Pensamiento Económico Que Influyo En La Segunda Mitad Del Siglo Veinte
Enviado por amvega • 20 de Marzo de 2014 • 7.931 Palabras (32 Páginas) • 379 Visitas
El programa de investigación iniciado en 1949 se desprendía esencialmente del diagnóstico de la profunda transición que se observaba en las economías subdesarrolladas latinoamericanas, que evolucionaban del modelo de crecimiento primario-exportador, “hacia afuera”, al modelo urbano-industrial “hacia adentro”.
En los años que siguieron a la segunda guerra mundial las economías latinoamericanas estaban en pleno proceso de industrialización y urbanización, promovido por un rápido crecimiento económico de 5.8% anual entre 1945 y 1954 y por una relajación de la restricción externa que permitió la expansión de las importaciones en 7.5% anual, en ese mismo período .
Esto abría un espacio al fortalecimiento de la ideología industrializante, que comenzaba recién a despertar en la región. La teorización cepalina cumpliría ese papel en América Latina. Sería la versión regional de la nueva disciplina que se instalaba con vigor en el mundo académico anglosajón siguiendo la estela ”ideológica” de la hegemonía heterodoxo keynesiana, o sea, la versión regional de la teoría del desarrollo.
La Industrialización La teoría estructuralista de la industrialización mediante sustitución de importaciones es en esencia un modelo de acumulación, en el sentido más amplio, que se preocupa del crecimiento, la inversión, el empleo y la distribución en el largo plazo, más que de la eficiencia estática como tal.
Su raíz explícita está en una interpretación del desarrollo de la economía de América Latina durante la gran depresión y la segunda guerra mundial que vivió la experiencia de sustitución de importaciones. Más que una estrategia dirigida a la industrialización y al manejo macroeconómico de la demanda, se entendió que este proceso era resultado de la utilización de la capacidad manufacturera instalada cuando las importaciones competitivas disminuyeron y de la lucha de los gobiernos por mantener el gasto en circunstancias que caía la recaudación tributaria originada en el comercio.
La teoría de la CEPAL fue un intento de comprender la lógica de este proceso autónomo, con el objetivo de racionalizarlo, y no de diseñar una nueva estrategia de industrialización como tal. Las tres principales justificaciones para la industrialización sustitutiva se plantearon en la primera formulación de la CEPAL a fines del decenio de 1940 y durante el de 1950.
Primero, la restricción externa al crecimiento se atribuía a la caída de la relación de precios del intercambio para los productos primarios y a las barreras de acceso al mercado para las manufacturas, que necesitaban una fuente interna de crecimiento. Segundo, se advirtió la necesidad social de aumentar rápidamente el empleo para absorber la fuerza de trabajo creciente y ofrecer mejores oportunidades a la fuerza de trabajo subempleada de la agricultura campesina, lo que los sectores primarios de exportación no podían lograr. Tercero, la industrialización bajo la dirección del Estado fue vista como la única forma de generar rápidamente progreso tecnológico, porque los beneficios de un aumento de la productividad en el sector primario de exportación serían percibidos por los importadores y no por los exportadores.
En términos analíticos, este modelo era la consecuencia lógica de modificar tres supuestos básicos del modelo neoclásico de comercio típico: Que un país enfrenta una demanda infinitamente elástica de sus exportaciones a un nivel de precios mundiales dado Que hay pleno empleo y movilidad del capital y del trabajo Que no hay externalidades significativas provenientes de la inversión
Como institución, la CEPAL adoptó lógicamente un punto de vista específicamente regional, opuesto al de la industrialización de un solo país. Esto significaba que la coordinación regional de la sustitución de importaciones se daba por hecha, de modo que las limitaciones de escala de producción que imponía el tamaño del país se superarían con la integración regional.
Modelo de economía abierta de dos sectores de la industrialización mediante sustitución de importaciones. El modelo cepalino de industrialización sustitutivo ligado al deterioro de la relación de precios del intercambio fue diseñado en la forma de dos sectores con formación de precios endógena. Hay dos sectores -el exportador primario y la industria interna- con libre competencia, movilidad del trabajo y rendimientos decrecientes.
La tesis cepalina original (CEPAL, 1951) se basaba en la asimetría de la formación de los precios: la periferia, basando sus precios de exportación agrícolas en bajos costos derivados del exceso de oferta de mano de obra y el centro, aplicando sobreprecios monopolísticos a sus exportaciones industriales para beneficio de sus propias empresas y fuerza de trabajo.
La crítica neoclásica inicial del modelo de la CEPAL estaba dirigida a este segundo argumento de la relación de precios del intercambio: los precios del sector primario deberían subir en relación con los de las manufacturas en el curso del tiempo, debido a la creciente productividad industrial, por un lado, y a la escasez de recursos naturales, por otro.
La CEPAL argumentó que la única forma de acelerar el crecimiento en AL era reduciendo el contenido de importaciones de la oferta, porque para una relación dada de precios del intercambio, las importaciones del centro son función del nivel de ingresos del mismo y de la relación de precios del intercambio, en tanto que las importaciones de la periferia dependen del ingreso de la periferia y de la relación de precios del intercambio.
Dos etapas distintas de la industrialización sustitutiva se distinguieron después. La etapa inicial fue la sustitución de bienes de consumo masivo no duraderos e insumos básicos con protección aduanera y abastecimiento externo permanente de bienes de consumo duradero, insumos complejos y bienes de capital, sobre la base de un mercado interno cautivo, amplio crédito e inversión y una tecnología conocida.
La etapa “avanzada” suponía la sustitución de bienes de consumo duraderos, insumos complejos y bienes de capital. Estos se enfrentarían a un mercado más difícil formado por los exportadores primarios, las ramas de bienes de consumo existentes y consumidores de elite, que exigirían una fuerte inversión en tecnología, amplio respaldo del gobierno y capacidad de competencia en calidad con los proveedores externos.
Un elemento central de este modelo fue la posición de que el ahorro no era en sí una traba al crecimiento. Este no era un concepto keynesiano sobre el nivel de la demanda efectiva, sino más bien una consecuencia lógica del argumento de la CEPAL de que la restricción de corto plazo de la expansión de la producción interna era la disponibilidad de divisas
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