PERIODISMO, VENDEDORES AMBULANTES
Enviado por joymal • 29 de Junio de 2017 • Ensayo • 754 Palabras (4 Páginas) • 181 Visitas
La Av.10 de agosto, un tramo de encuentro para vendedores informales
En un tramo de la Av.10 de Agosto al centro Norte de Quito, entre las calles Portoviejo y Bogotá se ha proliferado un número considerable de ventas informales. En una salida de tres días se logró contabilizar entre 104 y 119 vendedores que no poseen permiso para trabajar en las aceras de estas transitadas calles.
En el trayecto de esta avenida se encuentra un sin número de productos para el hogar, para uso personal o novedades para todas las edades. El problema no está en la ausencia de la variedad de productos, si no, en la situación laboral en la que se encuentran los comerciantes, llamados muchas veces “vendedores informales”.
José Luis Tapia, de 53 años de edad, comerciante en esta avenida, expresa que la gente de los locales se dirigen a ellos como vendedores informales, alejando a posibles clientes. “Yo vendo jeans para mujer a $13 y licras a $5 es ropa buena y barata y no pago arriendo. Aunque a muchos de por aquí les molesta, la vida no está fácil, tengo dos hijos que necesitan comer y estudiar. No encuentro trabajo por falta de un título de bachiller. Mi salida ha sido buscar trabajo en la calle”.
En el camino se encuentra ropa, zapatos, golosinas, cremas, entre otras cosas, hay muchos productos anunciados a gritos. Unos confunden a los transeúntes, otros llaman la atención y hace que las personas paran para hacer caso a las ofertas y comprar algo de paso. Mónica Zapata, peatona constante de este sector, se refiere a los vendedores informales como gente noble que busca ganarse la vida: “mientras camino a la oficina voy observando todas las ofertas, es como ir a la bahía. Personalmente es muy agradable, encuentro desde ropa para mi mascota como cualquier golosina o tabacos”.
No todos piensan como Mónica, los dueños de los locales o los trabajadores de los mismos, consideran molestoso transitar por una avenida donde las aceras están llenas de ventas, a demás, de negar posibles clientes que visiten sus locales. Ricardo Ordoñez de 28 años de edad, trabajador de una tienda de ropa para damas, dice que le toca salir a gritar y hacer compañía a los vendedores informales, porque estos opacan el local donde trabaja.
De acuerdo con informes oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), un total de 2,7 millones de personas trabajan en la informalidad en Ecuador. Frente a esta situación laboral, en el 2011 se expidió la Ordenanza 280, para regular el trabajo autónomo. El cual establece que el Municipio puede organizar, racionalizar y autorizar los sitios de venta y promover acuerdos con operadores de transporte. Los vendedores deben obtener permisos anuales.
Sin embargo pese a esta ordenanza, no todos parecen lograr obtener el permiso. Un comerciante informal, vendedor de bufandas y toda clase de prendas
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