones, podemos comprender por qué los juicios que realizamos sobre un evento dado (situación, persona, etc.) son individuales y pueden discrepar entre las distintas personas que observan el mismo hecho. En este punto debemos diferenciar a los juicios de las afirmaciones. Los juicios no son observaciones sobre las cualidades o propiedades de un hecho y no se necesitan evidencias para emitirlos como lo requieren las afirmaciones; por otro lado, las afirmaciones no se mueven dentro de la estructura de la temporalidad (llevar el pasado hacia el futuro) como lo hacen los juicios. Por tanto, los juicios no son ni verdaderos ni falsos, sino que son fundados o infundados (dependiendo de algunos aspectos básicos que debemos considerar para fundamentarlos) y válidos o inválidos (dependiendo si el oyente nos concede o no autoridad).

Después de comprender la distinción de juicio, es importante observar cómo los juicios que emitimos impactan sobre nuestras acciones, sobre nuestras posibilidades.  

Los seres humanos somos productores naturales de juicios porque mediante ellos podemos anticipar lo que puede suceder más adelante. Como nuestros juicios son señales temporales que conectan nuestro pasado con el futuro, requieren que los evaluemos constantemente, ya que algunos de ellos en lugar de abrirnos posibilidades, nos limitan, nos cierran posibilidades para nuevos aprendizajes o para generar innovaciones y no dan espacio para el proceso de devenir de nuestro Ser. Asimismo, debemos ser conscientes de que nuestros juicios no son afirmaciones. Cuando tratamos a nuestros juicios como afirmaciones, no tenemos en cuenta que los estamos formulando desde un enfoque particular y tampoco estamos considerando las posibilidades de aprendizaje y de transformación de los otros. También esta confusión hace que nos rigidicemos y que nuestras posibilidades de coordinación con los otros se vean restringidas.

Podemos decir que los juicios representan la identidad de las personas. Es por lo que, desde el coaching ontológico, debemos aprender a tratar los juicios como las ventanas del alma de quien los emite, ya que ponen en evidencia las emociones y los pensamientos del coachee desde donde los formula.

Los tipos de juicios

Los juicios pueden ser válidos o inválidos, es decir, tendrán o no eficacia social si se otorga autoridad para emitirlos (ej. juez, árbitro, profesor). Entonces, quienes escuchan siempre pueden discrepar, basándose en el hecho de que no han otorgado la autoridad para aceptar esos juicios como válidos.

Por otro lado, cada vez que decimos un juicio debemos respaldarlos. Decimos algo en el presente, según lo que observamos en el pasado y de acuerdo con ciertas expectativas en el futuro. Así, los juicios pueden ser fundados o infundados, dependiendo de si cumplimos o no una serie de requisitos para fundamentarlos.

        

¿Qué es la confianza desde el punto de vista lingüístico?

La confianza pertenece al dominio de evaluación. Es un juicio que hacemos hacia otros (o hacia nosotros) cuando evaluamos las acciones o las acciones lingüísticas. Para poder fundamentar este juicio, nos basamos en 4 pilares (juicios)  fundamentales:

a- Sinceridad: es la coherencia entre lo que pensamos y sentimos internamente, y lo que decimos y hacemos externamente. Si nuestro interlocutor no nos percibe sinceros, su confianza en nosotros se verá afectada.

b- Competencia: son los recursos, conocimientos, capacidades, habilidades necesarias que tiene una persona para realizar una determinada tarea.

c- Credibilidad: esta nos remite a la historia de esa persona. Si la persona tiene un historial de promesas cumplidas confiaremos en ella, mientras que, por el contrario, hay en su historial un buen porcentaje de promesas no cumplidas, nuestra confianza en esa persona se verá afectada.

d- Involucramiento: se relaciona con el nivel de compromiso de una persona para realizar una acción dada. Cuanto mayor sea el involucramiento que percibamos, mayor será la confianza.

Si cualquiera de esos pilares falla, la confianza se deteriora.

La escalera de las inferencias

Suponemos situaciones, nos imaginamos detalles, no paramos de conjeturar. La mayoría de la veces, lo hacemos sin elementos contundentes que nos permitan constatar el grado de realidad entre lo que pensamos y lo que sucede. Vamos tomando decisiones a través de lo que podemos observar de lo que ocurre. De esta forma, vamos armando diferentes escaleras de inferencias.

¿Qué es inferir? Significa suponer, y estas suposiciones van influenciando nuestra manera de decidir y de accionar. Sin darnos cuenta, vamos suponiendo y subiendo mentalmente escalones, hasta llegar a conclusiones que nos preparan para la acción. Es decir que la escalera de inferencias es un mecanismo que utilizamos los seres humanos, conscientemente o no, para decidir sobre la marcha qué podemos hacer y qué no.

Este modelo ayuda a comprender cómo elaboramos mentalmente los pensamientos y creencias que determinan nuestros comportamientos, que van a facilitar o dificultar nuestras relaciones con los demás, pero también con nosotros mismos. Podemos decir que gran parte de nuestra experiencia está formada por ideas que, quizás, nunca hemos comprobado.

De acuerdo a nuestros supuestos subiremos la escalera, alejándonos o no, de la realidad. Intuimos cosas y creamos guiones que, muchas veces no se cumplen, y que nos pueden hacer daño.

Para poder percibir datos necesitaremos un escalón cero que, por lo general, es el de los hechos que acontecen. Los mismos serán observados por nuestros filtros mentales y también por nuestra particular forma de prestar atención. De esta manera, seleccionaremos algunos de los datos que encontremos, para luego dar sentido y tener supuestos, que nos permitirán obtener conclusiones para decidir y accionar. Si bien este es un procedimiento que generamos nosotros mismos, la mayor parte del tiempo lo tenemos en transparencia. Cuando lo distinguimos tenemos la posibilidad de desafiarlo, por ejemplo, buscando fundamentar por el contrario los sentidos que le asignamos a los datos elegidos, encontrando otros resultados.

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