Tras la verdad
Enviado por paurlayx • 20 de Agosto de 2015 • Tarea • 2.055 Palabras (9 Páginas) • 107 Visitas
Mia amarró con una liga su cabello, dejando que algunas hebras se escapasen de sí, y sentada al lado de la ventana revisó algunos archivos. Lo cierto era que Mia amaba el trabajo de su padre.
Muy por el contrario a la historia común, el viejo Garret Keizer era un detective jubilado, y ya sea porque Mia era su única hija, o quizás por el mismo hecho de que era mujer, este prefería que no dedicase la vida a su antiguo oficio, apuntando a que estaría mejor como médico o cualquier otra profesión en que no se expusiera tanto.
La muchacha que ya se había aprendido de memoria cada caso, había perdido parte de la emoción de jugar a juntar las piezas y llegar a una resolución por su propia cuenta, debido a que incluso los había memorizado.
El único archivo que su padre había guardado, y a su vez carecía de resolución, era “el caso del Rey”, mismo que se había ignorado porque la mayor parte de la información recolectada, había sido quemada en un incendio.
“El caso del Rey” jamás había presentado un progreso significativo, sin embargo, todo apuntaba a que el asesino serial quiso eliminar cualquier mínimo rastro que hubiese dejado.
Mia solía pasear por su habitación, presionándose a sí misma a dar con el perfil de tal asesino, no obstante, aun cuando el número de sus víctimas había sido confirmado, ninguna de ellas parecía haber sufrido el mismo patrón, y más sorprendente aun, no había cadáveres que se pudiesen analizar. Recurriendo a una mera observación de fotografías firmadas, que el asesino solía dejar en lugares públicos.
Todo señalaba a que se trataba de un psicópata que desaparecía a sus muertos, pero necesitando reconocimiento de su obra, dejaba en evidencia los atroces crímenes que hubiese realizado. No todas las fotografías tenían la misma relación de violencia, siendo en su mayoría diferentes entre sí, aunque predominaban los ataques de estrangulamiento y uso de armas filosas.
Mia se fijo nuevamente en las copias de las fotografías, renegando el hecho de que mas importante que dar con el asesino, era encontrar a todos esos cadáveres perdidos en quien sabe donde. Era obvio que aun si obtenía la confesión del asesino, no podía procederse a un arresto, pues estaba vigente la ley de que no podía abrirse un caso, o siquiera apuntar hacia un asesinato, sin un cuerpo o restos del mismo, que corroboren lo hechos.
Frustrada por la limitada información, dejo a un lado los archivos y bajo a toda prisa.
—Papá. —gritó tan pronto vio al viejo Garret pasearse por el comedor con una bata de baño sobre su pijama, y eso que eran las cinco de la tarde.
Este alejó su vista del periódico, y acomodando los cabellos grises tras su cabeza, corrió para abrazar a Mia.
—¿Tan rápido es viernes? —se lo escuchó decir, mientras rodeaba fuertemente el cuerpo de su joven hija.
—Acaso te estas quejando. —reprochó, alejándose unos centímetros de él—. No te alcanza con mandarme a ese instituto de nerds engreídos, sino que también quieres dejar de verme los fines de semana.
En broma, el viejo Garret sujetó su barbilla, como si fuera tan difícil responder al planteamiento de su hija. —¿Qué más podía hacer? —se justificó—. También eres una nerd, y que tipo de padre sería si no te matriculaba en una escuela acorde a tu nivel de coeficiente. —silenció un instante al anticipar el imprevisto beso que su hija deposito en su mejilla—. Además siempre quise tener una hija doctora o ingeniera, inclusive puedes ser arquitecta. Los profesores dicen que tienes amplios horizontes, y su expectativa hacia ti, es verdaderamente alta.
—Papá. —su voz pareció quebrada, y cargada de decepción—. Sabes que amo la investigación, yo...
—Mia. —la interrumpió—. Ya hablamos de eso, no voy a permitir que te involucres en esa vida.
La joven acertó en olvidar el tema, dado a que ya antes habían tenido esa charla, y no parecía que el resultado iba a cambiar.
—¿Adivina quien obtuvo las mejores notas en los exámenes? —cuestionó, retomando su actitud alegre—. Te la pondré fácil, es hermosa y muy inteligente.
—¿Emma Watson?
—¿Emma Watson se va a quedar contigo cuando estés viejo, y quieran internarte en una asilo?. —ironizó
—Dudo que alguien quiera hacerlo. —habló con tristeza.
—Yo lo haría. —se apresuró a decir—. Pero,...
—¿Pero?
—Olvídalo. —sentenció.
Mia caminó hacia el comedor, buscando algún rastro de comida, aunque no tenía ninguna esperanza, siendo conocedora de que su padre no hacía las compras, y por el contrario, esperaba que ella regresara para llenar el refrigerador y los cajones.
—Haré la compra. —avisó, tomando las llaves y guardando el sobre con el dinero—. Tu vida sedentaria me asusta.
—Han sido veinte años de trabajo. —dijo con orgullo—. Estoy tomando un descaso merecido.
Mia salió de casa, tomó una gran bocanada de aire, alegrándose de ya no tener que estar encerrada en ese internado, con montón de cerebritos que consideraban inferiores a todos aquellos que no podían mantener una conversación con ellos.
Podía decirse que era la más lista, pero la razón por la que siempre era segundo lugar a pesar de hacer los mejores exámenes, era su ausencia en casi todas las clases. Pero eso nadie veía y apuntaban a que sus exámenes era copia, suerte, o lo que sea, y no conocía un alma buena que le atribuyera el mérito de ser la más inteligente, bueno la excepción era su padre.
Las calles eran cerradas, y las casas parecían haber sido diseñadas por el mismo arquitecto. Incluso tenía que revisar los letreros para cerciorarse que estaba avanzando.
Al llegar al centro comercial, se detuvo para revisar la lista. Mientras por el vidrio, anticipaba a una mujer petrificada frente al estante de productos de limpieza.
Pretendió no hacerle caso, pero una punzada de culpa removió su consciencia, y de cierta manera, también su estómago.
La puerta automática se abrió frente a ella, y algo rendida ante su buena voluntad, caminó hacia donde había visto a la mujer que palidecía del miedo.
Aparentemente el lugar estaba vacío, incluso solo habían dos empleados en caja y un guardia. Vaciló un instante, preguntándose si era pertinente molestarla, y después retomó su rumbo hacia ella.
Al llegar, notó que ésta se había desmayado. Corrió hacia allí dando gritos para que más personas se acercasen en su ayuda. No tuvo que esperar mucho para que varios ojos curioso se acercase, al igual que uno de los empleados de caja.
Mia se abrió
...