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Tragamoneda


Enviado por   •  29 de Agosto de 2013  •  1.597 Palabras (7 Páginas)  •  362 Visitas

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UN CASINO NO ES UN BURDEL: COMENTARIOS ACERCA DE LA REGULACIÓN FISCALIZADORA A LAS SALAS DE JUEGOS DE CASINO Y MÁQUINAS TRAGAMONEDAS POR PARTE DEL MINCETUR

Luis Felipe Vial Castillo. Abogado por la Universidad de Lima. Especialista en Derecho de Juegos de Azar y Apuestas con Estudios de Maestria en Derecho Empresarial por la Universidad de Lima. Abogado del Grupo South America Gaming S.A.C.

Es muy frecuente generar una sinonimia entre burdel y prostíbulo de forma equivocada. Al acudir al Diccionario de la Real Academia Española encontramos que la palabra burdel posee dos acepciones: una es la de la sinonimia con el prostíbulo y la otra es “casa o lugar en que se falta al decoro con ruido y confusión[1]”. En una sala de juegos destinada a la explotación de juegos de casino y máquinas tragamonedas no se ejercen transacciones sexuales ni tampoco es un lugar en donde se carezca de decoro con caos, todo lo contrario, la Ley Nº 27153 —Ley que regula la explotación de juegos de casino y máquinas tragamonedas— es una norma que se caracteriza por su naturaleza sobre fiscalizadora y regulatoria. En muchas ocasiones he escuchado comentarios en los que asocian una Sala de Juegos de Casino y Máquinas Tragamonedas como si fuese Bachelor Party, película protagonizada por Tom Hanks o la recientemente estrenada Proyecto X, en donde el caos domina el eje social. Esto es algo erróneo, por lo que procederé a comentar la forma en la que las normas que regulan estas actividades son estrictas en pro de la ciudadanía.

No podemos negar que en los últimos años el sector de entretenimiento en materia de juegos de casino y máquinas tragamonedas ha contribuido a una mayor recaudación fiscal, a mayores transacciones comerciales con diversos agentes económicos y a generar cuantiosas fuentes de empleos directos e indirectos. Se debe incrustar mentalmente a nivel de toda la ciudadanía que los excesos son negativos en cualquier actividad humana (todo en exceso es malo). Los juegos de azar y apuesta constituyen una actividad libre que permite a la persona recrearse, exaltarse y/o excitarse. Son actividades de entretenimiento —objeto de la ludología (recomiendo la lectura de “Introducción a la Ludología” de Marco Aurelio Denegri)—. Debemos tener en consideración que la Ley Nº 27153 señala en su artículo 3º el objeto de ésta que es la de garantizar que los juegos de casino y máquinas tragamonedas sean conducidos con honestidad, transparencia y trato igualitario, establecer medidas de protección para los grupos vulnerables de la población y evitar que la explotación de los juegos de casino y de máquinas tragamonedas sea empleada para propósitos ilícitos.

El operar una sala de juego que explota juegos de casino y máquinas tragamonedas es una tarea sumamente compleja que dista mucho de un lugar en donde la perdición impera y esto lo podemos constatar con las 58 tipificaciones de la Tabla de Infracciones y Sanciones del Decreto Supremo Nº 020-2010-MINCETUR. Este último decreto supremo impone sanciones mediante amonestaciones, multas de 1 a 1000 UIT, cancelación de autorización, inhabilitación hasta por 10 años y permanente para explotar juegos de casino y máquinas tragamonedas por lo que una sala de juegos debe marchar en orden teniendo en consideración que las inspecciones por parte de la Dirección de Juegos de Casino y Máquinas Tragamonedas del Mincetur son continuas, así como la posibilidad de interponer denuncias de parte contra los operadores de juego.

Se puede mantener en orden una Sala de Juegos, pero lo complicado es evitar que una persona con pleno discernimiento no incurra en la ludopatía —porque es la crítica más incisiva que se sostiene contra esta actividad empresarial—, es una tarea imposible porque eso depende de la voluntad humana. Podríamos utilizar el parangón de otras adicciones a las que están sometidos otros grupos vulnerables, como de el alcohol y el cigarrillo, en donde la campaña restrictiva es potente. Lo mismo sucede con una persona dentro de todos sus cabales que tiene la plena libertad de jugar en una Sala de Juegos, por lo que el control de los propios actos depende del jugador al evitar extralimitarse. ¿Cuándo se convierte el entretenimiento de los juegos de azar y apuestas en una enfermedad? Cuando deja de ser una actividad de goce y diversión porque implican sufrimiento y descontrol, por lo que la persona pierde su libertad de decisión y prevalece una falta de dirección dominada por el instinto irracional. Sin embargo, esas posibles adicciones no pueden ser objeto de desprotección de la norma por lo que la Ley Nº 27153 establece en su artículo 9º quiénes son las personas prohibidas de ingresar y participar de los juegos bajo sanción administrativa de cancelación de la autorización expresa de acuerdo al Anexo G del Decreto

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