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T/P Sobre Nación


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  2.029 Palabras (9 Páginas)  •  143 Visitas

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Universidad Nacional de Quilmes

Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades

Curso: “ESTADO, SOCIEDAD Y PODER. Tres visiones críticas en la teoría social (Gramsci, Althusser y Foucault)

Trabajo práctico sobre la “nación”

En los últimos años, en Argentina, pero también en muchos países de Latinoamérica, la “nación” ha vuelto a estar en el centro de la agenda de los estados, partidos y movimientos sociales. A partir de allí ha recobrado protagonismo una discusión que, en tiempos globalizados, parecía una discusión superada, forzada. Les propongo, entonces, en primer lugar, que ensayen una crítica sobre el uso que se está haciendo del concepto o artefacto “nación” hoy día: ¿Por qué la nación? ¿Qué está en juego cuando se repostula lo “nacional”? ¿Se trata de la misma nación de siempre? ¿Qué papel cree que tiene la nación para las clases dirigentes? ¿Se trata de una impostura política a través del cual se busca tapar una realidad o, por el contrario, de un insumo moral para dar otras disputas políticas? ¿Se trata de otra moda pasajera, un remix demagógico? ¿Cuáles son los riesgos y sus límites? Y en segundo lugar, me interesaría que exploren, además, la dimensión cotidiana de esa “nación” que se postula: ¿De qué está hecha la nación? ¿Cuáles son las palabras a través del cual se la nombra y postula? ¿A quién se interpela? ¿A través de qué prácticas se inscribe la nación en el centro de nuestra vida cotidiana? En otras palabras: ¿Cuál es la materialidad de la “nación” en las sociedades contemporáneas latinoamericanas?

Desarrollo:

Antes de adentrarnos en el tema en cuestión, en primer lugar resulta pertinente señalar que el concepto de Nación es uno de los más controvertidos en la Ciencia Política, no solo por la complejidad de sus contenidos sino también por los cambiantes criterios para evaluarlos en el devenir histórico; así desde una posición, la palabra nación hace referencia a los grupos sociales que “…ofrecen continuidad histórica, habiendo existido como un todo orgánico fácilmente distinguible de los demás, cuando poseen modalidades que les son inherentes, y si a través del tiempo se pueden seguir las vicisitudes de su existencia, no obstante que tales grupos sociales tengan diversas razas, idiomas y religiones, bastando con que se hallen unidos por el pasado, solidarizados en el presente y proyectados al futuro en una acción común” .

Pero considerando las fuentes, en Marx, no encontramos una teoría acabada de la nación desde el punto de vista materialista y desde la posición metodológica que le es propia; no obstante, en una aproximación al concepto, a partir de su pensamiento, podemos señalar que las palabras nación, patria, pueblo, comunidad, presentan una acepción común, aunque ella cobra mayor aceptación y representación. Junto con Engels -al analizar los rasgos de la nación irlandesa y que corresponderían a toda nación, aunque no necesariamente en todo tiempo y lugar- señalan como sus elementos descriptivos la lengua, territorio, carácter, conciencia, voluntad política, carácter específico, poder político, clase dirigente, historia común (de lucha contra los extranjeros y por la consolidación de un poder independiente) y condiciones económicas particulares . Desde la misma posición y en un intento por superar posiciones pétreas de la izquierda ortodoxa, Leopoldo Mármora , nos dirá que primeramente la nación no es una entidad abstracta sino histórica; es decir que se trata de un momento orgánico en el desarrollo de los pueblos, en el proceso de universalización de la historia y de la superación de los antagonismos nacionales que caracterizan la construcción del socialismo. En segundo lugar, la nación se define a partir de la síntesis dialéctica entre estructura y superestructura; esto es, un sistema hegemónico, organizado por una clase social nacional que resuelve a su favor la correlación de fuerzas entre diferentes clases y fracciones de clase. En tercer lugar, y en consecuencia, la lucha de clases ya no es una lucha entre sujetos económicos o entre sujetos políticos solamente, sino entre una clase hegemónica a nivel nacional (o en camino de serlo) y un sujeto constituido sólo en sentido económico corporativo. Por lo tanto, el proceso constitutivo de la nación ya no es concebido sólo en relación con la formación de la burguesía, sino como el eslabón que articula economía, política e ideología. Desde esta perspectiva es posible superar la dicotomía clase (lucha de clases)-nación, surgida al interior del marxismo que opone el internacionalismo proletario al nacionalismo decimonónico surgido de la lucha entre las potencias imperialistas, y a las limitaciones de los que acompañaron los procesos de descolonización y las luchas por la liberación nacional del siglo XX.

Ahora bien, en el intento de realizar una aproximación al estudio de lo nacional o la nación frente a la globalización, desde las teorías críticas abordadas en el curso, podemos advertir que en las últimas décadas del siglo pasado, el derrumbe del sistema socialista soviético y la feroz entronización del neoliberalismo en Latinoamérica que anunciaban “el fin de la historia”, nos remitía a una homogeneización creciente. No obstante, en lo que va de este nuevo siglo, el panorama en la región se ha ido modificando sustancialmente a partir del surgimiento –al interior de cada país- de una importante cantidad de organizaciones y movimientos sociales que, además de desarrollar un enorme poder de impugnación al sistema dominante, suponen una reafirmación de lo nacional, poniendo en aprieto a los paradigmas emancipatorios clásicos y exigiendo rediscutir cuestiones como Estado, poder, clase o como en este caso el de nación.

Si bien la cuestión nacional no sólo surgió al calor de la lucha en defensa de la tierra, el agua o de los recursos naturales (en donde se presupone la defensa de la soberanía y con ello de la nación misma), sino también en la pertinaz lucha en las calles, las rutas, las fábricas recuperadas, la toma de tierras, etc., desarrollada por amplios sectores de la sociedad reclamando por derechos conculcados o por mejores condiciones de vida. La amplia participación de los sectores populares reclama la necesidad de recuperar al pueblo como sujeto de la nación, lo que plantea el desafío de desarrollar otras herramientas estratégicas para dicha consecución, o si se quiere de reinventar el camino de la transformación hacia el socialismo. En este contexto cobra sentido la discusión en la nueva izquierda por superar dialécticamente las posiciones entre el marxismo clásico y el autonomismo respecto del cambio político

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