Popol Vuh
Enviado por katitoh_x • 22 de Abril de 2012 • 39.354 Palabras (158 Páginas) • 414 Visitas
POPOL VUH
Las antiguas historias de Quiché
Traducción, introducción y notas de Adrían Recinos
ADRIÁN RECINOS
PREÁMBULO
Este es el principio de las antiguas historias de este lugar llamado Quiché. 1 Aquí escribiremos
y comenzaremos las antiguas historias, 2 el principio y el origen de todo lo que se hizo en la ciudad
de Quiché, por las tribus de la nación quiché.
Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo que estaba oculto, la revelación
por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom, que se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís,
Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Palo, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así llamados.3 Y (al mismo tiempo)
la declaración, la narración conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané,4
amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en las historias
quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.
Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios en el Cristianismo; lo sacaremos a luz porque ya no se
ve el Popol Vuh así llamado,5 donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de
nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.
Existia el libro original, escrito antiguamente pero su vista está oculta al investigador y al pensador.
Grande era la descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, como fue
formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda
de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones,6 como
fue dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida,7 de todo lo creado, el que
da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos el que vela por la felicidad de los
pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en
el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO PRIMERO
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil,
callado y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal,
pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas, ni bosques: sólo el cielo
existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su
extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera
ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible solo y tranquilo.
No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el
Formador, Tepeu, Gucumatz, los progenitores, estaban en elagua rodeados de claridad.1 Estaban
ocultos bajo plumas verdes y azules,2 por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de
grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del
Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la
noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando;
se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera
debía aparecer el hombre.3 Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los
bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la
noche por el Corazón el Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxa-
Caculhá. Y estos tres son el corazón del Cielo.4
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la
claridad, como se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el
sustento.
—¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe (el espacio), que
surja la tierra y que se afirme!. Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No
habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana el
hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: —
¡Tierra!, dijeron y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del
agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los
valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz diciendo: —¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú,
Huracán y tú, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá!
—Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua,
los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas
cuando aparecieron las altas montañas. Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el
Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron,
cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar
sobre su feliz terminación.
CAPÍTULO II
Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los
genios de la montaña,5 los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles,
(víboras), guardianes de los bejucos.
Y dijeron los Progenitores: —¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos?
Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.
Así dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las
aves. En seguida les repartieron sus moradas
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