MI PRACTICA DOCENTE, HABITO O EXPERIENCIA.
Enviado por xanducar • 27 de Octubre de 2016 • Apuntes • 1.826 Palabras (8 Páginas) • 206 Visitas
MI PRÁCTICA DOCENTE ES RUTINA O EXPERIENCIA?
Cuando pasan los años y puedes ver cómo logras resolver tantas rutinas y dinámicas dentro de tu quehacer docente, comenzamos a evidenciar la llamada experiencia.
Y como no ser agradecidos con la vida y con las instituciones que me han dado la oportunidad de mirar mi labor como en un espejo, y aprender poco a poco pequeños pero inigualables detalles del que y el cómo un dia es diferente a otro, gracias a la observación y la puesta en práctica de aquella teoría que tantas veces lei y releí para un trabajo o exámen en la Universidad de San Buenaventura, experiencias, consejos y la misma lógica cotidiana que te hace resolver y crear de la nada una propuesta que muchas veces atrapa y que los niños disfrutan o que otras menos afortunadas ni uno mismo sabe como logró resolverlo.
Que a que me refiero?, a algo que ahora, luego de 22 años de iniciarme como docente de preescolar, de mi querida Universidad, me siento orgullosa de contarles en este ensayo. Y si, pareciera mentira, pero así como las mamás nos dicen: “la experiencia mija no es gratuita” siento que soy un ser humano muy diferente y no solo en la vida cotidiana sino en especial en mi tarea como profesora de transición. Y con ello no estoy queriendo decierles que todo me sale bien en el primer intento.
Sentir desde lo más profundo del corazón que aunque conozco el tema que estoy abordando y que cualquier cantidad de dias he llegado a mi escuela Amor al Niño y al intentar iniciar la actividad algo falla, algo no está listo o simplemente no hay disposición de alguna de las partes para llevar a cabo el logro previsto, podria ser motivo de tristeza.
Es entonces cuando sin dificultad y con una energía que aún sigo sin explicar, pasan por mi cabeza ideas y actividades que me hacen sentir preparada para mantener la motivación necesaria en mis alumnos, de tal modo que para mis niños y niñas, estar allí cada mañana, pese al clima, la pereza de madrugar, el regaño matutino de sus mamás para que haga todo mas rápido, no tener desayuno, sentirse indispuestos, vivir lejos y tener que caminar con los zapatos estrechos, ponerse el uniforme incompleto porque la camiseta no se secó la noche anterior, o no querer ver la profesora porque no llevan la tarea que se puso el dia anterior, entre otras situaciones es algo que les da alegrías y ganas de llegar a clase.
De tal modo que esa motivación y venderles la idea de lo que haremos como si fuera una super noticia para empezar el dia, poniendo cara de emoción y sonriendome como si ya supiera que les va a gustar, comienzo a proponer una actividad alterna que nos brinde a ellos y a mi una nueva oportunidad de aprender.
Lo que tal vez no habiamos aprendido… a disfrutrarnos en cada situación y resolver juntos de la mejor manera un sinnúmero de eventos que en su pequeño mundo, en el que no hay que preocuparse aún por las cuentas que hay que pagar, y proponerle a la profesora que juguemos algo; ya me da la delantera en el proceso porque si ya se que lo que mas quieren es jugar, mi propuesta académica se las vendo como un juego, y sin pretender engañarlos, jugamos a ser mejores en todo lo que hacemos.
Mejores de ambos lados, mio como quien acompaña y motiva y de ellos como quienes se esfuerzan y gastan un poquito mas el borrador, corrigiendo la línea que se salió del renglón, o un pie que quedó mas largo que el otro.
Porque en esto de ser mejores es en donde mi ensayo cobra valor, y es que ser mejores no es hacerlo siempre bien y tampoco tener experiencia es saberselas todas. Es poder ponernos frente a muchas situaciones en las que ni siquiera hemos iniciado una actividad académica, pero donde uno debe valerse de sabiduría para no terminar transmitiendo un mal mensaje; como anécdota les cuento:
Una mañana, de un dia muy frio y lluvioso, al llegar a la escuela descargué mis artículos personales en el escritorio y saqué las llaves del salón que estaban guardadas en el cajón, me dirigí a la puerta y los niños fueron llegando uno a uno, unos me saludaban y otros me daban un abrazo sin pronunciar palabra, y todavía no habiamos entrado al salón, yo de a poquitos los saludaba “hola amor”, “hola hijos, mucho frio?, y así seguía intentanto abrir la puerta sin lograrlo. Las llaves que ensayaba ni se movían, y me fue dando como una sensación de “ahora que vamos a hacer?”, y desistí en el intento de abrirla, les propuese a los niños tomarnos de las manos y en un pequeño círculo frente a la puerta, en pleno pasillo, iniciamos las actividades básicas cotidianas, a lo que algunos preguntaron: “profe no pudo abrir la puerta y entonces vamos a hacer las tareas en el corredor?”, me reí y les dije como si lo hubiera planeado: no tesoros: vamos a orar como cada mañana para que así como la puerta está cerrada y queremos abrirla, Dios abra nuestra mente y nuestro corazón para aprender a ser y a hacer. Y así lo hicimos,al final de la oración cantamos y con un poquito de insistencia y las mismas llaves logré abrir la puerta y entramos.
Con esa sensación que no sabe uno como explicarse lo ocurrido, recordé que ese evento ya me habia sucedido en otras puertas, en otros años y en otras instituciones y que no habia hecho nada parecido, todo lo contrario, habia experimentado todas las reacciones: sentí rabia, me desesperé, le dije a los niños sientense aquí en el piso que no he podido abrir la puerta, ya vengo que voy a buscar otras llaves, o dije: que rabia, esto porque me pasa a mi.
Así y mientras recibía los cuadernos de mano de los niños para revisar la tarea puesta para la casa el dia anterior, pensaba: cómo uno se hace mejor de a poquito y como poder mirarse uno mismo desde fuera, como quien mira una película pero el actor es uno mismo, da alegría y no es que todos los dias uno resuelva en positivo, es la forma en que uno puede reemplazar un mal ejemplo o una actitud inadecuada por algo que deje una enseñanza (para ambas partes).
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