Relaciones entre estilos de apego adolescente y Funcionamiento de la Familia

Relaciones entre estilos de apego adolescente y Funcionamiento de la Familia

Harvey, M, & Bird

Este estudio examino la relación entre las percepciones de los estudiantes universitarios de su apego familiar y la manera en que sus familias se enfrentan con las dificultades de la vida. Se planteó la hipótesis de que individuos con altos niveles de apego seguro percibiri8an a sus familias con estrategias de afrontamiento más activas (ejemplo, movilizando a la familia para lidiar con un problema o haciendo esfuerzos por buscar apoyo social). Los resultados apoyaron esta hipótesis. Además, los individuos con altos niveles de ansiedad/ambivalencia percibían a sus familias como usando una estrategia de evaluación pasiva, posiblemente frente a un deseo de evitar la confrontación para evitar un desacuerdo familiar (por temor a perturbar un acuerdo familiar). Los hallazgos se discuten en términos de los estilos de enfrentamiento disposicional de los individuos formados como una función del tipo de apego, así como factores situacionales que podrían servir para mitigar el uso de sus estrategias básicas de afrontamiento.

El vínculo emocional, o grado de apego, entre el niño y el padre se ha convertido en un área de interés importante de investigación. Los investigadores han identificado una serie de patrones de apego y han demostrado que la manera en que los niños establecen  vínculos emocionales con los cuidadores influye en el desarrollo, no solo en la infancia, sino también en la adolescencia y en la edad adulta.

 Bowlby y Bretherton han sugerido que los bebés tienen un sistema de fijación innata diseñado para mantener la homeostasis entre ellos y su entorno. La función de este sistema de apego es establecer al niño dentro del contexto de un ambiente familiar y seguro para que el crecimiento biológico pueda ser nutrido. Este vínculo entre el niño y su cuidador asegura que la proximidad se mantiene y se satisfacen las necesidades físicas básicas. Más tarde, esto incluye también las necesidades psicológicas (Bretherton, 1985).

No todos los niños desarrollan el mismo apego con sus cuidadores. Ainsworth et al. (1978) identificó tres tipos básicos de cuidado de niños: (1) Seguro, en el cual el niño y el cuidador desarrollan una relación cálida y amorosa, esta relación se piensa para fomentar sentimientos de seguridad y seguridad, dando así al niño la confianza necesaria para explorar su entorno. (2) Ansioso / ambivalente, en el cual el niño desarrolla una relación temerosa con su cuidador debido a preocupaciones excesivas de abandono, estos temores hacen que el niño busque mantener la cercanía con el cuidador. (3) Evitación, en la que el niño establece sólo niveles mínimos de apego con su cuidador, se cree que este tipo de relación produce un desapego emocional.

Aunque se piensa que los sistemas de apego de los infantes se desarrollan centrándose en el cuidador primario, debe enfatizarse que el sistema es dinámico y se expande rápidamente para permitir que los infantes se unan a otros, como el cuidador secundario (usualmente el padre), así como hermanos según Marris (1982), a medida que este sistema de apego se expande a otros, su naturaleza básica sigue siendo consistente. Es decir, si el bebé desarrolla un apego seguro con el cuidador principal, entonces es probable que se siga un apego seguro con otros. Por lo tanto, la relación con el cuidador primario establece el tipo de estilo de apego, y ese estilo se extiende a otros miembros de la familia, que se cree que forman los mismos lazos emocionales con el bebé (Marris, 1982). Por otra parte, el individuo generalmente extiende el modelo de apego establecido en la infancia (que se ve reforzado por las interacciones familiares) a las relaciones en la adolescencia y la edad adulta (Hazan & Shaver, 1994).

Los procesos subyacentes al desarrollo del apego con los cuidadores, la familia y los amigos se cree que son

Regidos por un "modelo de trabajo interno" de la relación entre la(s) figura (s) de apego y uno mismo (Bretherton, 1985). Se piensa que este modelo está construido y revisado sobre la calidad y la cantidad de atención y apoyo recibidos de los cuidadores (Bretherton, 1985). Tal modelo se utiliza no sólo para guiar las interacciones con otros, sino también para evaluar el presente y el futuro, para evaluar la viabilidad de diversos medios para hacer frente a las dificultades percibidas, y para formular un plan para tratar con los acontecimientos de la vida (Bowlby, 1969, Bretherton, 1985, Craik, 1493). Por lo tanto, la manera en que los individuos interactúan con su entorno (y las personas en él) puede verse como dependiente de la calidad del modelo de trabajo interno. Por ejemplo, un niño con un patrón seguro de apego con su familia habrá experimentado altos niveles de apoyo en el pasado y continuará esperando apoyo en el futuro. Los individuos que han desarrollado patrones de apego evitables o ansiosos / ambivalentes, también esperarán una continuación del mismo tipo de apoyo familiar (o carencia de los mismos) a los que se han acostumbrado. Además, los modelos de trabajo iluminan el que los individuos trabajen de acuerdo con sus familias (Bowlby, 1980; Bretherton, 1985).

Aunque la investigación ha demostrado que el funcionamiento de la familia predice muchos aspectos de patrones de desarrollo tanto normales como mal adaptivos (por ejemplo, Campbell, Adams y Dobson, 1984, Noller, Seth Smith, Bouma & Schweitzer, 1992), pocos estudios han examinado directamente los efectos del apego familiar en el desarrollo de adultos. Las investigaciones de Hazan y Shaver (1987) y Feeney y Noller (1990) incluyen excepciones, que indicaron que los estilos de apego de los adultos jóvenes predijeron sus relaciones románticas. En general, estos estudios encontraron que los adultos jóvenes que tenían un estilo de apego seguro reportaron percepciones positivas de su relación familiar y deseaban alcanzar relaciones similares para adultos. En contraste, los adultos jóvenes con un estilo de apego evasivo reportaron una sensación de desconfianza en sus relaciones adultas.  Los adultos jóvenes ansiosos / ambivalentes expresaron su deseo de un compromiso profundo y seguro en sus relaciones con los adultos. Hallazgos similares han sido reportados por Hindy y Schwartz (1994), que examinaron las percepciones de los adolescentes acerca de la historia familiar y encontraron que el ser criado en una familia percibida como disfuncional (es decir, con patrones de unión disfuncional) predijo las relaciones amorosas ansiosas y obsesivas de los adolescentes. Además, Hazan y Shaver (1990) han sugerido que los patrones de apego de la niñez también pueden ser un predictor de las relaciones en el lugar de trabajo. Así, de acuerdo con la posición tanto de Bowlby (1969) como de Ainsworth et al. (1978), los patrones de apego en los sistemas familiares pueden considerarse como un marco duradero para las relaciones íntimas en la edad adulta.

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