¿Quiénes somos como docentes?
Enviado por Gustavo Adolfo • 8 de Octubre de 2020 • Ensayo • 1.033 Palabras (5 Páginas) • 111 Visitas
Universidad distrital francisco José de caldas
Gustavo Adolfo Grueso Carreño
20162155266
Respecto a la identidad del docente
La pregunta de ¿Quiénes somos como docentes?, aunque sea algo complicada de responder, resulta fundamental para cualquier docente, para lograr situarse en un contexto educativo teniendo de una u otra manera claro su labor, su papel y su importancia como actor y sujeto político en la sociedad, no en vano “todo acto educativo es un acto político” y bien puede ser político en función de continuar reproduciendo las condiciones sociales y el statu quo, o bien puede ser un acto político que conlleve a cambiar la visión de mundo y a emancipar a los sujetos, e incluso a si mismo. Es por ello que en este escrito tratare de ahondar someramente en lo que significa a identidad y del como esta está en relación con la memoria, así como la importancia que tiene esta misma para el ejercicio de la pedagogía.
Cuando buscamos definir la identidad, intentamos dar respuesta a la pregunta, ¿quién soy?, por ello, abordar la cuestión de la identidad resulta una tarea bastante complicada, ya que ella nos ancla a una cultura, a una historia, nos hace partícipes de ella, nos hace parte de un grupo específico y nos acerca y relaciona con nuestros semejantes. Así, “la identidad siempre se construye en relación; es decir, en el mundo de la alteridad, del encuentro con el otro, con lo otro me construyo a mí mismo/a. El yo y el otro, al igual que la identidad y la cultura, no pueden existir separadamente.” (Herrera, Pinilla, Suaza, 2003, p.28). Las identidades se construyen a partir de aquello que identifica, pero también genera barreras hacia aquello con lo cual no nos sentimos identificados, pero esto no es más que una muestra de que las identidades también surgen desde la diferencia, desde aquello que nos dictamina como diferentes ante un otro que es representación de todo aquello que no soy. “Para decirlo en otras palabras, la identidad es posible en tanto establece actos de distinción entre un orden interioridad-pertenencia y uno de exterioridad-exclusión” (Restrepo, 2007, p.26), suponiendo así que para la identidad colectiva hace falta tanto diferenciarse de los demás como ser reconocido por ellos.
Ahora bien, la memoria es una categoría que desde la antigua Grecia ha sido asociada a la idea de la rememoración, de traer algo del pasado al presente, pero la memoria no es una facultad meramente individual, por el contrario “no hay memoria que no sea social [...] en un horizonte de interpretación sociocultural que determina y también posibilita la actividad del recuerdo” (Baer. 2010, p.133). Dicho entendimiento de la memoria como fenómeno colectivo se lo debemos a Halbwachs (2004), quien propone el término memoria colectiva, señalando que no existe ninguna memoria que no esté determinada por un marco social, desde el cual se hace posible, e incluso, determina la actividad de recordar. Es decir que los individuos recrean y resignifican el pasado desde un contexto social específico, y es desde el presente donde se toman los elementos con los cuales se le asigna un significado a los acontecimientos pretéritos.
La memoria adquiere vital importancia dentro de la conformación de identidades, puesto que “Identidad y memoria [...] son dos fenómenos que no se pueden concebir separadamente. Conceptos cuyas fronteras de delimitación se disuelven, haciendo imposible el estudio de uno sin escuchar los ecos del otro” (Souroujon, G, 2011, p.234), la memoria nos ata a un pasado individual y colectivo, nos da la posibilidad de pensarnos en un tiempo presente y proyectarnos hacia un futuro, así pues los “pocos recuerdos que conservamos de cada época de nuestra vida son reproducidos incesantemente y permiten que se perpetúe como por efecto de una filiación continua el sentimiento de nuestra identidad” (Halbwachs, 2004, p.111).
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