Ontología del Lenguaje
Enviado por larrystam • 28 de Abril de 2018 • Resumen • 2.568 Palabras (11 Páginas) • 251 Visitas
ONTOLOGÍA DEL LENGUAJE – RAFAEL ECHEVERRÍA
Este texto plantea la necesidad de hacer una marcada distinción entre los juicios y las afirmaciones. Para ello, debemos abandonar la antigua interpretación de que el lenguaje describe la realidad.
RECAPITULACIÓN SOBRE LAS AFIRMACIONES
Afirmaciones: Actos lingüísticos en los que describimos la manera como observamos las cosas.
- El lenguaje de las afirmaciones se somete a un mundo ya existente: es el lenguaje de los fenómenos o de los hechos.
- Pueden ser verdaderas o falsas.
- Cuando hacemos una afirmación, se espera que podamos proporcionar evidencia de que lo que decimos es verdadero.
- Las afirmaciones operan dentro de un determinado espacio de consenso social (ej. Para hablar de tiempo usamos: años, meses y días).
- Diferentes comunidades desarrollan diferentes consensos sociales (por acuerdo o tradición) mediante los cuales aceptan algo como verdadero o falso → estos consensos (espacios declarativos) son obligatorios para todos los miembros de la comunidad.
Ej. Comunidad legal: lo que es aceptado como evidencia puede variar de un país a otro. → por lo tanto, lo que es verdadero o falso siempre es un asunto de consenso social.
Una afirmación siempre es una afirmación dentro de, y para, una determinada comunidad en un momento histórico dado.
LOS JUICIOS
- Cuando emitimos juicios no nos comprometemos a entregar evidencia, sino que aceptamos que se puede discrepar de lo que estamos diciendo.
- Pertenecen a la clase de actos lingüísticos básicos llamados “declaraciones”.
- Las declaraciones generan mundos nuevos: las palabras guían y el mundo las sigue.
- Son un ejemplo de la capacidad generativa del lenguaje: creamos una realidad nueva, que sólo existe en el lenguaje, ya que no describen algo que haya existido antes de ser formulado.
- No apuntan a cualidades, propiedades, atributos, etc, sino que residen totalmente en la interpretación que proveen → son enteramente lingüísticos.
- El juicio siempre vive en la persona que lo formula: Si la comunidad otorga autoridad a alguien para emitir un juicio, éste puede ser considerado como un juicio válido para esa comunidad, sin embargo, siempre podemos tener una opinión diferente. → Los juicios no nos atan como las afirmaciones, siempre hay un lugar para la discrepancia.
Los juicios son declaraciones, pero no toda declaración es necesariamente un juicio:
- Muchas declaraciones son formuladas exclusivamente en virtud de la autoridad que conferimos a otros.
- Declaraciones pueden ser válidas o inválidas, de acuerdo al poder que tenga la persona para hacerlas.
- Cuando declaramos algo, nos estamos comprometiendo, implícitamente a tener la autoridad para hacerlo.
- La gente está constantemente emitiendo juicios, aun cuando no se les haya otorgado autoridad:
Ej. Si camino por la calle y alguien me dice: “no me gusta la forma en que caminas”, probablemente le voy a responder: “que te importa.” Sin embargo, si estoy en el ejército o en clases de ballet, la respuesta será probablemente muy distinta.
- Los juicios pueden ser “fundados” o “infundados” de acuerdo con la forma en que se relacionan con una determinada tradición.
LOS JUICIOS Y LA ESTRUCTURA DE LA TEMPORALIDAD
- El acto de emitir un juicio está en un determinado presente. Cuando emitimos juicios acerca de las personas, éstos contribuyen a formar su identidad. Lo mismo pasa con las empresas, países, etc.
- Cuando emitimos un juicio estamos haciendo una referencia al pasado. Esto distingue a los juicios de otras declaraciones: Las declaraciones implican autoridad, mientras que los juicios necesitan, además del compromiso de autoridad, estar basados en observaciones de acciones ejecutadas en el pasado.
- Los juicios también hablan acerca del futuro. Cuando emitimos un juicio estamos implicando que, sobre la base de acciones observadas en el pasado, se pueden esperar ciertas acciones en el futuro.
Importancia de los juicios:
- Nos permiten anticipar las consecuencias de nuestras acciones o las de otras personas.
- Nos permiten movernos en el futuro de una manera más efectiva.
La clave del juicio es el futuro → Si no estuviéramos preocupados del futuro no habría necesidad de juicios.
El pasado es sólo uno de los factores que deben considerarse cuando nos ocupamos del futuro. Hay dos circunstancias particulares en las que nosotros mismos, a través de nuestras acciones, participamos en hacer que el futuro sea diferente: aprendizaje e innovación.
Aprendizaje: Nos permite realizar acciones que no podíamos efectuar en el pasado. Nuestra capacidad de aprendizaje nos permite desafiar aquellos juicios acerca de nosotros mismos y estar abiertos a revisa los juicios sobre los demás.
Innovación: Capacidad de inventar nuevas acciones. Nos permite participar en la creación de lo nuevo.
La capacidad de reexaminar nuestros juicios en forma habitual es una habilidad fundamental para el diseño estratégico.
Estrategia: Forma de pensar el futuro y de diseñar nuestras acciones, que toma en cuenta el hecho de que peste se genera en la interacción con otros y que estos otros pueden modificar sus juicios y por tanto sus acciones de acuerdo, entre otros factores, al juicio que ellos tengan sobre los juicios que nosotros podamos tener sobre ellos.
A pesar de que las afirmaciones pueden parecer más fuertes, son menos flexibles en términos de moverse a través de la estructura de la temporalidad: Los juicios conectan el pasado, el presente y el futuro (estructura de temporalidad). Las afirmaciones no suelen tener la capacidad de llevar el pasado hacia el futuro.
Consecuencia de no hacer diferencia entre afirmaciones y juicios: nos llevaría a tratar los juicios como afirmaciones, lo que restringe nuestras posibilidades de acción. Ej. Si digo “Carolina es incompetente para dirigir reuniones” y lo veo como una afirmación, puedo no ver que esta aseveración es un veredicto que hacemos en el lenguaje sobre la base de acciones pasadas. Al no verlo como un juicio, lo podemos tomar como una cualidad inamovible de Carolina, tan sólida como una afirmación. Al mismo tiempo, la proyectamos hacia el futuro, como hacemos normalmente con los juicios: suponemos que ésta es la forma de ser de Carolina y que seguirá siendo así en el futuro.
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