Modelo industria turistica

El modelo industria turística, según el método e materialismo dialectico e histórico, deriva el dominio establecido por el ocio mercantilizado sobre el ocio humanista.

El MIT se caracteriza por la existencia de la esencia humana en su mayor parte enajenada, conducta que deriva de aquella situación en la cual el trabajador se encuentra imposibilitado de objetivar, en el producto y en el proceso de producción, su primera necesidad humana, el trabajo, su energía creativa, situación que lo enajena, lo aparta de la posibilidad de afirmarse, de realizarse histórica y dialécticamente como persona en la mayor parte de las actividades turísticamente realizadas, en tanto se encuentra imposibilitado de materializar su creación y recreación ideal con las personas que hacen posible su desplazamiento y emplazamiento geográfico.

Dicha enajenación, derivada del desarrollo humano necesario que origina la aparición de la división social del trabajo, determina que no solo el trabajo, de la persona, se convierta, también en mercancía. Esta pérdida de si, este estado de enajenación individual tiende a expresarse en un sin número de necesidades relativas impuestas desde “afuera” al trabajador.

Determinan el carácter de las relaciones que se expresan en toda la vida social como es el caso de las recreativas, relaciones que suelen efectuarse a partir de criterios cuantitativitas.

La mercantilización, la compraventa, que caracteriza la satisfacción de las necesidades relativas que constituyen el fenómeno que representa el MIT, comprende no sólo los productos físicos sino también los espirituales.

Independientemente de su carácter rudimentario o del grado tecnológico alcanzado, las diversiones, las distracciones y el esparcimiento que como parte del ocio acompañan los desplazamientos de las personas, y que supuestamente han sido libremente elegidas para su realización, en la realidad no sucede así en tanto son los medios de comunicación en propiedad de la burguesía quienes crean la cultura que homogeneiza las necesidades de consumo de recreación turística de la población, situación que permite afirmar que el ocio mercantilizado en el turismo no es más que la continuación, en ésta esfera de la actividad humana, de la enajenación generada en el proceso de producción capitalista, según lo sostenían los filósofos de la corriente crítica arriba referidos.

La práctica del turismo inscrita en el tiempo libre, en el tiempo fuera de trabajo, no hace más que confirmar, sin embargo, la existencia de una doble vida; una dentro del trabajo en donde la persona no se pertenece y otra existencia fuera de la jornada laboral en donde la persona trata de evadir su sometimiento, su enajenación laboral accediendo al consumo de los bienes y servicios que constituyen el ocio turístico mercantilizado, el mundo subjetivo separado del mundo objetivo.

La frontal oposición que ambos aspectos expresan como cualidad del fenómeno del turismo, se deriva de los fines a los cuales sirven en su operalizacion: el incremento de la tasa de acumulación de capital de las empresas privadas que constituyen el MIT, o el desarrollo integral, humanista, científico del turismo en cuya modalidad de materia en movimiento la persona objetiva su esencialidad humana.

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