Política De Responsabilidad Social Universitaria (RSU) Un Vistazo A La Propuesta De La Universidad De Panamá.
Enviado por amendezchang • 19 de Julio de 2013 • 5.068 Palabras (21 Páginas) • 660 Visitas
Política de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) un vistazo a la propuesta de la Universidad de Panamá.
Abril Eneida Méndez
Unidad de Administración de la Educación. ICASE
amendezchang@hotmail.com
Resumen
La política educativa de los países responde a la dinámica de los cambios y, necesidades y realidades mundiales, regionales y locales en los que se inscriben. A fines del siglo pasado en la mayor parte de los países, en especial los de América Latina, las políticas educativas universitarias se centraron en el logro de objetivos de carácter cuantitativo (más centros de educativos, más aulas, más docentes, más carreras, entre otros), sin embargo, entrado el siglo XXI las exigencias del nuevo modelo de desarrollo, orientado hacia el logro de la sostenibilidad , con énfasis en el ser humano ha conducido a generar políticas más cualitativas entre las que se destaca, entre otros temas, el de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU).
Se trata de una política de gestión de la calidad ética de la Universidad que busca alinear sus cuatro procesos (gestión, docencia, investigación, extensión) con la misión universitaria, sus valores y el compromiso social, mediante el asocio de actores sociales.
La Universidad de Panamá desde sus orígenes, se ha comprometido de forma ineludible con el desarrollo nacional caracterizado por su permanente vinculación con los sectores más excluidos de la sociedad. En la actualidad ha priorizado en el tema de la RSU dándole una importancia estratégica, al incluirla en su agenda de política para el período 2007-2011. Sin embargo, atendiendo a la culminación de su período de implementación y el desarrollo de un nuevo marco conceptual y metodológico a través de diferentes foros internacionales como la Conferencia Mundial de Educación Superior París 2009, es necesario su revisión y mejoramiento; más aún cuando la RSU es uno de los elementos evaluados para alcanzar la Acreditación Institucional en los componentes relativos a políticas de extensión e igualdad de oportunidades.
Palabras Clave:
Responsabilidad Social Universitaria, política educativa, desarrollo humano sostenible.
Educación Superior y la Agenda para el Desarrollo Humano Sostenible
La entrada al nuevo siglo plantea la discusión del devenir del modelo educativo universitario. En 1998 la UNESCO en su Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI, reconoce que se ha vivido (especialmente durante los últimos años del siglo XX) una “época de expansión espectacular” aunque también examina que se ha “agudizado la disparidad en el acceso”, dado que la estratificación socioeconómica es mayor y es evidente el aumento de las diferencias de oportunidades de enseñanza dentro de los propios países. ( Debe destacarse que estos y otros lineamientos y tendencias de la Educación Superior fueron ampliados y reafirmados en la Conferencia de París 2009).
Aún así reconoce que en los albores del nuevo siglo, se observa una demanda de educación superior sin precedentes, acompañada de una gran diversificación de la misma, y una mayor “toma de conciencia de la importancia que este tipo de educación reviste para el desarrollo sociocultural y económico y para la construcción del futuro”, de cara a las nuevas generaciones. Con este planteamiento queda claro que la educación superior se convierte en uno de los principales temas de la agenda para el desarrollo y como garante del mismo.
Es interesante rescatar en este punto, el planteamiento que se hace en el Primer Informe de Desarrollo Humano (PNUD-1990) en torno al nuevo enfoque desde el cual afrontar el desarrollo, que señala “La verdadera riqueza de una nación está en su gente”.
Esta visión del desarrollo, enfocada en el capital humano, obliga a un replanteamiento de las metas de política educativa para fin de siglo, redirigiendo los esfuerzos, ya no hacia metas tan cuantitativas, sino más bien al logro de objetivos de carácter “cualitativo”, lo cual supone enfoques éticos y solidarios, colocando al ser humano como centro y medida de riqueza.
En el caso de la región de América Latina y el Caribe (ALC) la realidad global nos presenta un escenario, para el siglo XXI, caracterizado por la desigualdad. El Primer Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2010 para ALC, señala que en la región “la desigualdad es alta, persistente y se reproduce en un contexto de baja movilidad socioeconómica” y plantea que esta característica constituye el principal obstáculo para reducir la pobreza, avanzar en el desarrollo humano y para ampliar las libertades y opciones de las personas. Esta situación se presenta incluso a nivel interno de los países, donde de forma notoria de un área geográfica a otra, existen grupos poblacionales en situaciones de desventaja en cuanto a niveles de ingresos, acceso a la salud y a la educación.
Frente a los retos de un modelo de desarrollo enfocado en la gente y el panorama de desigualdad que prevalece en muchas partes del mundo, se potencia la perspectiva del desarrollo sostenible entendido como aquel que "asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades." (Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo, 1987).
La sostenibilidad se convierte tal y como apunta Bybee, 1991 en "la idea central unificadora más necesaria” en el momento histórico de la humanidad". Esta forma de entender el desarrollo se fundamenta en tres pilares: economía, ambiente y el aspecto social; y supone un entendimiento sistemático y holístico de la realidad del mundo. Requiere cambios de mentalidad, ruptura de esquemas de producción, de relacionarnos, un cambio de mentalidad, de la manera en que se entienden y analizan los problemas, requiere además replantearnos nuevas formas de relacionarnos, reflexionar acerca de los valores que nos rigen; de allì que la educación se convierte en una herramienta fundamental para lograr el modelo de sostenibilidad .
No en vano y en esa misma línea de pensamiento, la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI (Delors, 1996) reconoce que: “Frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. (...) como una vía, ciertamente entre otras, pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etc.”
Consecuente con lo anterior el rol educativo se
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