MODELO EDUCATIVO CENTRADO EN EL APRENDIZAJE
Enviado por JATYIZ • 22 de Enero de 2020 • Trabajo • 4.991 Palabras (20 Páginas) • 343 Visitas
APRENDIZAJE CENTRADO EN EL ESTUDIANTE (ACE)
La educación ha cambiado conforme surgen nuevos descubrimientos en las diferentes disciplinas asociadas con ella; además, ha sufrido transformaciones debido al efecto de la aplicación de las herramientas tecnológicas y los cambios sociales. No obstante, sería reduccionista señalar que la educación responde sólo aceptando dichos cambios o repite aquéllo que proponen las exigencias económicas o tecnológicas. Por el contrario, las consideraciones pedagógicas ofrecen un nutrido campo de reflexión que acompaña estos cambios de manera crítica y fundamentada.
Diversos estudios en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje han puesto en duda la efectividad de la educación como mera transmisión de datos o información. Por lo mismo, se han presentado reflexiones que proponen realizar una práctica corresponsable entre docentes y estudiantes.
Para entender este aspecto, vale la pena recordar aspectos esenciales de la didáctica. Si bien es cierto que toda educación tiene un interés notorio por el(la) estudiante, en la práctica es comúnmente visto como un sujeto pasivo que recibe la información que el(la) docente le transmite. Sin embargo, esta creencia sobre la condición epistémica del estudiante se ha cuestionado en los últimos años, pues se reconoce que tiene un papel muy relevante en la construcción del conocimiento.
Con el fin de ahondar en el tema, se destaca que toda situación didáctica está conformada por tres elementos: el(la) docente, el(la) estudiante y los contenidos, que integran una relación que se conoce como el triángulo didáctico, donde se muestran las interacciones que los vinculan.
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Dicha representación muestra que la interacción entre tales elementos pone en marcha un proceso de enseñanza-aprendizaje. Debido a la relación que mantienen estos elementos entre sí, ninguno puede ser reemplazado o menospreciado, pues todos tienen un valor específico. No obstante, existen ciertos enfoques que han privilegiado a alguno de los elementos de este triángulo, lo que supone una mayor importancia de uno u otro.
Al dar este énfasis, se orienta la reflexión y la práctica docente, lo que repercute en todas las acciones educativas que se emprenderán en el desarrollo de la clase.
Como ya se dijo, se ha otorgado una mayor importancia tanto al elemento docente y su experiencia, como a los contenidos. En correspondencia, la práctica de dichos énfasis ha generado ciertos estilos de aprender y enseñar. Por ello, algunos(as) profesores(as) tienen un estilo didáctico que se preocupa por atender rigurosamente los contenidos, mientras que otros presentan sus experiencias como capitales relevantes para la generación de saberes.
En este sentido, ha sido común privilegiar la enseñanza que prioriza los contenidos que se deben impartir, al otorgar un rol definitivo y monológico al (a la) docente. Sin embargo, un énfasis que no considere las necesidades, intereses y conocimientos previos del (de la) estudiante no sólo es obsoleto, sino ineficiente, ya que, al insistir únicamente sobre los contenidos, se corre el riesgo de sólo reproducir acríticamente enunciados declarativos sin producir un aprendizaje. Si bien son importantes los contenidos establecidos en los programas de estudio y la manera en que un profesional acreditado ha construido tales saberes, es fundamental que el estudiante experimente su propio proceso, el cual le permitirá construir su trayecto formativo de manera significativa.
Esto implica modificar el estilo del (de la) profesor(a) tradicional, quien elabora unilateralmente los programas, decide los temas a revisar y su calendarización, expone su clase y resuelve dudas, para transitar hacia un estilo que comparta decisiones con el grupo y haga del (de la) estudiante el personaje central en la construcción de su aprendizaje. El (la) docente que realiza tales cambios puede potencializar la adquisición de conocimientos, pues presenta una enseñanza contextualizada, la cual posee aristas para cada estudiante que pueden abordarse de manera autónoma responsable y lúdica, a la par que muestra al conocimiento como un proceso colaborativo. Esto es lo que implica el enfoque del aprendizaje centrado en el estudiante (ACE).
Derivado del modelo por competencias, el ACE cuestiona las prácticas que emulan la enseñanza repetitiva y de corte transmisivo-receptivo, pues éstas priorizan la adquisición de información descontextualizada, por lo cual los resultados de semejante aprendizaje tienden a ser una mera repetición de datos sin un empleo adecuado.
Para atender estas debilidades, el enfoque del ACE se fundamenta en la enseñanza situada, el cual recupera elementos del constructivismo cognitivo y sociocultural para generar un horizonte que reconozca al aprendizaje como un proceso activo donde los (as) estudiantes construyen sus significados y otorgan sus propios sentidos a los contenidos que van aprendiendo.
Este enfoque admite que los procesos intelectuales tienen un valor social, afectivo y de interacción en el seno de una comunidad cuyas prácticas socioculturales tienen determinada intencionalidad. Así, el estudiante se pone al centro de los procesos de aprendizaje, lo que implica la generación de aprendizajes en el aula tomando en cuenta los intereses, habilidades, inquietudes y conocimientos previos del grupo en forma colaborativa y responsable.
Debido a lo anterior, el ACE requiere ciertas acciones de mediación pedagógica en las que se involucre de manera comprometida al(a la) estudiante a través de plantear escenarios realistas, emprender labores de investigación y realización de productos con respuestas propias y personalizadas. Para lograr lo anterior, es fundamental el diálogo y la cooperación entre estudiantes y docentes, lo que, además de generar una enseñanza significativa, implica para el(la) docente manejar ciertos lenguajes, contextos, interacciones e instrumentos.
En tanto carácter situado, la puesta en práctica del ACE se muestra en contextos socioculturales e históricos específicos. Así es como este enfoque prioriza el aprendizaje de los(as) estudiantes como elemento capital del proceso educativo.
Enfoque centrado en el aprendizaje
El enfoque centrado en el aprendizaje implica una manera distinta de pensar y desarrollar la práctica docente; cuestiona el paradigma centrado en la enseñanza repetitiva, de corte transmisivo-receptivo que prioriza la adquisición de información declarativa, inerte y descontextualizada; y tiene como referente principal la concepción constructivista y sociocultural del aprendizaje y de la enseñanza, según la cual el aprendizaje consiste en un proceso activo y consciente que tiene como finalidad la construcción de significados y la atribución de sentido a los contenidos y experiencias por parte de la persona que aprende. Este enfoque consiste en un acto intelectivo, pero a la vez social, afectivo y de interacción en el seno de una comunidad de prácticas socioculturales. El proceso de aprendizaje tiene lugar gracias a las acciones de mediación pedagógica que involucran una actividad coordinada de intención-acción-reflexión entre los estudiantes y el docente, en torno a una diversidad de objetos de conocimiento y con intervención de determinados lenguajes e instrumentos. Además, ocurre en contextos socioculturales e históricos específicos, de los cuales no puede abstraerse, es decir, tiene un carácter situado.
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