Transiciones Políticas
Enviado por kankis251089 • 28 de Abril de 2014 • 5.962 Palabras (24 Páginas) • 346 Visitas
1. LAS TRANSICIONES POLÍTICAS
Los procesos de cambio político en Europa del Sur, América Latina y Europa del Este durante los años setenta/noventa han consolidado las transiciones comparadas como objeto central de investigación. Desde los enfoques pioneros sobre el desarrollo político, los análisis más recientes han privilegiado el papel de los actores y de las estrategias en tales procesos. La dinámica del cambio suele seguir las fases de crisis, preparación, instauración y consolidación, bien con vías rupturistas o reformistas, y con eventuales desenlaces híbridos. Las transiciones pueden afectar el ámbito político-institucional, al económico-social y al nacional-territorial. La consolidación implica que elites y sociedad han aceptado sin reservas las nuevas reglas del juego político.
1.1. Cambio, modernización y transición
La caída de regímenes autoritarios de diverso signo y el advenimiento de regímenes democráticos en tantos lugares y circunstancias tan diferentes en las últimas dos décadas constituyen un desafío y una gran oportunidad para los analistas de la política comparada. Los procesos de cambio político en Europa del Sur, América Latina y Europa del Este a lo largo de los años setenta/noventa han conformado las transiciones comparadas como objeto central de estudio. Con todo pese a la centralidad de estas tres áreas no pueden ignorarse otros importantes procesos de transición en el África negra y en Asia. En cualquier caso son ya apreciables el esfuerzo teórico y el análisis empírico de los procesos de cambio político realizados por la comunidad científica al respecto.
La crisis de todo tipo de autoritarismos y la proliferación de transiciones que han dado lugar a reequilibrios estabilizadores, a derrumbamientos completos o a la sustitución gradual de los regímenes preexistentes exige una nueva teoría. Por ejemplo, la dicotomía dictadura/democracia no siempre es tan nítida en la práctica dada la plasmación de numerosos modelos híbridos (dictablandas y democraduras) con fórmulas aperturistas y/o semi-representativas, lo que obliga a matizar el estudio comparativo de los sistemas post-autoritarios. En el estudio de las transiciones hay que recuperar conceptos como desarrollo y modernización atribuyéndoles significados mejor delimitados y considerar de modo interrelacionado cuestiones clave como el sistema y el régimen político, el papel de las ideologías legitimadoras y las estructuras de decisión y refuerzo.
Probablemente, el mayor problema siga siendo el de dar dignidad teórica autónoma al fenómeno del cambio político en todas sus dimensiones al tratarse de una noción dinámica. Cambio, desarrollo, modernización y transición son categorías de relación ya que solo son observables en el continuum ajustes/después. Transición es todo intervalo temporal que se extiende entre un régimen y otro, es decir, todo el periodo que incluye diversas fases: preparación, instauración e inicios de consolidación. En este lapso las reglas del juego policía no están bien definidas, de ahí los ajustes/acomodos mutuos entre los actores y sus respectivas estrategias. El concepto de transición política remite a un proceso de transformación de reglas y los mecanismos de participación y comportamiento y ello puede no circunscribirse al ámbito institucional, sino afectar también a cuestiones económico-sociales y nacional-territoriales.
En particular, la transición democrática supone un proceso de cambio cualitativo por el que un régimen autoritario se convierte en pluralista, si bien no siempre el desenlace es tan nítido. Este campo de análisis parte de las teorías del desarrollo político formuladas con ocasión de las experiencias modernizadoras de algunos países ex coloniales, pero la gran incertidumbre de cada proceso hace difícil elaborar una teoría general de las transiciones universalmente valida. Lo único casi seguro es constatar la existencia de diferentes proyectos según los actores en presencia y la presión condicionante de factores estructurales, pero sin poder precisar más. Por tanto, no es posible, ni siquiera por acumulación de todos los enfoques académicos, crear tal teoría general, si bien existen ya acuerdos terminológicos y conceptuales bastante amplios entre los especialistas que coinciden en que el análisis empírico es el único camino para profundizar en tales cuestiones.
Los estudiosos del desarrollo fueron los pioneros en la materia y en ellos predomino un criterio eurocentrista y una metodología funcionalista. La gran masa cuantitativa de información que acumularon dio escasos resultados extrapolables a más de un caso, de ahí que resulta imposible elaborar una teoría general satisfactoria. El interés se suscitó por la aparición de numerosos estados nuevos en el Tercer Mundo y en la vasta literatura sobre desarrollo y modernización son perceptibles dos constantes:
1. El modelo occidental es directa o indirectamente el principal referente de comparación y
2. Se aplican mecánicamente las grandes etapas de la historia occidental del área.
Antes de los años setenta los politólogos privilegiaron el estudio de las precondiciones que favorecían la emergencia/estabilidad de las democracias o las causas de su quiebra. Actualmente se prefiere el concepto de cambio al de desarrollo pues la teoría de las precondiciones es reduccionista al vincular la democracia al crecimiento socioeconómico. Los criterios tradicionales (industrialización, tercerización, alfabetización, difusión de las comunicaciones) son más productos de los procesos democráticos estables que requisitos previos a su existencia. Por ejemplo: la cultura cívica pluralista/consensual solo es posible tras una larga fase de consolidación democrática.
En los estudios de las transiciones políticas se han enfatizado las causas de la crisis del régimen autoritario, la estabilidad/inestabilidad de los regímenes políticos, el carácter procedimental de los pasos dados y los actores de los cambios. Los analistas ya nos e ocupan tanto de las estructuras cuento de los actores, las estrategias y los procesos políticos. Toda transición es un campo subespecificado de propósitos que son solo esporádicamente convergentes, de ahí el clima de gran incertidumbre que provoca todo cambio de régimen. Este fenómeno es uno de los más complejos con los que se enfrentan las ciencias sociales: se trata de una constante inevitable presente en todo tipo de regímenes, es difícil establecer relaciones univocas de causalidad e imposible predecir con seguridad los cambios futuros. En consecuencia, aunque el cambio es un proceso permanente y dinámico, admite grados (limitado/profundo) y ritmos (rápido/lento) diferentes. La percepción de ambos elementos es bastante subjetiva y los analistas no están
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