Purgatorio Canto 30
Enviado por adriannayelpo • 29 de Octubre de 2013 • 2.286 Palabras (10 Páginas) • 1.495 Visitas
Purgatorio Canto XXX
El Canto XXX se encuentra en la Cima del Monte del Purgatorio en el Paraíso Terrenal o Jardín del Edén. Costa de 144 versos.
Antes de centrarme específicamente en el Canto a analizar, considero importante mencionar y analizar la procesión que es presentada por Dante en el Canto XXIX (V.63 al 114) la cual constituye una alegoría dentro de una alegoría.
Desde el verso 63 al 114 Purg.XXIX Dante detalla los integrantes de dicha procesión la cual es introducida por medio de una primera alegoría “siete árboles de oro”, símbolo discutido para algunos comentarista; unos consideran que representan los siete dones del Espíritu Santo (sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios) y para otros son los siete Sacramentos.
Del verso 81 al 84 Dante hace mención a siete candelabros y luego veinticuatro ancianos representando los 24 libros del Antiguo Testamento, según el cómputo de San Jerónimo y los lirios significan la fe pura en la venida del Mesías.
V.93- Símil: “como luz a otra luz sigue…” los cuatro animales simbolizan los cuatro Evangelios,
“de verde fronda” corona fronda representa la esperanza y perpetuidad vital del mensaje.
En el verso 105 Dante, retoma la visión de Ezequiel I.4 y X. 12 y la de San Juan en Apocalipsis IV-8. Dante marca una diferencia con Ezequiel pues para éste son cuatro alas y para Dante son 6.
Los ojos de que están llenas las alas, parecen sugerir el futuro, en cambio, otros comentaristas, sostienen que las alas son símbolo de prontitud con que el Evangelio recorrió el mundo. Los ojos semejantes a los de Argas, lo son de vigilancia que es necesaria para mantener fuera la verdad evangélica contra los sofismas de que se valen contra ella las pasiones.
V.105- “El espacio que quedaba entre los cuales lo ocupaba un carro triunfal sobre dos ruedas, que iba tirado por un grifo”
El carro representa a la Iglesia, sus dos ruedas significan la ley Antigua y la ley Nueva, desde el momento que en ellas se asienta la Iglesia y su Evangelio.
Otras interpretaciones lo asemejan a la vida activa y la vida contemplativa, el amor a Dios y al prójimo.
El grifo (griego: γρυφος, gryphos ‘león-águila’) es una criatura mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y rabo El motivo del grifo se utilizó en los primeros tiempos del cristianismo en los bestiarios (o alegorías de animales) de san Basilio y san Ambrosio. Representa convencionalmente la fuerza, el valor y la vigilancia.
En esta obra considero que Dante lo utiliza como símbolo de la divinidad y humanidad de Cristo.
Al conjunto se le agregan “tres mujeres en círculo” de colores rojo, verde y blanco, simbolizando las tres virtudes teologales: Caridad, Fe y Esperanza y” otras cuatro mujeres vestidas de púrpura”, las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Templanza y Coraje.
Las “dos ancianas con vestidos diferentes” son los símbolos visibles de los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas paulina, detrás dos santos, San Lucas y San Pablo junto a “Cuatro personas de aspecto humilde” que son la Epístolas generales y el “…Solitario anciano”, solo y dormido, San Juan el del Apocalipsis.
Al comienzo del Canto XXX, Dante retoma la procesión desde el v.v 1-9 “La procesión se detiene. Comienza la representación. (…) El sentido de esa procesión alegórica se le escapa. La misión del salmo ha terminado. Tenemos delante la doctrina nueva, la Iglesia de Cristo con sus profetas y patriarcas, con sus evangelistas y apóstoles, con sus libros santos. Detenida la procesión, uno canta y otros repiten “Ven, Esposa del Líbano” (DE SANCTIS, Francesco, Historia de la literatura Italiana”.
Los siete candelabros son comparados con las siete estrellas de la Osa Mayor, y que se le daba el nombre de Septentrión, “…son el Septentrión del Empíreo (el primer cielo), una constelación que no surge ni se pone y solo puede ser ocultada por el velo del pecado. Allí (en el Paraíso terrenal) esas siete luces marcan el rumbo, como aquí la Osa mayor (el Septentrión más bajo, pues pertenecen a nuestro cielo) guía a los timoneles de los barcos hacia el puerto. Los veinticuatro ancianos que en la procesión seguían a los candelabros y precedían al carro, son llamados ‘gente infalible’, pues el Antiguo Testamento es considerado la misma palabra de Dios” (FABBRI-CRESSATTI, FABBRI-CRESSATTI,Luce “La Divina Comedia de Dante Alighieri”)
El himno que canta uno de los ancianos corresponde al Cantar de los Cantares que según la traducción de San Jerónimo en el octavo versículo dice esas palabras: “Ven, esposa, desde el Líbano”. La esposa es una metáfora de Beatriz.
v.v13-18. Símil “Así como los bienaventurados, cuando llegue la hora del juicio final, se levantarán…” que representa el sonido de las trompetas que harán sonar los ángeles el día del Juicio Final, las almas darán gritos de Aleluya.
“…se elevaron sobre el carro divino ‘ ad vocem tanti senis’ símil que representa el momento que las almas se elevan de sus tumbas, resucitando, “ al llamado de tan augusto anciano” refiriéndose indudablemente a Dios.
v.19-“Benedictus qui venis” (Bendito seas, oh tú que llegas) con esas palabras saludaron los habitantes de Jerusalén a Cristo, pero en este caso el saludo va dirigido a una figura que está por aparecer: Beatriz; y en el verso siguiente se da la preparación para la llegada de ella con la expresión: “ Manibus o date lilia plenis” (Dad lirios a manos llenas).
El arribo de Beatriz se da por medio de una comparación del amanecer con nubes rosadas que permiten divisar el nacimiento del sol, larga comparación entre las nubecitas con las nubes de flores que suben tiradas por ángeles y caen dentro y fuera del carro (V.V 22-32). Dante por entre las flores divisa “una dama coronada de oliva sobre un velo blanco, cubierta de un verde manto y vestida del color de una vívida llama…”. La dama (Beatriz) aparece rodeada de símbolos: las tres virtudes teologales, el velo blanco (la Fe), el manto verde (la Esperanza) y el vestido de color fuego (la Caridad) y la corona de oliva representa la Sabiduría.
Toda la imagen está dominada por el crescendo de los colores que van desde los rosados de las nubes y flores al principio a la llama viva del final. Ese crescendo se relaciona con la “antigua llama” viva que Dante renueva en su sentir.
A continuación Dante exclama: “Mi espíritu, que hacía largo tiempo no había quedado abatido…” es un enunciado paralelo al que aparece en el final del
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