Tipos De Saberes
Enviado por jairo18103965 • 31 de Octubre de 2013 • 1.274 Palabras (6 Páginas) • 321 Visitas
Saber y saber disciplinar del profesor
En nuestra lengua, el verbo saber guarda una profunda y estrecha relación con conocer. Así, se dice que alguien sabe mucho o poco de un tema; también se dice que alguien conoce de algo y con ello se indica que sabe de lo que conoce. En el lenguaje popular, saber y conocer se usan de manera indistinta y no es sorprendente que las personas hagan uso de ellos sin detenerse a pensar en su horizonte de verdad. En el lenguaje escrito, las cosas parecen no ser distintas de lo que sucede en el lenguaje oral. Muchos usamos los dos verbos de manera indiscriminada y con ellos buscamos identificar una operación de dominio sobre una cosa, objeto o situación. Las exploraciones sobre las distancias y correlaciones entre saber y conocer no han dejado de tener lugar en los intensos debates que llevan acabo los filósofos de las ciencias, para quienes conocer y saber constituyen dos operaciones complejas. En este marco encontramos, por ejemplo, los trabajos sobre el saber que hace algo más de veinte años vienen impulsando un grupo de profesores de la Universidad de Paris V, a la cabeza del cual se encuentra el profesor Jacky Beillerot.1 La cuestión que anima los trabajos de este grupo se funda en la relación que los sujetos mantienen con el saber más que en el saber y su significado epistemológico. En efecto, la pregunta por el saber remite a una consideración histórica fundamental en la que el sólo dominio de un objeto es insuficiente. Por esta vía, se busca escapar a la encrucijada visible que algunos discursos de las ciencias han pretendido establecer: “el saber es carente de objeto directo”. De cualquier forma, el saber está vinculado con “sospecha”, “gusto”, “buen vivir”, “sabiduría”. El saber aparece, en su generalidad, como el resultado de una profunda relación que mantiene el sujeto con un objeto de conocimiento. Así, alguien que reflexiona lo que conoce alcanza un dominio sobre tal conocer. El dominio, por tanto, no aparece en la práctica del conocer, o al menos es diferente puesto que tal conocimiento es cambiante, perecedero e inestable. Esta perspectiva de la modificabilidad del conocimiento tiene su origen en las corrientes más contemporáneas del pensamiento, especialmente aquellas que ven en los aprendizajes un cambio permanente y una modificación constante en las formas, signos y modos de conocer.2 En este horizonte, el ejercicio del saber se refiere a las condiciones y prácticas de reflexión sobre algo ya obtenido, pero también sobre algo sobre lo cual se tiene una “idea”. Cuando un profesor reflexiona lo que conoce se dice que sabe. La reflexión aparece ligada con el acto de saber, lo cual supone disposición, entrega y tiempo para volver sobre lo conocido.
Decimos que el saber es una disposición sobre el conocer, lo cual implicaría, para algunos, que es necesario conocer para saber. Esta lógica es inoperante desde cualquier punto de vista. Una persona puede saber sin conocer; ser capaz de dialogar con otro sobre un tema que no conoce, es decir sobre el cual no hay afectación posible. Aquí, saber se refiere a una disposición de “información” en la que el sujeto es afectado por medio de diversos canales de información. Para estar en el mundo sólo se requiere una disposición para oír y escuchar, estar abiertos a la información que circula de manera rápida en nuestros entornos de la vida. El saber es una información adquirida sin el ejercicio soberano del conocimiento, tan sólo por la práctica decisiva de estar en el mundo de la vida, el gesto. Tal como lo ilustra con el siguiente ejemplo el didacta francés Gérard Vergnaud, “Lanzar el cemento con el palustre y hacer que se pegue al muro” constituye un gesto que no puede ser alcanzado por el simple proceso de un curso de albañilería.3 Saber, implica tanto el gesto, el indicio
...