REFLEXIONES DE GESTION EN LAS ARTES ESCENICAS
Enviado por Tlalli Magalita Cruz • 3 de Septiembre de 2021 • Trabajo • 1.603 Palabras (7 Páginas) • 110 Visitas
REFLEXION DE GESTION EN LAS ARTES ESCENICAS
Magaly Cruz
En algunas organizaciones y dependencias culturales, el éxito o fracaso de una buena gestión depende de qué tanto conozcan y dominen del tema. Porque no basta con sólo querer hacer de la mejor manera las cosas, sino también saber hacer. Por tal motivo, se considera oportuno iniciar haciendo mención de lo que significa la gestión cultural. El club de educación Divulgación Dinámica (2017), la define como:
La administración de los recursos de una organización, acontecimiento o infraestructura cultural, con el objetivo de ofrecer un producto o servicio que llegue al mayor número de público o consumidores, procurándoles la máxima satisfacción, en donde los distintos componentes tienen implicaciones específicas para los profesionales de la gestión cultural.
No obstante, esto se ha entendido al revés en muchas organizaciones culturales, y entre las personas que se dedican a este oficio. Nuestra actual gestión teatral corre el riesgo de ser estereotipada en torno a la aplicación de criterios de gestión empresarial. Hace falta que los involucrados examinen el conocimiento y la herencia sobre la verdadera labor de un gestor cultural. Desde lo empírico hasta los instrumentos teóricos, de manera que ayuden a poner en claro, aspectos desconocidos del oficio de gestionar.
Actualmente, el sector cultural y artístico no solo se estudia y analiza desde una perspectiva histórica, sino también desde un enfoque económico. Por lo tanto, es primordial saber adaptar intereses y costes a los recursos disponibles, otorgados o autogenerados. Pero, sobre todo, tener en cuenta que ninguna organización cultural es igual a otra. Aunque manejen el mismo giro sus necesidades son diferentes, y, por ende, los obstáculos a los que se enfrenta. Y es que hablar de obstáculos que dificulten la aplicación de criterios de gestión empresarial al sector teatral, es hablar de todo aquello que perjudica directamente a las ventas, la calidad, el logro de objetivos, entre otros, que, si no se les da la debida atención, podrían llevar a la organización a una zona de riesgo. Además de que la mayoría de las veces estos aspectos son medibles de manera cualitativa, lo que le cierra la puerta a cualquier criterio de gestión que permita generar un diagnóstico con base en el comportamiento de una variable.
Si se toma en cuenta que gestionar un teatro implica considerar la amplia gama de aspectos que conforman el lenguaje y la organización escénica, nos percataríamos de que aún, es un tema novedoso en nuestro país, y puede incluso resultar sorprendente la medida en que es percibido por muchos promotores, gestores y organizadores, en cuanto a su función e importancia, más aún, en un área que, en principio, se da por hecho que pertenece y es responsabilidad de otros.
En lo personal, considero que dentro de los obstáculos que dificultan la aplicación de criterios de gestión es la resistencia al cambio, a actualizarse, a diseñar nuevos modelos de gestión que se adapten a las necesidades de nuestra época y de nuestra comunidad y que sean medibles. Tal como lo menciona Cristina Francioli (2016) en su estudio La aplicación de criterios de gestión empresarial y sostenibilidad en la industria teatral española, cuando enfatiza en que:
Al parecer el ponerse al día resulta más complicado que empezar a gestionar bien desde cero. Y esto es una gran parte de lo que le ocurre a la industria teatral: está anclada en unos métodos y dinámicas obsoletos para estar al nivel tecnológico y social del siglo XXI.
Lo anterior no excluye a Latinoamérica. Porque, aunque hay países en donde se generan programas de estímulo económico que sirven de apoyo y sustento para todos aquellos emprendedores que se están dando a la tarea de estabilizarse y ser autosuficientes, aún hay mucho trabajo por hacer en cuanto al desarrollo del sector teatral como un producto que se comercialice y que sea vendible. Me he percatado de que, es de suma importancia formular un plan de comunicación de la cultura. Y si ya lo hay, gestionarlo para que llegue a manos de todas las instituciones culturales y de los que se encuentran involucrados en la producción artística. Es imperante que las dependencias culturales estandaricen todos los procesos de comercialización y tomen en cuenta la consultoría o servicios de las empresas certificadoras de calidad, que asesoren a las organizaciones culturales a establecer procesos claros y medibles con la finalidad de atraer mayor número de interesados a presentar sus proyectos. Así como facilitar un sistema de gestión, que optimice la labor de todos los agentes involucrados. Garantizando con esto, el cumplimiento de requisitos tanto de la organización como del interesado y así garantizar la satisfacción de un público que cada día es más exigente y versátil. Ya que, de manera irónica, la calidad representa otro obstáculo para la aplicación de criterios de gestión. Pues se maneja de manera subjetiva y enfocada a la satisfacción de un público después de ver un espectáculo, pero nunca a la optimización de los procedimientos internos de las organizaciones culturales, las cuales, en teoría, también requieren de un control de calidad estadístico.
La norma ISO 9001 que es una norma internacional reconocida y que se ha convertido en la premisa para el diseño de un sistema de gestión de la calidad en todo el mundo, podría ser la tan buscada solución para lograr que, dentro de las organizaciones culturales, no existan obstáculos para la aplicación de criterios de gestión empresarial. Pues esta norma se adapta y se aplica en función y necesidades de cada organización. Dando fin a la interrogante del ¿cómo hacerlo?, que muchas veces, se convierte en el pretexto perfecto para no hacerlo.
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