PROFESIONALIDAD DOCENTE
Enviado por ALFREDITOYO • 29 de Agosto de 2013 • 1.102 Palabras (5 Páginas) • 397 Visitas
AUTONOMIA PROFESIONAL
UNA MIRADA DESDE LA DOCENCIA
La sola mención de autonomía profesional, nos remite inevitablemente a añejos debates sobre su significado, su interpretación, su aplicación y sus resultados. Nos envía al ojo de la polémica, donde es difícil encontrar consenso, pues, la óptica personal es el factor de la discrepancia en la tarea de encontrar un equilibrio que nos invite a la reflexión sobre el tema. No es necesario citar a filósofos, sociólogos, psicólogos, pues de antemano sabemos que aún entre ellos hay divisiones, sus teorías, que en ocasiones se complementan, también se oponen, así pues, tenemos etiquetas como positivistas, relativistas, empiristas, sociobiologistas entre muchos otros más términos, ingredientes de una receta que al final parece no satisfacer del todo las necesidades que originaron su preparación. Es el punto de la docencia donde el debate parece alcanzar su punto más álgido. ¿Se puede ser un docente profesionalmente autónomo? Atendiendo su definición dentro de las áreas de los estudios sociales, tenemos que autonomía es la capacidad de tomar decisiones sin intervención ajena. Desde el momento que actuamos como docentes de cualquier institución, sea de carácter público o privado, nuestra capacidad de decisión queda indudablemente bajo uno o varios tipos de coerción, debemos en primera instancia a seguir un programa que nos es impuesto por las autoridades educativas gubernamentales que puede actuar en sinergia o no con las políticas educativas de la institución, tenemos que sujetarnos a un horario y a una programación de actividades, se tienen que cumplir con todo tipo de obligaciones contractuales, y aunque parezca increíble, la misma comunidad docente es sí otro elemento en el conjunto y como todo pastel tiene su cereza, en el marco de la nueva reforma educativa, hablamos de competencias, que finalmente no es un paradigma nuevo, sino que estando contemplado con anterioridad, resurge con renovados bríos, enarbolando el elemento plus ultra en el albor de la nueva administración. Es un hecho, la definición de autonomía profesional es difícil encuadrarla en la estructura del aparato docente, tal como se concibe. Más allá, quienes hemos ejercido o ejercemos como catedráticos en más de un centro de enseñanza, descubrimos que las políticas educativas institucionales comparten una característica imputable a los organismos vivos, son únicas e irrepetibles de tal manera que el bagaje de vivencias y experiencias que se adquieren en la cotidianeidad nunca han sido ni serán objeto de estudio en libro de texto alguno, paradójicamente, tales vivencias, en ocasiones no provienen del objeto de nuestra enseñanza, sino que emanan de la autoridad en sí, ¿Se puede hablar de autonomía docente cuando la autoridad arbitraria se impone a los principios elementales de la razón?
Se dice y con razón que en los diversos ámbitos profesionales, que el ejercicio de otras profesiones hay libertad de opinión y cátedra, así pues, se pone como ejemplo, que el dictamen de un médico sobre la posible afección de un paciente no de duda ni se cuestiona, ni es sujeta a protocolo impuesto por autoridad alguna. Esto por supuesto es una verdad, pero no es absoluta, de hecho la verdad absoluta no existe, así que evitaremos este término, diremos que es una verdad atenuada. Sucede que si la enfermedad del paciente en cuestión continua, se abre un abanico
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