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Narco-Estado Mexicano


Enviado por   •  20 de Marzo de 2015  •  10.746 Palabras (43 Páginas)  •  226 Visitas

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I. ¿Qué son los Cárteles de la droga?

1. Introducción a los Cárteles

Para comenzar a definir que son los cárteles de la droga, necesitamos saber el significado de su principal producto de venta, el cual es la droga. Droga, es toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración produce una alteración del natural funcionamiento del sistema nervioso central del individuo y es, además susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas.

Los agentes antidrogas de la DEA empiezan a emplear el término de cárteles a principios de los 80. Estas organizaciones para la producción y distribución de droga nunca han sido organizaciones estructuradas verticalmente, como podría serlo una empresa normal, un partido político o un ejército. Con esto se entiende como cártel a una alianza económica, de intereses comunes de una organización delictiva que está bajo una directiva con el fin de obtener una ganancia monetaria a gran escala, sin respetar las leyes del país donde se encuentre que en este caso específico nos referimos a los Estados Unidos Mexicanos.

Sin embargo, estos cárteles no aparecieron de la noche a la mañana, no podemos hablar de ellos sin mencionar decir que su existencia no hubiera sido posible, sino fuera porque existió primero la demanda del consumidor mexicano y, luego la complicidad de los funcionarios gubernamentales tanto federales como estatales, los cueles hacían tratos con los narcotraficantes para poder pasar los retenes militares sin ser detenidos, todo está complicidad fue muy marcada desde el año de 1970.

Dado que el país se electrizo con las noticas sobre la captura de Alberto Sicilia Falcón (Capo de la droga a nivel internacional, relacionado con la familia del expresidente Luis Echeverría), teniendo él una apariencia de artista de cine, sino un gran dominio de influencias dentro del penal, sirviendo lo reos como seguridad privada para él. Contaba con todas las comodidades a pesar de que meses antes había escapado de la prisión de Lecumberri.

Siendo que él era un prisionero, se puede dar a mostrar la gran influencia que tienen los cárteles en nuestro país, hasta en las mismas instituciones donde deberían estar cumpliendo las sentencias por sus crímenes, sin embargo pareciera que están disfrutando de un tiempo compartido con todos los lujos que uno se pueda imaginar.

Esto nos dice que la maquinaria mafiosa funciona al mismo tiempo que el delincuente está, encarcelado. Abogados sobornan o amenazan jueces, hasta los matan si no llegaran a cumplir. Derrumban pruebas con o sin ayuda oficial, dejan pasar el tiempo para poder lograr la libertad oficial y silenciosamente. Nada de escándalos en prensa o telediarios. Cuando esto sucede, velozmente los expedientes son tachados. Les arrancan hojas o de plano los desaparecen. Así, no queda rastro, por eso hay muchas investigaciones pendientes, o truncas ya que estos logran hacer que el rompecabezas se rompa.

Aunque autos, camiones, tráilers, lanchas, yates, casas, aviones y edificios, donde en la mayoría se encontraron paquetes de droga o de dólares, están abandonados por parte de las autoridades, se están echando a perder y volviéndose chatarra; pero de todas formas son pruebas importantes y los jueces las menosprecian porque es más fácil hacerse de la vista gorda que aceptar la muerte de un familiar, y de cualquier forma tener que truncar el caso para evitar alguna otra muerte.

Sin en cambio entre ellos también tienen sus leyes no escritas como: “Jamás un prisionero por tan pestilente delito es abandonado” . Esto nos da a entender que mientras siga vivo, será útil y hay que rescatarlo.

Para esto no les falta defensa legal, normalmente abogados con mucha capacidad, bien pagados, de renombrados bufetes son contratados para estos casos imposibles. Mientas tantos los Cárteles cumplidores envían ayuda total a los familiares del encarcelado, engatusando a custodios de penales, les organizan visitas a la hora y el día que se les antoje. Por eso cuando los mafiosos dejan la cárcel, están comprometidos a retomar inmediatamente el que hacer del narcotráfico.

Pero sucede todo lo contrario si el encarcelado, después de capturado o sentenciado, no aguanta y suelta la boca. La autoridad se enteró quien le ordenaba y cuanto le pagaban. El riesgo inmediato es que algún desconocido lo asesine en la prisión. También les va muy mal cuando cambian de chaqueta y se ponen la de testigos protegidos. Entonces sí, hasta la familia paga las consecuencias, que en la mayoría de las veces son mortales. Siendo esto un ejemplo de que si estas dentro te conviene quedarte mejor ahí, porque solo puedes salir con las patas por delante, sino es que tu familia sale primero.

Conocido todo esto por secretos a voces, la perspectiva de los Cárteles se ha logrado llegar a formar parte del imaginario literario latinoamericano, como un personaje central, ahí el negocio de las drogas y sus repercusiones han sido recreadas como parte de la nueva realidad, tal como lo describe Gabriel García Márquez en su narración laberíntica dedicada al tema del narcotráfico, la cual se titula Noticia de un Secuestro. O en las novelas también exitosas: La Reina del Sur de Arturo Pérez-Reverte y La virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo.

Pero como lo sabemos México no es un país de lectores, sin en cambio eso no lo deja exento del mundo del narcotráfico, y podemos encontrarlo en todos los famosos narco-corridos que son cantados principalmente por las bandas gruperas.

Todo esto nos señala que el Cártel, aunque muchas veces conocido como capo, el narco o como se le prefiera mencionar, es una figura pública muy importante, tanto en los secretos a voces, la música mexicana, y las propias oficinas gubernamentales donde unos lo apoyan y los otros fingen atraparlos pero sin hacerlo por miedo a sus familias.

2. Los “Narcojuniors”

Este término tan peculiar surgió debido a que a las filas del narcotráfico, ya no solo son únicamente hombres desempleados, o ex convictos, sino jóvenes desde 13 años, pero no por falta de recursos porque estos provienen de familias económicamente pudientes. Ellos buscan una gran aventura a través de retar a la muerte en las misiones de muerte que comandan los Cárteles en contra de los militares o contra otros Cárteles.

Alberto Gonzáles Ortega era un joven de buena familia en Tijuana, por desventura o en busca de una buena aventura, se enredó con los gruesos hilos de la mafia. Entro en 1996 al catálogo de los Narcojuniors tijuanenses, del cual se conoce

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