Sujeto Social Y Medios

Identidad en los procesos de comunicación

Desde la comunicación, se asume a la identidad como proceso relacional y colectivo. La propia identidad subjetiva se construye a partir de la mirada de/los otro/s sujetos sociales, en un proceso de producción, circulación y uso de sentidos, un proceso comunicacional. Esta línea entiende, con la Escuela de Chicago (Mead, 1934; Blumer, 1982) que la construcción del yo implica la relación de diferenciación e identificación con otro, por lo que estudiar sujetos e identidades desde la comunicación social implica mirar los procesos identitarios en tanto prácticas de interacción social. La/s identidad/es como objeto de los estudios en comunicación y cultura se remontan a los análisis críticos de la identidad psicosocial de la Escuela de Frankfurt, que conceptualiza a la identidad como proceso histórico y a los primeros trabajos de los cultural studies (Hall y du Gay, 1996). En el campo latinoamericano, se reconocen y retoman los aportes de los trabajos que ubican a la identidad en la trama cultural (García Canclini, 1990, 1995; Martín Barbero, 1987, 1989; Ortíz, 1985, 1996, González, 1994) por lo que en esta línea se inscriben los estudios sobre identidad, otredad, nacionalidad, sentido de pertenencia, reconocimiento y auto-reconocimiento; la construcción del sujeto, las relaciones y los vínculos entre sujetos sociales, las manifestaciones de la interacción social, las relaciones culturales -entre la cultura masiva y la popular, por ejemplo, no como dos formaciones distintas sino a partir de su mutua imbricación- e interculturales, los mestizajes, las hibridaciones y las relaciones de poder en la/s cultura/s, los sincretismos, la identidad en la historia argentina y latinoamericana, grupos, colectivos, actores, agentes, organizaciones y movimientos.

Ideología en el proceso de comunicación

Ideología y comunicación son dos fenómenos que se encuentran íntimamente ligados. La ideología se halla en todo proceso de comunicación: el emisor posee una ideología que se hace manifiesta en la elaboración y forma de presentación del mensaje; el mensaje lleva implícito un contenido que es, en primera instancia, ideológico; el receptor cuenta igualmente con una ideo- logia que le permite captar los mensajes como inofensivos y neutros, afianzando así su ideología y la de la sociedad en general.

En todo mensaje (película, noticiero, novela, etc.) hay latente una determinada concepción del mundo, unas relaciones que el emisor trata de imponer a sus receptores (por la forma como emite el mensaje, por lo que no dice, por el momento en que lo dice, etc.), sin que se tenga conciencia de ello. La ideología dominante dentro de los medios masivos de comunicación es la de los que detentan el poder; a partir de ellos, contribuye a la reproducción de la sociedad como un todo, ayuda a fijar a los individuos, clases o grupos en los papeles y funciones que les ha asignado la organización social imperante.

La información impartida a través de los medios masivos posee un carácter subjetivo: no hay información neutral, objetiva, imparcial, puesto que siempre se informa según determinados intereses, esto es, los intereses de quienes poseen los medios de producción y la palabra. Evidentemente, no es posible concebir la existencia de medios de comunicación neutrales, pues esto implicaría la presencia de una sociedad sin diferencias de intereses entre los grupos sociales: pensar actualmente esto es andar quizás por el terreno de la utopía.

En sociedades como la nuestra, ciertamente, se presenta una gran contradicción en relación con los medios, pues siendo éstos

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