Sexualidad En Prisión
Enviado por Leonardo506 • 9 de Noviembre de 2014 • 2.019 Palabras (9 Páginas) • 932 Visitas
La sexualidad en prisión
La sexualidad en prisión trata sobre las relaciones sexuales entre personas confinadas o aquellos entre un prisionero y un empleado de la prisión. Dado que en las cárceles están separados por sexo, la actividad sexual se lleva a cabo con una pareja del mismo sexo, a menudo en contradicción con la orientación sexual social normal de una persona. Las excepciones son el sexo con un empleado del sexo opuesto, así como las visitas conyugales.1
El problema sexual existe en todos los niveles sociales, pero en la cárcel es donde se percibe más, por la incidencia que tiene el encierro, al multiplicar las tensiones y angustias del interno, por falta de contacto con el exterior, falta de trabajo adecuado, higiene, alimentación, etc.2
Nadie duda de la existencia del problema sexual en el ámbito penitenciario y de la necesidad de de hallarle una solución humana y compatible con la existencia social.3
Las normas mínimas de las naciones unidas establecen reglas con relación a la visita intima.4
Hay quienes afirman que el problema es más agudo en países sudamericanos, por la realidad es que el problema sexual no tiene nacionalidad ni fronteras ya que los porcentajes más altos de homosexualidad se encuentran en las cárceles de Estados Unidos.5
Origen
La sexualidad ha nacido con la existencia misma del hombre, y es por eso que es más antigua que la propia civilización.6 En el aspecto carcelario surge como problema al operar la separación de sexos.7 Esto fue un avance contra la promiscuidad reinante pero originó el problema sexual de las prisiones.
Repercusiones
El problema repercute en distintas formas, en primer lugar en el hombre sometido a prisión, y no existe ninguna norma que prohíba la relación sexual.8 La pena privativa de la libertad no lleva como accesoria la abstención sexual. Si así fuera debería expresarse en la sentencia condenatoria.9
También repercute en la pareja del preso. Esta no ha cometido ningún delito, o alguna violación a la norma penal para que se le prive de una relación preexistente. Tampoco la mujer del preso ha hecho votos de castidad.10
Tiene influencia en la fantasía de los internos, que se agradan y a decir de Belloni son “como golpes que retumban en el vacio”.11 También en los sueños y en las cartas, como en la visita familiar, donde evocan la relación sexual.
En general, se ha demostrado que los internos han confesado, que los estímulos se multiplican en la prisión a pesar de algunas opiniones encontradas.
Existen países avanzados culturalmente, pero con un elevado cúmulo de prejuicios, como Italia, donde se prohíbe la relación sexual de los internos en las prisiones. También otros con un desarrollo cultural en América en que se prohíben este tipo de relaciones en cárceles nacionales y de mujeres. Y países desarrollados, como Estados Unidos, tampoco permiten la visita intima, en algunas de sus cárceles.12
Relaciones prisionero-prisionero
La esclavitud sexual se plantea con frecuencia como una relación sexual consensual. Las víctimas de violación a menudo son intimidadas para fingir consentimiento para la actividad sexual, hasta el punto de convertirse en "esclavos" y la propiedad figurativa de sus violadores.
Dueños de esclavos potenciales usan a veces insinuaciones intimidantes, frente a las amenazas públicas de violencia, que el posible esclavo acepta de mala gana, disfrazando así incluso desde el esclavizador la naturaleza coercitiva de la actividad sexual. Los esclavos ni siquiera podían verse a sí mismos siendo coaccionados, si la esclavitud es negociada como pago de una deuda. Además, algunos lo consideran transformado en un homosexual. Se argumenta que en la cárcel, el consentimiento es inherentemente ilusorio.
La sexualidad en prisión, a menudo es vista como facultativa o situacional, muestra rasgos de dominación muy similares a los de los simios, revelando estructuras de relaciones similares. Tales comportamientos animales, son considerados por muchos como una parte inherente de la naturaleza humana. De ahí que las relaciones sexuales tienden a seguir arquetipos universales, que aparecen en todos los aspectos de la cultura y el comportamiento humano.
En muchos casos entre los hombres, la pareja que penetra en otra sexualmente no se considera homosexual entre los compañeros de prisión, y la pareja receptora se llama una "mujer", una "perra", un "punk", o un "prag", y es considerado como homosexual, aun cuando él no lo sea.
Las violaciones en prisiones de los Estados Unidos son un gran problema. Según un estudio, el 22,3% de los reclusos varones de Estados Unidos había denunciado haber sido víctimas de violación en las cárceles. A pesar de que el violador o el varón que coacciona relaciones sexuales con otro hombre ha elegido claramente mantener relaciones sexuales con otros hombres, otros presos ven al hombre que ha sido violado o forzado como homosexual, si él no está dispuesto a matar o morir para protegerse a sí mismo de una violación o está dispuesto a negociar una relación de protegerse de los ataques de los violadores múltiples, mientras que el autor no está etiquetado de manera similar. Esto fomenta y perpetúa la violencia sexual en un ambiente donde el poder y la percepción del mismo son considerados como lo más importante.
La pareja receptora puede estar protegida por la parte dominante de la violación y la violencia, y algunos heterosexuales físicamente más débiles tienen relaciones por esta razón. Esta práctica de tomar un socio dominante para protegerse de las violaciones más fuertes, y la violencia se refiere a veces como "el emparejamiento de protección". Tales hombres se dice que están "a caballo con" sus respectivas parejas dominantes. Lo mismo se puede ver en las cárceles de mujeres, donde una mujer que no quiere normalmente mantener relaciones sexuales con otra mujer lo haría con tal de tener protección.
Se ha escrito que en casi todas las relaciones de la prisión, con pocas excepciones, en las cárceles de ambos sexos, un participante es dominante y el otro es sumiso y no hay datos abundantes para apoyar esto. Sin embargo, hay variaciones de este escenario, oscurecidos por el hecho de que la auto-describen los presos "heterosexuales" que entran en una relación sexual entre sí con frecuencia para ocultar la naturaleza de su relación homosexual de los demás. Los prisioneros homosexuales y bisexuales que se describen a sí mismos como heterosexuales y que niegan ser homosexuales o bisexuales se sabe que comenzarán a veces las relaciones sexuales entre
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