Obligaciones En Roma

La obligación romana nació en tiempos arcaicos dentro del terreno de los delitos. Originalmente, la comisión de un delito hacía surgir a favor de la víctima o de su familia, un derecho de venganza eventualmente limitado por el principio del talión, el cual, mediante una composición podía transformarse en el Derecho de la víctima o de su familia a exigir cierta prestación del culpable o de su familia. Como garantía del cumplimiento de tal prestación, un miembro de la familia del culpable quedaba ob-ligatus, o sea, “atado” en la domus de la víctima como una especie de rehén.

El desarrollo y evolución de una sociedad conlleva un gradual alejamiento de sus formas primarias de vida y crece la necesidad de intercambios, tanto entre los miembros de una misma comunidad, como entre esta y otras con las cuales se establecen nuevos vínculos y nexos, por el aspecto cultural y económico.

En la época romana antigua, las relaciones de este tipo son aún muy escasas, entre las diversas familias, que viven autárquicamente, cada pater familiae, por principio, debe ser libre con respecto a los demás, no debe llevar sobre si obligación alguna, fuera de las propias del ámbito familiar, al menos que sean por razones netamente necesarias, y en el supuesto caso de obligarse, es decir, de imponerse un deber jurídico en beneficio de otro pater familiae, se entenderá realmente reconocido por el ius civile y exigible por tanto, en caso de incumplimiento, cuando ha sido contraído observando los rituales y formalidades previstas por los antiguas costumbres y luego por las XII tablas.

En aquella época, en que el crédito no se había desarrollado aun, era muy duro constituirse en un obligado, en una estructura socioeconómica autartica, endeudarse era considerado extraordinario y poco aceptable, mas aun pensando en la forma de vida de aquellos primeros romanos, agricultores y guerreros, que no conocían mucho del comercio y la industria.

Por lo común, el cambio o trueque bajo sus diferentes formas era el único negocio que bastaba para la satisfacción de sus necesidades. Pero en ocasiones se hacían imprescindibles para algún pater familiae, un préstamo en dinero, o cosas fungibles como aceites o trigo. Esta práctica era aceptada en la doctrina romana, y se acepta que esta era la más antigua relación de crédito y de deuda, se hacía con el compromiso de restituir el compromiso en un tiempo determinado.

Esta actividad era observada por la sociedad romana de la época como licita, aunque con reticencia, razón por la cual las costumbres antiguas concibieron y admitieron un riguroso tratamiento de la persona del endeudado por parte del acreedor desde el momento mismo en que se realiza el préstamo, sin esperar si se cumplía el pago o no.

Para que se entendiera el préstamo realizado bajo el amparo del ius civile, debían cumplirse con la formalidad o rito denominado nexum, que implicaba una

...