Tecnica Y Arquitectura

El término "técnica" tiene un campo de aplicación muy amplio, pero en este trabajo podemos definirlo como: "modo de saber o de conocimiento que a diferencia de los que se hallan en el animal, y que están dados en su naturaleza de modo total o parcialmente instintivo, debe ser adquirido por la enseñanza, la práctica y la experiencia". De ésta forma, la técnica implica tanto el conocimiento de las operaciones, como el manejo de las habilidades, de las herramientas, como los conocimientos técnicos y la capacidad inventiva.

La arquitectura es posible por la habilidad técnica, la cual tiene una dimensión respecto a otros ámbitos estéticos, mucho más intensa y determinante, ésta tiende a rebasar la capacidad individual de su forjador, el arquitecto. La arquitectura no sólo requiere de esfuerzo técnico, también impulsa su desarrollo, lo potencia y le da forma.

La técnica históricamente se basó en conocimientos corrientes (experiencias comunicadas, aplicación del sentido común, de la intuición, entre otros.); sólo con el perfeccionamiento de las técnicas se dan las posibilidades de cambio; las tradicionales técnicas que se extienden a lo largo del mundo antiguo y medieval, fueron producto de la práctica, de un recto proceder, en la justa aplicación de un saber que se desprende del obrar, un saber trasmitido por tradición oral de generación en generación.

El experimento siempre precede al cambio, y es esto lo que diferenciará la edad moderna de manera radical del mundo antiguo y medieval: el giro del hombre moderno reside en su capacidad para avanzar del conocimiento a la fractura, tener la capacidad científica que se adelantara a su modo de obrar.

Por otro lado, la arquitectura desde su origen se sirve de una multitud de técnicas, es una encrucijada de las técnicas originarias y el lugar en donde nace también el descubrimiento; desde su origen la arquitectura tiende a incorporar y agotar todos los medios, no se conforma con resolver demandas vitales, sino que las trasciende.

La arquitectura requiere de la técnica para su realización; con su ayuda obtiene forma y llega a ser la expresión de su tiempo.

La técnica siempre ha influido en el arte constructivo y los arquitectos recibieron en todos los tiempos impulsos creadores del dominio de la técnica del material. Sin la ayuda de la técnica no se hubiera construido el Partenón, ni se hubiera producido la arquitectura gótica; vemos pues como en la Grecia helenística se transmitía el saber del artesano, se impartía la eterna lección de estabilidad, sin espacio para la especulación, asegurando la recta repetición de la norma; el arquitecto que era cabeza de artesanos transmitía su saber en gran medida de manera oral, su proceder también se mantenía en el interior cerrado de una tradición. Esta larga edad en la que se impartía el saber del artesano supone la preparación de la etapa científica.

En esta época están presentes los modelos estables de la arquitectura, perfeccionados siempre, y perfectibles; los cambios sin fracturas, los fracasos sin explicación lógica, los callejones sin salida de los distintos modos de construir. Como ejemplo podemos mencionar el Templo Dórico, el cual se estancó en el tiempo de una técnica sin solución de continuidad. Su refinada ornamentación oculta un sistema primario de construcción en el cual la dimensión de los bloques de piedra obstaculiza la misma evolución formal o constructiva. Pasada la época clásica, las obras monumentales griegas se refinaron ornamentalmente y se aligeraron de dimensiones, conocieron formalmente el arco, aunque no lo incorporaron a su propia tradición constructiva. Los griegos no fueron capaces de establecer formas estructurales ni materiales nuevos. En términos evolutivos, la arquitectura griega llegó a un callejón sin salida.

Fue durante los primeros siglos de la época del Imperio Romano donde se da paso a nuevos sistemas constructivos, mucho más variados, dinámicos en su cambio, garantizados por la estabilidad de la técnica artesanal. Los constructores romanos comprendieron el significado técnico del arco, sus recursos constructivos y su capacidad estructural, de forma puramente experimental. Comprendieron su sentido estético. Por otro lado, los sistemas de las formas posibles se multiplican en la arquitectura romana gracias a materiales más complejos.

El sistema constructivo de la arquitectura romana es un sistema dirigido a la eficacia: economía de tiempo, de recursos, de medios. Un sistema intensamente fecundo, en términos constructivos y de desarrollo técnico.

La arquitectura romana se apaga primero en su fuerza creativa, deteriorándose lenta- mente después su gran legado constructivo, tras la caída del Imperio en el año 453 dC; paralelo a esto en Oriente se pueden reconocer ya nuevas concepciones arquitectónicas en los edificios bizantinos. La necesidad de la cristiandad de generar espacios sagrados para la comunidad impulsa la experiencia técnica hacia el perfeccionamiento de las cubiertas cupuladas; Los modelos bizantinos funden la herencia romana con tradiciones muy arraigadas en tierras orientales; pero la arquitectura bizantina, sin embargo, ambiciona estructuras que apenas puede consolidar: en la historia del desarrollo técnico de la arquitectura supone más una crónica de dificultades y desmoronamientos que de estabilidad temporal.

La arquitectura durante la Edad Media desbloquea el estancamiento de los sistemas constructivos romano y bizantino a través de nuevos impulsos, de nuevas direcciones de aplicación, que posibilitan el cambio radical de marco de la cultura y de la ideología representado por el cristianismo de Occidente. Los requerimientos de la arquitectura cristiana supieron extraer de una tradición estable que soldaba los recuerdos de Roma con las formas vernáculas, todos los recursos técnicos que embrionariamente contenían. Paso a paso, y por

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