ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Posibilidades De Una Teoría Crítica De La Educación Contemporánea


Enviado por   •  26 de Agosto de 2012  •  2.218 Palabras (9 Páginas)  •  633 Visitas

Página 1 de 9

Posibilidades de una teoría crítica de la educación contemporánea.

¿Cuáles serían los fundamentos éticos y políticos que podrían sustentar una teoría crítica de la educación?

INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo intentaré hacer un recorrido por algunas de las corrientes pedagógicas abordadas con el fin de buscar los fundamentos tanto éticos como políticos que me permitan pensar una teoría crítica de la educación contemporánea, teniendo en cuenta el lugar que tiene que ocupar la educación en la construcción de una sociedad democrática. Los ejes que me orientarán son: la formación del sujeto, la organización de la sociedad y el desarrollo de la cultura, es decir que la tarea es la de responder interrogantes centrales para la educación como: ¿Qué sujeto queremos formar? ¿para qué sociedad? o ¿qué sociedad pretendemos? y básicamente ¿qué entendemos por cultura? ¿para reproducirla o transformarla?, ¿tiene lugar lo popular?

Las consideraciones en relación a lo mencionado anteriormente serán las bases para replantear de laguna manera la problemática en la actualidad, sin dejar de lado la relación Estado-sociedad-educación, ya que el rol del Estado se fue modificando y por lo tanto la sociedad civil como tal necesita reubicarse.

Al momento de seleccionar las clases y la bibliografía, son muchos los interrogantes que aparecen, teniendo en cuenta que cada una de las corrientes pedagógicas trabajadas realiza aportes que repensados en función de la situación actual y la práctica cotidiana cobran cierta importancia. Así me resulta imposible iniciar el recorrido sin tener en cuenta al Positivismo que muchas veces fue criticado en exceso y con el argumento de lo opuesto, la educación en general y la escuela en particular fueron dejando de lado o desvalorizando cuestiones que hacen a su especificidad como el lugar del conocimiento científico, por ejemplo.

Fueron muchos los cambios ocurridos desde que inicié mi carrera docente y muy particulares las improntas de cada momento, pero lo cierto es que los temas centrales para pensar la educación en cualquiera de ellos y que no pueden ser dejados de lado, tienen que ver con, qué sujeto queremos formar, qué conocimientos son imprescindibles hoy, cuáles son los criterios para la selección de los contenidos a trabajar, tienen que ser significativos, útiles… ¿para quién? Y en el caso de los docentes que estamos en el aula cobra mayor importancia el ¿cómo?

En fin, surgen muchos interrogantes porque es una posibilidad de revisar la práctica actual y construir estrategias que nos permitan trabajar en una época de incertidumbre, en la que constantemente aparecen problemas nuevos que requieren de un abordaje también nuevo.

DESARROLLO

Para poder pensar una teoría crítica de la educación contemporánea teniendo en cuenta la formación del sujeto, la organización de una sociedad y el desarrollo de una cultura, entiendo necesario considerar, en primer lugar, que en Argentina como en los países latinoamericanos el Positivismo ejerció una fuerte influencia en la segunda mitad del siglo pasado y nuestro sistema educacional fue fundado bajo sus lineamientos. La escuela era el instrumento para lograr la identidad nacional y la estrategia era extender la escolaridad a toda la población dando cuenta de que una sociedad se democratiza cuando todos sus miembros participan de un caudal cultural similar. El valor que adquirió la transmisión de conocimiento científico convertido en escolar, fue fundamental y considero que es uno de los aportes que debemos rescatar hoy. Pero para el positivismo el rol asignado a los sistemas educativos y que definió el sentido político de la escuela fue la formación del ciudadano. Por otra parte, podría ser denominado como una pedagogía técnica basada en la transmisión del conocimiento científico, ligado a la idea de que le permitía a la sociedad un progreso indefinido, refiriéndose a un progreso de la humanidad que incluía lo moral. Ahora bien, tomando los aportes de la Escuela Activa en relación a la idea de libertad y autonomía del sujeto que aprende, se renueva el rol de la educación en relación al acto pedagógico y sobre todo al lugar de la misma en una sociedad democrática. Dewey denomina uno de sus libros “Democracia y Educación” y en él enfatiza la cuestión de que tiene que existir un proceso de apropiación significativo por parte del alumno, es decir surgido de sus necesidades e intereses. Esta renovación tiene un sentido político que pone en el centro al sujeto que aprende no ya pasivamente sino como protagonista de su aprendizaje, dándose una construcción real del conocimiento, de normas de comportamiento social o reglas de juego democráticas con la presencia activa del sujeto con su caudal cultural. Destaca que la convivencia de diferentes grupos sociales y culturales es enriquecedora.

Es pertinente recordar que John Dewey cree en la educación como un factor de progreso y transformación social y confía en una racionalidad postulando un proyecto social y político integrador basado en la práctica social sostenida en la comunicación. Coincido con el planteo de proponerla como transformadora de la cultura y de la sociedad, pero primero necesita de la reproducción de ciertos conocimientos básicos, ya que no es posible negar que las nuevas generaciones se van incorporando desde una base preestablecida que aprehenden, que tiene que ver con la transmisión-reproducción de la cultura, en primera instancia.

Desde el punto de vista político, colocar a docente y alumno en una relación no jerárquica, horizontaliza la práctica pedagógica y también la práctica política. Lejos de desautorizar o desacreditar al docente, si bien siempre esa relación va a ser asimétrica, lo importante es que dicha asimetría no implique desvalorización del otro.

Sabemos hoy que la democracia se construye entre los individuos de una sociedad, a través de la interacción, la mediación, la negociación y la construcción de consensos para establecer normas no impuestas. El reconocimiento que realiza Dewey de la historia social y cultural de cada sujeto es reconocido por pedagogos como Mclaren y Girox, ya que permite entender que el objetivo-fin de la educación debe ser el de aportar a la construcción de una auténtica democracia. Entiendo que hoy, ese fin debe ser el motor de la educación.

La idea de ciudadanía como adaptación social tiene que ser dejada de lado para entenderla como Dewey sostiene, que la ciudadanía es una construcción permanente del propio ciudadano y de la comunidad en la que vive, a la que le da la impronta de la dinámica del cambio social por un consenso renovado constante, de esta manera politiza a la educación y le atribuye un carácter ético, en la medida en

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (14 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com