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Redacción


Enviado por   •  26 de Mayo de 2015  •  1.124 Palabras (5 Páginas)  •  191 Visitas

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RESUMEN DE REGLAS PRÁCTICAS DE REDACCIÓN Y ESTILO

Gonzalo Martín Vivaldi

-Las palabras son los utensilios, las herramientas del escritor. Y como en todo oficio o profesión es imprescindible el conocimiento –el manejo- de los utensilios de trabajo, así sucede también en el arte de escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario. El empleo de la palabra exacta, propia, y adecuada, es una de las reglas fundamentales del estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los colores, así el escritor ha de conocer los vocablos.

-Un buen diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del escritor. Se recomienda el uso de un diccionario etimológico y de sinónimos.

- Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un esquema previo, un borrador.

-Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la música, también “se pega”. Los grandes maestros de la literatura nos ayudarán eficazmente en la tarea de escribir.

-“Es preciso escribir con la convicción de que sólo hay dos palabras en el idioma: EL VERBO Y EL SUSTANTIVO. Pongámonos en guardia contra las otras palabras.” (Veulliot) Quiere decir esto que no abusemos de las restantes partes de la oración.

-Conviene evitar los verbos “fáciles” (hacer, poner, decir, etc.), y los “vocablos muletillas” (cosas, especie, algo, etcétera).

-Procúrese que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre todo no abuse de ellos: “si un sustantivo necesita un adjetivo, no lo carguemos con dos”. (Azorín) Evítese, pues, la duplicidad de adjetivos cuando sea innecesaria.

-No pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los elogios y ponderaciones.

-Lo que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto: no abuse tampoco de los adverbios, sobre todo de los terminados en “mente”, ni de las locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en definitiva).

-Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieren. Resultará así más clara la exposición.

-Evítense las preposiciones “en cascada”. La acumulación de preposiciones produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la elegancia del estilo.

-No abuse de las conjunciones “parasitarias”: “que”, “pero”, “aunque”, “sin embargo”, y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de la frase.

-No abuse de los pronombres. Y, sobre todo, tenga sumo cuidado con el empleo del posesivo “su” –pesadilla de la frase- que es causa de afibología (doble sentido).

-No tergiverse los oficios del gerundio. Recuerde siempre su carácter de oración adverbial subordinada (de modo). Y, en la duda… sustitúyalo por otra forma verbal.

-Recuerde siempre el peligro “laísta” y “loísta” y evite el contagio de este vicio “tan madrileño”.

-Tenga muy en cuenta que “la puntuación es la respiración de la frase”. No hay reglas absolutas de puntuación; pero no olvide que una frase mal puntuada no queda nunca clara.

-No emplee vocablos rebuscados. Entre el vocablo de origen popular y el culto, prefiera siempre aquél. Evítese también el excesivo tecnicismo y aclárese el significado de las voces técnicas cuando no sean de uso común.

-Cuidado con los barbarismos y solecismos. En cuanto al neologismo, conviene tener criterio abierto, amplio. No se olvide de que el idioma está en continua formación y que el purismo a ultranza –conservadurismo lingüístico- va en contra del normal desarrollo del idioma. “Remudar vocablos es limpieza.” (Quevedo)

-No olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa. La pasiva se impone: por ser desconocido el agente activo, porque hay cierto

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