Verdad
Enviado por lore55 • 5 de Noviembre de 2012 • Informe • 542 Palabras (3 Páginas) • 333 Visitas
Y desde el oeste llegaba por esta vía única trazada por el río a través de la ciudad unacorriente de aire más ancha que traía aromas del campo, de las praderas de Neuilly, de losbosques entre Saint- Germain y Versalles, de ciudades muy lejanas como Ruan o Caen ymuchas veces incluso del mar. El mar olía como una vela hinchada que hubiera aprisionadoagua, sal y un sol frío. El mar tenía un olor sencillo, pero al mismo tiempo grande y singular, porlo que Grenouille no sabía si dividirlo en olor a pescado, a sal, a agua, a algas, a frescor,etcétera. Prefería, sin embargo, dejarlo entero para retenerlo en la memoria y disfrutarlo sindivisiones. El olor del mar le gustaba tanto, que deseaba respirarlo puro algún día y en grandescantidades, a fin de embriagarse de él. Y más tarde, cuando se enteró de lo grande que era elmar y que los barcos podían navegar durante días sin ver tierra, nada le complacía tanto comoimaginarse a sí mismo a bordo de un barco, encaramado a una cofa en el mástil más cercano ala proa, surcando el agua a través del olor infinito del mar, que en realidad no era un olor, sinoun aliento, una exhalación, el fin de todos los olores, y disolviéndose de placer en este aliento.No obstante, esto no se realizaría nunca porque Grenouille, que en la orilla de la Place deGréve inspiraba y expiraba de vez en cuando un pequeño aliento de aire de mar, no vería en suvida el auténtico mar, el gran océano que se encontraba al oeste, y por lo tanto jamás podríamezclarse con esta clase de olor.Pronto conoció con tanta exactitud los olores del barrio entre Saint- Eustache y el Hotelde Ville, donde podía orientarse hasta en la noche más oscura. Entonces amplió su coto,primero en dirección oeste hacia el Faubourg Saint-Honorè, luego la Rue Saint-Antoine hasta laBastilla y finalmente hasta la otra orilla del río y el barrio de la Sorbona y el Faubourg Saint-Germain, donde vivían los ricos. A través de las verjas de entrada olía a piel de carruaje y alpolvo de las pelucas de los lacayos y desde el jardín flotaba por encima de los altos muros elperfume de la retama y de las rosas y la alheña recién cortada. También fue aquí dondeGrenouille olió por primera vez perfume en el verdadero sentido de la palabra: sencillas aguasde espliego y de rosas con que se llenaban en ocasiones festivas los surtidores de los jardines,pero asimismo perfumes más valiosos y complejos como tintura de almizcle mezclada conesencia de neroli y nardo, junquillo, jazmín o canela, que por la noche emanaban de loscarruajes como una pesada estela. Registró estos perfumes como registraba los oloresprofanos, con curiosidad, pero sin una admiración especial. No dejó de observar que elpropósito del perfume era conseguir un efecto embriagador y atrayente y reconocía la bondadde las diferentes esencias de las que estaban compuestos, pero en conjunto le parecían másbien toscos y pesados, chapuceros más que sutiles, y sabía que él
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