Práctica docente
Enviado por lucchi • 5 de Junio de 2012 • 1.694 Palabras (7 Páginas) • 370 Visitas
PRÁCTICA DOCENTE
El presente trabajo tiene la finalidad de darnos una visión acerca de la formación y compromiso de los profesores en su práctica docente ya que actualmente el mundo está cambiando muy rápido y necesita de profesionales reflexivos y comprometidos con su trabajo.
El mundo avanza y cambia muy rápidamente, y cada vez con mayor aceleración. De tal forma que los países, empresas y personas que no puedan acomodarse a los cambios quedarán irremediablemente fuera de carrera y de contexto. Cada cinco años los conocimientos se anticuan y son reemplazados por nuevos conceptos. Dormirse, significa llegar a despertar en un mundo al cual no se va a reconocer.
La mente tiene la capacidad y el deber de actualizarse y adaptarse a los nuevos tiempos de manera constante. Es la regla de la evolución transferida al campo psicológico y social. Una sociedad que no evoluciona y se adapta con la suficiente flexibilidad y velocidad está sino destinada a perecer, como mínimo a sufrir las graves consecuencias de reducir su calidad de vida.
Ante una población en constante incremento, y con la presión de nuevas y más sofisticadas necesidades, las sociedades que no evolucionan tienden a incrementar cada día sus mayorías de pobres. En el campo individual no cambiar a tiempo implica sencillamente quedar marginado de la contienda por el progreso y la supervivencia.
Vivimos una era de nuevas especulaciones, de ventanas abiertas aunque las puertas todavía permanezcan cerradas. No debemos volver la espalda al futuro, queriendo que las cosas continúen como han sido hasta ahora, necesitamos enfrentarnos a una realidad cambiante.
Al compás de los cambios tecnológicos la vida se ha hecho más veloz para los individuos, quienes esperan también respuestas más rápidas. Viajes más rápidos, atención más rápida, servicios más rápidos, información más rápida, comunicación más rápida, todo más rápido. Ya nadie está dispuesto a esperar más tiempo de lo que considera aceptable.
El pensamiento creativo se refiere a cómo las personas enfocan los problemas y sus soluciones, su capacidad para reunir las ideas existentes formando nuevas y especiales combinaciones. La capacidad en sí depende en gran medida de la personalidad así como de la manera de pensar y de trabajar de la persona. Su creatividad se verá incrementada si combina en su razonamiento conocimientos de campos aparentemente dispares; en cambio el pensamiento al revés implica tomar conceptos de un campo de la vida y aplicarlos a otro para producir nuevas intuiciones. El pensamiento al revés es una invitación a considerar lo improbable, incluso lo absurdo. Debemos acostumbrarnos a preguntar “¿Por qué?” acerca de lo que ya es, y “¿Por qué no?” acerca de cualquier posible reordenamiento.
En el pensamiento y el discurso docente existe una idea sumamente arraigada: la desvinculación entre teoría y práctica pedagógica. En la formación docente se lidia con esa creencia, manifestada con demasiada frecuencia y sin ambages por los estudiantes en las aulas de clase; los docentes en ejercicio la expresan aun con mayor convicción. La tradición en las aulas universitarias ha sido, y aún sigue siendo, privilegiar la formación teórica, asumiendo que basta que los estudiantes apliquen sin mayor cuestionamiento esos conocimientos al abordar la realidad educativa. Esto supone desmerecer tanto la teoría como la práctica; sucede incluso en las prácticas profesionales docentes realizadas por los estudiantes a pesar de ser el espacio ideal para entender que cada una es expresión de la otra y se nutren mutuamente. De cara a esa tradición, la formación reflexiva es el camino que hace posible comprender la vinculación entre teoría y práctica y que en esa relación se genera conocimiento teórico y práctico, la formación en la reflexión que orienta hacia el análisis de los fundamentos teóricos y la pertinencia de su aplicación, hacia la revisión de las propias concepciones acerca de la educación, su coherencia con lo que se pretende poner en práctica y con lo que finalmente se lleva a cabo. Se trata de enfatizar el compromiso que se tiene de formar docentes críticos, responsables, reflexivos, éticos y capaces de generar saber pedagógico.
El proceso de aprender a enseñar se asemeja a un río al que van confluyendo experiencias, conocimientos, situaciones, que se producen en contextos diferentes e igualmente válidos, en nuestro caso, la universidad y las instituciones educativas que brindan sus espacios y recursos para que nuestros estudiantes lleven a cabo sus prácticas; por tanto, se hace necesaria una cooperación más estrecha entre ambos contextos para que los sujetos implicados: estudiantes, maestros y profesores, aprendan continuamente e investiguen y construyan el conocimiento sobre la enseñanza.
Visto así, el aprender a enseñar, como un proceso continuo y construido socialmente, apunta a transformaciones dinámicas en las prácticas educativas de los docentes. Transformaciones que deben responder a las inquietudes y necesidades particulares de cada uno y a las que sólo se llega cuestionando la propia práctica, reflexionando desde ella.
Cuando se piensa la formación docente es común insistir en la relación que necesariamente tiene que darse entre la teoría y la práctica. Sin embargo, por más que se reitera esa necesidad, son escasas las experiencias formativas que consiguen articular esa relación de manera satisfactoria.
Ante todo, tomemos en cuenta en que reflexionar es cuestionar lo que estamos haciendo, abriéndonos a nuevas opciones o alternativas. Todo lo que hacemos es susceptible de ser reflexionado, cualquier cosa, nuestra vida cotidiana, el trabajo que hacemos, lo que aprendemos, la manera en que nos comunicamos, lo que pensamos o sentimos, obedeciendo a parámetros preestablecidos que no se cuestionan. Por el contrario,
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