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Simbad El Marino


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2011  •  2.311 Palabras (10 Páginas)  •  4.614 Visitas

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El inicio - Simbad el Porteador y Simbad el Marino

Las mil y una noches, la colección de relatos en los que la historia de Simbad se encuentra, adopta la forma de cuentos contados por la hermosa doncella Scheherazade lo largo de un período de mil y una noches. Cada cuento tiene el fin de captar el interés del Rey Sharyar para que él desee escucharlo a la tarde siguiente, ya que él sultán tenía por costumbre yacer con una virgen cada noche y que la ejecutasen a la mañana siguiente, convencido de que no podría encontrar una mujer de buena virtud. En la clausura de la 536a noche Scheherazade da el escenario de los cuentos de Simbad: en los días de Haroun al-Rashid, califa de Bagdad, un cargador (el que transporta las mercancías por los demás en el mercado y en toda la ciudad) se sienta para descansar en un banco fuera de la puerta de una casa de un rico comerciante, donde se queja a Alá por la injusticia de un mundo que permite a los ricos a vivir en la facilidad mientras que él debe trabajar y, sin embargo, sigue siendo pobre. El propietario de la casa lo escucha, y lo llama, y se encuentra con que ambos se llaman Simbad. Simbad el rico le dice a Simbad el pobre cómo se convirtió en rico, "por Fortuna y Destino", en el curso de siete viajes maravillosos, que luego procede a contar.

[editar]El primer viaje de Simbad el Marino

Después de disipar la riqueza que le dejó su padre, Simbad va a la mar para reparar su fortuna. Se establece en tierra en lo que parece ser una isla, pero esta isla resulta ser un gigantesco pez o ballena en el que los árboles han echado raíces por el largo tiempo que ha estado durmiendo cerca de la superficie. El pez se sumerge en las profundidades, y el buque zarpó sin Simbad, y este se salva por la oportunidad de tener un barril enviado "por la gracia de Alá". Él llega a una isla donde se lava, y donde el rey amigo suyo le nombra capitán de puerto. Un día el propio buque de Simbad llega a puerto, y recupera sus bienes -todavía en el buque- el rey le da un rico presente, y regresa a Bagdad, donde se reanude la vida de facilidad y placer. Con el fin de la historia Simbad el marinero le hace un regalo a Simbad el Cargador de un centenar de piezas de oro, y le dará más el día siguiente si vuelve para escuchar ...

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El segundo viaje de Simbad el Marino

En el segundo día del cuento de Simbad (pero la 549a noche de Scheherazade, ella ha interrumpido su cuento cada mañana con el fin de burlar los intereses del rey homicida), Simbad el marino le dice la forma en que creció su inquietud en su vida de ocio, y se echó de nuevo a la mar, "poseído con la idea de viajar por el mundo de los hombres y de ver sus ciudades e islas." Accidentalmente abandonado por su buque, se encuentra encallado en un inaccesible valle de serpientes gigantes, e incluso gigantescas aves, los rocs, que depredan sobre ellos. El suelo del valle está alfombrado con diamantes, los comerciantes cosechan estos lanzando enormes trozos de carne en el valle de las aves que luego los llevan a sus nidos, donde los hombres llegan para recoger los diamantes pegados a la carne. El astuto Simbad ata uno de los trozos de carne a la espalda y el ave lo lleva al nido, y llena un gran saco de piedras preciosas. Rescatado del nido por los comerciantes, regresa a Bagdad con una fortuna en diamantes, viendo muchas maravillas en el camino.

[editar]El tercer viaje de Simbad el Marino

Inquieto de viajes y aventuras, Simbad zarpa de nuevo desde Basora. Pero por casualidad él y sus compañeros llegan a una isla donde son capturados por "una enorme criatura a la semejanza de un hombre, de color negro, ... con los ojos como brasas de fuego y los dientes como colmillos de jabalí y una gran mandíbula como la boca de un pozo. Por otra parte, tiene labios como de camello, colgando hacia abajo hasta su pecho, las orejas caen sobre sus hombros y las uñas de sus manos eran como las garras de un león". Este monstruo comienza comer a la tripulación, empezando por el Maestro, que es el más gordo (en la edición de Burton, éste toma nota de que el gigante "es claramente Polifemo").

Simbad piensa un plan para cegar al gigante con un hierro al rojo vivo, y así él y el resto de los hombres pudieron escapar. Después de nuevas aventuras (entre ellas una gigantesca pitón de la cual Simbad escapa gracias a su rápido ingenio), regresa a Bagdad, más rico que nunca, donde "le dieron limosna y generosidad a la viuda y el huérfano, a modo de acción de gracias por mi feliz regreso, y se olvidaron todas las penurias, mientras que comía bien y bebía bien y me vestía bien, luego de todo lo que había caído sobre mí y todos los peligros y penurias que había sufrido".

[editar]El cuarto viaje de Simbad el Marino

Impulsado por la inquietud, Simbad se hace a la mar otra vez y, como de costumbre, es náufrago. Se encuentra entre salvajes desnudos, la alimentación de sus compañeros una hierba que los priva de su razón (similar al fruto de los lotófagos), y los engorda para la mesa. Simbad se niega a comer la locura de la inducción de la planta y, cuando los caníbales han perdido interés en él, se escapa. Una tripulación de recolectores de pimienta le transporta a una isla, donde el rey se hace su amigo y le da una hermosa y acaudalada mujer.

Demasiado tarde Simbad aprende de una peculiar costumbre de esa tierra: sobre la muerte de un cónyuge, el otro es sepultado en vida con su cónyuge, tanto en sus mejores ropas y joyas más costosas. La esposa de Simbad cae enferma y muere poco después, dejando a Simbad atrapado en una caverna subterránea, una tumba comunal, con una jarra de agua y siete piezas de pan. Cuando estos suministros escasos casi se agotan, otra pareja -el marido muerto, la mujer con vida- se suelta en la caverna. Simbad golpea a la esposa hasta la muerte y se lleva sus raciones.

Tales episodios siguen; pronto él tiene una importante reserva de pan y agua, así como de oro y joyas de los cadáveres, pero todavía no ha podido escapar, hasta que un día un animal salvaje le muestra un pasaje hacia el exterior, muy por encima de la mar. Desde aquí pasa un buque que lo rescata y le lleva de vuelta a Bagdad, donde da limosna a los pobres y reanude su vida de placer. (La nota de Burton comenta: "Este cuento es, evidentemente, tomado de la fuga de Aristómenes el Mesenio de la fosa en que había sido arrojado, un zorro fue su guía. Los árabes fueron ávidos

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