Presencia Reales
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PRESENCIAS REALES
El sentido del sentido
George Steiner
Traducción hecha por Josefina Berrizbeitia y Luis Miguel Isava del texto Real Presences, the Leslie Stephen Memorial Lecture, pronunciada en la Universidad de Cambridge el 1 de noviembre de 1985 y publicada por la Cambridge University Press en 1986.
Nota introductoria
Con la publicación, en 1988, de “Presencias reales”, la obra de Steiner parece cumplir con exactitud y devoción un ciclo. Ya en Lenguaje y silencio (1967) se destacaban claramente los temas que habrían de marcar toda su obra posterior: las relaciones entre lo humano y lo inhumano, la “crisis del lenguaje”, el acercamiento ético a las manifestaciones estéticas y la presencia del silencio como una categoría del lenguaje. Estos aspectos se han revelado tan indisociables, a la luz de sus reflexiones, que han llegado a conformar el núcleo vital de su pensamiento. Testigo insobornable en el siglo de las grandes guerras, del holo¬causto, de los totalitarismos, de la tortura política y el terrorismo, Steiner nos recuerda insistente e inapelablemente que asistimos al derrumbe de los valores en que se fundamenta la civilización occidental. La palabra “humanismo” se quie¬bra ahora en nuestras bocas ante el peso de mentira y barbarie que se le ha hecho soportar. “¿Cómo devolver un sentido a la palabra ‘humanismo’?, preguntaba en este sentido Jean Beaufret. Heidegger, en uno de los pasajes de su carta, respon¬día: “el humanismo consiste en esto: reflexionar y velar porque el hombre sea humano y no inhumano, ‘bárbaro’, es decir fuera de su esencia” (Carta sobre el humanismo). Steiner parece responder a este planteamiento, sólo que su presen¬cia vigilante no se deja ganar por la ilusión de la “cultura”. Así ha mostrado cómo lo inhumano puede convivir con la humanitas y lo que es más repugnante, ampararse en ella; ha apuntado —como Karl Kraus y Fritz Mauthner antes que él— a que la “crisis del lenguaje” es un síntoma insoslayable de la profunda crisis de valores, de la “crisis espiritual” de occidente; ha insistido en la imperiosa necesidad de un acercamiento ético a la literatura y al arte —en la perspectiva crítica y en la creativa— como única respuesta eficaz y cónsona con estos tiempos a ambas crisis y a la barbarie que las acompaña; ha explorado, por último, las posibilidades del silencio no sólo desde el punto de vista ontológico-verbal, como fractura del lenguaje ante una realidad que lo sobrepasa, sino también como alternativa moral ante la verborrea que nos acosa y como actitud humana que se niega a traspasar los límites que demarcan su “esencia”. Un largo camino de investigación lo ha traído de vuelta a sus preocupaciones originales; un camino que lo llevó a adentrarse en la lingüística, en la filosofía del lenguaje (en el campo de la traducción y en el de las relaciones lenguaje-pensamiento), en las matemáticas y la lógica simbólica e incluso en la biología, para intentar explorar las posibles relaciones entre los códigos neurofisiológicos, genéticos y el lenguaje.
Todas esas búsquedas reflejan su profundo interés por lo humano, conce¬bido desde una perspectiva integradora y compleja. Es esa concepción la que penetra e invade “Presencias reales”. Para Steiner la literatura, así como la música, la pintura y el arte en general, es casi lo humano por excelencia: allí el hombre alcanza definición y realidad, es decir, sentido. Por ello, oponiéndose solitaria y valientemente al coro de la crítica más reciente, nos invita a llevar a cabo un acto fundamental —pues en él nos va el ser—, un acto decisivo: “saltar al sentido”, redescubrir la verdad “suprimida” de que las obras dicen algo, algo crucial que hemos olvidado o perdido. Apoyándose en lo que considera uno de los aspectos fundamentales en la obra de sus maestros, Walter Benjamín y Martin Heidegger, reivindica para sí un papel a la vez modesto y central: el de maître à lire (maestro de la lectura), capaz de reconocer la iluminación que se produce en la lectura y entregado a la paciente labor de transmitir esa experiencia que es a un tiempo personal y trascendente. La literatura nos informa —en el sentido etimoló¬gico de la palabra—, revela al mundo y nos revela, “encarna una presencia real de ser significante”. Lamentablemente esto ha dejado hace mucho de ser una evi¬dencia. ¿No es hora ya de que la voz de una conciencia lúcida nos la devuelva y con ella la posibilidad de ser hombres articulados e integrales? Por encima del espectro de estos tiempos, quizá haya que comprometerse con la apuesta que presenta Steiner; no hacerlo sería tal vez negarnos, entregarnos a una escandalosa autoanulación.
Luis Miguel Isava
Caracas, julio de 1989
P. S.: Dos breves agradecimientos. En primer lugar a Rafael Tomás Caldera quien nos estimuló en la traducción e hizo posible su impresión. Luego al profesor George Steiner que nos aclaró dudas y generosamente autorizó la publicación de esta plaquette.
El último cambio de siglo presenció una crisis filosófica en los fundamentos de las matemáticas. Lógicos, filósofos de las matemáticas y de la semántica formal tales como Frege y Russell investigaban la estructura axiomática de la prueba y el razonamiento matemáticos. Las antiguas disputas lógicas y metafísicas en lo concerniente a la verdadera naturaleza de las matemáticas —¿son arbitrariamente convencionales?, ¿son un constructo “natural” que corresponda a realidades en el orden empírico del mundo?— renacieron y se les dio rigurosa expresión técnica y filosófica. La célebre prueba de Gödel de la necesidad de una adición “exterior” a todo sistema matemático autoconsistente y a toda regla operacional, adquirió relevancia formal y aplicada mucho más allá del campo estrictamente matemático. A la vez es justo decir que algunos de los interrogantes que surgieron a finales del siglo XIX y comienzos del XX en relación con el fundamento lógico, la coherencia interna y las fuentes psicológicas o existenciales de la prueba y del razonamiento matemáticos, permanecen abiertos.
Una crisis comparable se encuentra en el concepto y en la comprensión del lenguaje. Una vez más las fuentes lejanas de interrogación y disputa son las del pensamiento platónico, aristotélico y estoico. La gramatología, la semántica, el estudio de la interpretación del sentido y de la vigente práctica interpretativa (hermenéutica), los modelos de los orígenes posibles del habla humana, el análisis formal y pragmático y la descripción de los actos y la ejecución lingüísticos tienen su precedente en el Cratilo y el Teeteto platónicos, en la lógica aristotélica, en las anatomías clásicas y post-clásicas y en las artes de la retórica.
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