TP Practica II Profesorado de Educación Primaria
Enviado por Coti Phagouapé • 15 de Noviembre de 2017 • Práctica o problema • 1.505 Palabras (7 Páginas) • 238 Visitas
Escuela: N° 220 “República de Venezuela”
Grado: 2°
Turno: Tarde
Los comienzos son difíciles, pero no imposibles, frase que me repito una y otra vez en mi mente cuando debo dar comienzo a algo, la que me repetí mas de mil veces cuando decidí transitar el camino del Profesorado.
Después de varios meses de teoría llegaba aquel día, iniciábamos las prácticas de observación áulica.
Entrar a la escuela nuevamente, salvo que desde otro lugar, con un recorrido transitado, con muchas experiencias, buenas y malas, con otra visión.
Todo eso sumado a la responsabilidad que conlleva. Ahí estaba. Una extraña que se adentraba en la institución escolar, en el aula. Sonrisa a la carga me dispuse a mirar a mí alrededor. Niños llegando, maestras esperando.
La ansiedad y los nervios fueron cediendo a medida que, tanto los directivos como las docentes, iban saludando cálidamente.
Por dentro se entrelazaban innumerables sensaciones y sentimientos. Yo, ahora practicante, había sido (bastantes años atrás) parte de esa institución, había recorrido cada rincón de la escuela, había generado un sentimiento de pertenencia que aún seguía vivo. Pero también dudaba, y tenía miedo, ¿y si no resultaba mi nueva experiencia escolar tan gratificante como cuando había sido alumna?, dejé de pensar cuando sonó el timbre, que daría inicio a una nueva aventura.
Luego de que los niños formaran, las señoritas los saludaran, comenzaron a pasar a sus aulas. A mí me tocó 2° grado, todo un desafío. Esperé que pasaran, en fila, hacia su aula, custodiados de cerca por su maestra, quien antes de hacerse paso dentro del aula me saludo. Entramos, creo que hasta las piernas me temblaban, mezcla de nervios y emoción. Comenzó el ritual de los saludos, y las presentaciones.
Ahí estaba, sin pensarlo, ya adentro. Ahí estaban, todos los actores en escena, la docente, los 18 alumnos y el aula, ese lugar tan complejo. Capto mi atención de inmediato un detalle, si bien parecía todo dispuesto tradicionalmente vi el escritorio de la maestra atrás de los bancos de los niños, los cuales miraban hacia el pizarrón que estaba en frente.
Rápidamente los niños distrajeron mi atención hacia ellos. Atentos a lo que su maestra les decía, pero mirándome de reojo cada tanto. La docente les explicó el porqué de mi presencia, y luego se dispuso a comenzar la clase. Cuando hizo una pausa, me acerque a pedirle los horarios y ponernos de acuerdo. Una vez organizado esto, salude a la maestra y a los niños, y procedí a retirarme hasta el próximo día.
Así concluyó mi primer día de observación, más que superado, con mis expectativas cumplidas, una docente atenta y un grupo de niños aunque diverso, maravilloso.
Lo que no imaginaba era lo que iba a ocurrir en el trayecto de mi práctica, la docente se ausento por unos días por un problema de salud, por lo que designaron una maestra suplente.
Otra vez la ansiedad y los miedos, ¿cómo sería?, y resulto ser igual de gratificante.
La docente titular, demostraba conocer muy bien a todos los niños, había buena comunicación, se notaba un buen vínculo de confianza entre ellos. Era paciente y atenta a las necesidades que iban apareciendo. Utilizaba recursos variados, fotocopias, libros, materiales concretos para realizar alguna experiencia. Cada clase comenzaba refrescando contenidos vistos en la clase anterior si ambos estaban relacionados, y si empezaba un tema nuevo lo hacía indagando sobre sus conocimientos sobre el tema. Siempre escuchaba lo que cada uno tenía para contar. Explicaba el tema buscando relacionarlo con la vida cotidiana y les contaba experiencias propias, lo que le permitía captar la atención de los alumnos y motivarlos a realizar las distintas actividades que le planteaba. Siempre al finalizar el tema preguntaba si había dudas, y podía ver si a los niños los aprendizajes les resultaban significativos ya que intentaba siempre que los relacionaran con sus vidas diarias.
En cuanto a la docente suplente observé que a pesar de no conocer el grupo se adaptó fácilmente y sin dificultad, creo en poco tiempo un buen vínculo con los niños. Poseía una manera de actuar parecida a la maestra titular, indagaba sobre conocimientos previos en los alumnos y generaba aprendizajes que resultaban significativos, lo que, como mencione anteriormente, se reflejaba en la aplicación posterior de los chicos con situaciones cotidianas. Su manera de ser, extrovertida, con confianza en sí misma, simpática y empática, capto la atención de sus alumnos de inmediato, quienes ante el cambio reaccionaron favorablemente. Utilizaba los mismos recursos que la docente titular.
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