Nacimientos De Pichones
Enviado por jeanny2812 • 29 de Enero de 2015 • 5.698 Palabras (23 Páginas) • 213 Visitas
Nacimiento de los pichones de canario
noviembre 30, 2011 6 Comentarios
Al cumplirse el decimotercer día desde la postura del tercer huevo comienza la eclosión de los pichones, momento de máxima emoción que compensa todos los esfuerzos del canaricultor. El embrión, provisto de una estructura dura en el borde del pico que suele denominarse «botón», ha consumido totalmente las reservas de la yema y ha llegado a término de su desarrollo.
En este momento comienza a girar sobre sí mismo rozando con el botón la cubierta del huevo, que se va abriendo en dos mitades aproximadamente iguales. La canaria suele elevarse en el posadero inspeccionando el interior alertada por los piares que inmediatamente comienza a emitir el recién nacido. La mayoría de las madres ayudan al pichón a desprenderse de los últimos restos del cascarón, y sacan los fragmentos de éste arrojándolos en un rincón de la jaula.
Estos cascarones vacíos y el sonido de los pichoncillos nos indican claramente que se han producido nacimientos. No nos dejemos llevar por la impaciencia. Esperemos a que la canaria se haya levantado para inspeccionar y no la levantemos violentamente. Macho y hembra se muestran ahora agitados. Especialmente esta última, que a las pocas horas del nacimiento, y a veces inmediatamente, comienza a alimentar a sus pequeños.
Éstos, en cuanto se han secado al calor de la madre, comienzan a levantar el cuello y la cabeza, abriendo el diminuto pico y mostrando el colorido rojo del interior de la mucosa bucal. Es este el reclamo que provoca en la madre el instinto de depositar el alimento en la boca de sus pequeños. Generalmente es sólo la hembra quien ceba en estos primeros momentos, pero algunos machos, muy buenos y experimentados criadores, lo hacen también, aprovechando los momentos en que la canaria se levanta del nido.
Este primer alimento tiene gran importancia para el normal desarrollo de los pichones. Consiste en una especie de papilla segregada por el buche de los padres y mezclada con el alimento especial que en este momento les suministramos. Esta especie de «leche de las aves» contiene principios inimitables si quisiéramos alimentar artificialmente a los pichones desde el primer momento.
Aunque lo indicamos en los capítulos referentes a la alimentación, recordemos ahora que desde que nacen los pequeños, la pareja debe tener a su disposición los siguientes alimentos de cría:
1. La mezcla de granos normal.
2. Pasta de cría, que puede ser cualquiera de las fórmulas, generalmente a base de huevo, que recomendamos en el capítulo antes mencionado.
3. Alimento verde; no sólo por su conveniencia, debida a la riqueza en vitaminas, sino sobre todo porque incita a los padres a regurgitar comida y cebar más frecuentemente a sus pichones. Tampoco debe faltar en ningún momento el famoso «hueso de jibia», que sirvió a la canaria para formar el cascarón de los huevos y que es ahora necesario par la normal osificación del esqueleto de los pequeños.
Aspecto de los pichones recién nacidos
Los canarios vienen al mundo desprovistos de plumas, tan sólo con un plumoncillo, blanco en los pájaros de línea clara y oscura en los que serán melánicos o manchados. Son ciegos y los párpados permanecen ocluidos. Padecen incapacidad para regular su temperatura. Por ello morirían de frío en poco tiempo si la canaria no continuara acostada sobre ellos. El largo cuello muestra por transparencia el alimento que su madre les suministra. El color de esta bolsa nos permite incluso apreciar si han recibido sólo papilla, pasta de huevo o también alimento vegetal. Es importante observar el colorido del interior de la mucosa bucal, lo cual es muy fácil ya que por instinto abren el pico en solicitud de alimento tan pronto como sienten el menor golpecito en el borde del nido o en su cuello.
Si la mucosa está roja y brillante es signo de óptima salud. Vigilaremos si aparece empalidecida o amarillenta, puede estarse incubando alguna de las enfermedades infantiles que en breve describiremos. También hay que observar si el plumón aparece bien seco, como ocurre en los pájaros sanos. Plumón lacio y pegado al cuerpo suele indicar excrementos diarreicos que la madre no consigue limpiar. Durante los primeros días de vida, el nido y los pichones permanecen absolutamente limpios, ya que la canaria extrae con el pico, para arrojarlas fuera o tragarlas, todas las heces de los pichones. Esta operación, puramente instintiva, es fundamental para evitar infecciones que arruinarían la nidada de no estar la madre dotada de tal comportamiento natural.
Crecimiento de los pichones
Poco a poco el padre se va incorporando a la labor de crianza y cebado, ayudando cada vez más a la canaria. A los cinco o seis días de vida de los pichones, ambos reproductores se afanan en su alimentación, y los pequeños abren los ojos. En principio es tan sólo una línea que separa los ocluidos párpados, pronto el ojo adquiere viveza y comienza a desarrollarse la visión.
A partir del sexto día aparecen, primero en las alas, los incipientes cañones, que a partir de los once días se empezarán a abrir para desplegar las primeras plumas.
Hasta los once o doce días, los pequeños reaccionan ante el observador levantando el cuello y pidiendo comida, es decir, en solicitud de alimento. Cualquier objeto extraño que se aproxime al nido desencadena este comportamiento instintivo. Sin embargo, a partir de dicha edad cambia por completo la situación, y pasan a aplastarse inmóviles en el fondo tratando de pasar inadvertidos. Es una nueva actitud, de ocultación, que indica un cambio importante en el sistema nervioso, y que está encaminada a proteger a los pequeños ante posibles depredadores del nido.
Abandono del nido
A partir del día quince o dieciséis, los pichoncillos, ya emplumados, con grandes ojos de expresión inocente y restos del plumón de nacimiento en forma de graciosas «cejas» peludas, comienzan a ponerse erguidos sobre el borde del nido, pían incansables en él solicitando comida y mueven las alas tratando de ensayar su primeros vuelos. Para ese momento la madre estará empezando a ovular y sentirá la necesidad de construir un nuevo nido. El macho ha asumido ya la mayor parte de la tarea de alimentación por cebado. En cualquier momento, primero con gran torpeza y progresivamente con alegría, los pequeños saltarán del nido, serán capaces de subirse a las cañas y acosarán a los padres con su insaciable apetito. Tengamos ahora en cuenta:
Que la canaria siente deseos de construir un nuevo nido, y no debe efectuar la segunda postura sobre el antiguo, que estará a estas alturas muy sucio y deteriorado. Que podría arrancar las plumitas de sus hijos para hacerlo si no volvemos a suministrarle pelote,
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