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Universum (Talca)
versión On-line ISSN 0718-2376
Universum v.23 n.1 Talca 2008
doi: 10.4067/S0718-23762008000100007
Revista Universum Nº 23 Vol. 1: 116-133, 2008
ARTÍCULOS
FACTORES LABORALES DE EQUILIBRIO ENTRE TRABAJO Y FAMILIA: MEDIOS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA
Andrés Jiménez Figueroa (*), Emilio Moyano Díaz (**)
(*) Psicólogo, Magíster en Dirección de Recursos Humanos, Universidad de Santiago de Chile. Facultad de Psicología, Universidad de Talca, Chile. E-mail: emoyano@utalca.cl
(**) Psicólogo, Docteur en Psychologie, Université Catholique de Louvain, Bélgica. Facultad de Psicología, Universidad de Talca, Chile. E-mail: anjimenez@utalca.cl
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RESUMEN
Chile ostenta récord horario de permanencia de los trabajadores en el trabajo, equivalente a más de 100 días al año, respecto del de países desarrollados. Hay creciente incorporación femenina al trabajo, mecanismos socializadores infantiles debilitados, incremento del divorcio, disminución del tamaño de las familias, aumento de mujeres jefas de hogar y familias monoparentales, de depresión, de estrés laboral y de suicidio, y todo ello aumenta las posibilidades de conflicto entre familia y trabajo. Como contribución a su prevención y solución, se revisa aquí la literatura psicológica pertinente, la que es mayoritariamente extranjera.
Aplicar medidas de política organizacional tales como flexibilidad horaria, permisos, asistencia en labores domésticas y cuidar formas de supervisión, aumentan el bienestar y satisfacción laboral -menor nivel de estrés, más control personal del trabajo y de tiempo familiar-, trayendo simultáneamente beneficios organizacionales al reducir el ausentismo e incrementar la productividad. Culturas organizacionales con alto grado de formalidad y jerarquía, y menor autodeterminación e intimidad, muestran menos bienestar y mayor dificultad para integrar trabajo-familia. Revisar las políticas públicas a la luz de estos resultados, aplicar las medidas referidas, e investigar nuevas medidas apropiadas a Chile son medios para mejorar la calidad de vida en el país.
Palabras claves: Calidad de vida - Equilibrio trabajo-familia - Políticas y medidas organizacionales.
ABSTRACT
Chile holds the record for employees' working time, equivalent to more than 100 days per year above the developed countries. The possibilities of conflict between family and work are intensified by several factors such as women in the workforce, weakened socialization processes for children, rise in divorce rates, reduction of family size, rise on single-parent homes with women as head of their families, higher depression rates, higher indexes of work stress and suicide. As a tool for prevention and possible solution, the present work reviews the relevant psychological literature, which is mainly foreign.
The implementation of organizational policies such as, schedule flexibility, days off, house chores assistance and better supervision practices, improve employee's well-being and work satisfaction. This improvement, expressed in lower levels of stress and more self-control over the work and family time assignation, also implies organizational benefits by reducing absenteeism and improving productivity levels. Organizational cultures with higher levels of formality and attention to hierarchy show less well-being and more difficulty to integrate work and family. Based on this evidence, reviewing public policies, applying the referred measures and researching appropriate solutions to the Chilean context constitute plausible options to improve the quality of live in the country.
Key words: Quality of life - Work-family equilibrium - Organizational policies and measures
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INTRODUCCIÓN
En ciencias sociales existe un consenso fuertemente asentado de que el trabajo constituye una de las actividades de mayor importancia para la integración y ajuste psicológico y social de los individuos. Desde la era industrial el trabajo trasciende la estricta esfera de la economía (Blanch, 1996) para extenderse e insertarse en otros ámbitos relevantes en la vida de las personas y las comunidades, en la experiencia individual y colectiva, llegando en muchos casos a determinarlos (Jahoda, 1987; Hopenhayn, 1994; Blanch, 1996). Debido a la revolución industrial y a los grandes cambios en las formas de trabajar, la emergencia de nuevos valores sociales, la modificación de los mercados de trabajo y los imperativos productivos sobre los trabajadores y sus familias, a menudo se separó temporal y físicamente las áreas de trabajo y familia, considerándoseles como dos dominios independientes. Una de las probables explicaciones de esta separación, se encuentra en la diferenciación de roles, adscribiéndosele al hombre tradicionalmente el papel de sostenedor del hogar y a la mujer las labores domésticas. Esta diferenciación tiende a diluirse en la época actual lo que, como esbozaremos más adelante, conjuntamente con el incremento en la igualdad de derechos entre sexos no ocurre sin consecuencias para el bienestar de la familia.
Según Clarck (2000) es durante la década del setenta cuando en las investigaciones se asume el impacto del trabajo (conductual y emocionalmente) sobre la familia y viceversa. Actualmente, se ha reconocido que una de las condiciones subjetivas de la calidad de vida de los trabajadores radica en la congruencia de la interacción de los ámbitos familiar y laboral, reconociéndose que ambos se influyen recíprocamente (Casas, Repullo, Lorenzo y Cañas, 2002).
Ha habido cambios en la concepción de lo que es o constituye familia (Arriagada, 2005) debido, entre otros, a factores sociodemográficos de la misma, entre los cuales están el aumento de la participación de la mujer en el mercado laboral, el incremento en las expectativas de vida, la existencia de familias con doble ingreso y demandas por el cuidado de los hijos. En Chile, según el último Censo (2002) el hogar nuclear -padre, madre e hijos- sigue siendo predominante (57,0%), sin embargo, respecto a otros tipos, se muestra la persistencia de un aumento de los hogares de tipo extenso (presencia de otros miembros de parentesco distinto a padres e hijos), mientras que se produce un incremento gradual y sistemático, del hogar unipersonal, de 8,3% en 1992 a 11,6% en 2002.
Por otra parte, si al año 1992, el 25,3% de los hogares tenía como jefe a una mujer, tendencia más notoria en los hogares unipersonales (44,9%), los datos del año 2002 indican un aumento al 31,5%. En los hogares unipersonales el 44,8% de los jefes de hogar son mujeres. La jefatura de hogar masculina es de 68,5% del total de los hogares, predominando
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