UN VIAJE A MI PASADO

UN VIAJE A MI PASADO “REEENCUENTRO CONMIGO”

Enseñarás a soñar, pero no soñarán tú sueño

Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.

Sin embargo en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño perdurará siempre la huella del camino enseñado.

Madre Teresa de Calcuta (1910-1997)

Nací en Cuernavaca, Morelos el día 9 de enero de 1967 a las 11: 00 horas, soy la primera hija de Raúl Villada Solórzano y Lidia Fernández Gutiérrez, en 1968 nace mí hermano Raúl, y en 1969 Alma Caridad (q.e.p.d).

Los primeros años de mi infancia los viví en Cuernavaca , asistí al Jardín de Niños “Revolución“ , (1970), del cual me cambiaron mis padres a instancias de mi abuela paterna porque vivíamos en su casa con mis 11 tíos, obviamente presionaron para que asistiera a un colegio particular, me inscribieron al “Instituto Juana de Arco”, en esta escuela curse de preescolar hasta preprimaria, aquí aprendí a leer y escribir de la mano de la hermana Cecilia, quien tenía mucha paciencia y enseñaba con amor, en este colegio la capilla se ubicaba después de la alberca y no se aún porque me daba miedo ir a clase de “ética y moral” (rezar el rosario), tal vez era el miedo a caerme a la alberca o la obscuridad de la capilla o la presencia  una hermana ya muy grande que siempre estaba allí o tal vez las tres cosas, no recuerdo a que congregación pertenecían.

Erikson (1902) propone ocho edades del hombre en las cuales se va formando una identidad del yo que no puede comenzar a existir sin la confianza que se da en la primera etapa oral,  que se caracteriza por la preponderancia del conocimiento del niño por medio de la boca, comienza desde el nacimiento y se va hasta los dos años. Incluye desde el amamantamiento como primer contacto con el mundo, hasta el comportamiento repetido llevarse todo lo que tiene cerca el bebé, a la boca.

De acuerdo a la idea anterior el desapego obligado de mis padres (obedecía a la enfermedad de mí hermana)  hizo que durante los primeros tres años de mi vida no pudiera dejar esta etapa, la mamila o biberón era mi compañero fiel.

En esta época no recuerdo mucho la convivencia con mis hermanos, estaba en la escuela la mayor parte del día de 7:00 a 1700 horas, no recuerdo cuando nacieron, hubo algunos acontecimientos no muy agradables que si recuerdo, el día que fuimos a un parque cercano, mi hermano cayó en una coladera que estaba destapada y solo cubierta por un lámina en la cual, por supuesto el más travieso tenía que brincar, al hacerlo la lámina se movió y el cayó dentro, era drenaje y afortunadamente no llevaba mucha corriente, era primavera por lo que no había llovido, de ser al contrario a mi hermano tampoco lo tendría, en fin,  él fue sacado por unos mecánicos que trabajaban por ahí cerca.

En 1972 otra  vez a instancias de mi abuela Cuca, no le gusta que le digan abuela o abuelita, me cambiaron al Instituto “Santa Inés”, en donde curse 1°, 2° y 3° grado de Educación Primaria, en este lugar estuve como internada, es decir solo salía los fines de semana, entonces no entendía porque mis papás hacían esto, ahora sé que era porque Cuca dijo “cuido a Raúl o a Mary”, así me decían y como mi hermano era muy travieso, solo lo podían cuidar a él, porque mi abuela todavía tenía hijos de nuestras edades y una más pequeña que mi hermana, mi tía Margot, quien nació en 1970, mi mamá se pasaba el día en el Hospital porque mi hermana desde que nació estuvo enferma, de ahí que yo era la elegida para estar internada, en esta etapa de mi vida los fines de semana Cuca, me llevaba con ella para todos lados, siempre le ha gustado mucho andar en la calle.

Según  Erik Erikson (1902) hace énfasis en la cuestión social en el desarrollo del ser humano; señala que la identidad psicosocial se desarrolla a partir de una integración gradual de todas las identificaciones que se tienen con las una identidad separada de sus padres y de los demás, desde el comienzo de la vida.

Con base en la afirmación de Erikson, esta etapa de mi desarrollo estuvo muy influenciada  por mi familia paterna , sobre todo por mi abuela por lo que desarrolle, un apego muy grande con ella, mi mamá siempre ausente no marcó mucho su presencia en mi vida, aunque definitivamente estaba y me quería, me enseñó a hablar, a caminar, considero que dada esta situación, no me costó trabajó ingresar a la escuela, es decir no lloré el primer día de clases iba con mucho gusto y posteriormente en el Santa Inés, me adapte a la vida intraescolar de lunes a viernes, tenía muchas actividades que me gustaban como estudiantina, gimnasia, ballet, bordados y tejidos, el programa de estudios era diferente, trabajábamos con fichas no en cuadernos, utilizábamos regletas para matemáticas, todos los útiles y materiales los teníamos en la escuela, era lo que ahora se denomina escuela de tiempo completo, comíamos en el refectorio, la alimentación no eran muy buena, la base eran las lentejas, (hoy no me gustan mucho), los dulces nos daban una paletita una vez a la semana, me encantó la representación que en  1° grado de Educación Primaria hicimos del ballet “El lago de los cisnes”, no me gustaba nada rezar cada día (clase de moral) el rosario a partir de las 18:00 horas todos los días y misa cada mañana, la conducta de las monjas era tan incongruente porque aparentaban ser todo bondad y amor, en ocasiones nos  maltrataban, nos jalaban las orejas o nos pegan con la regla en las  manos cuando no sabíamos algo, por eso soy libre pensadora, puedo decir que escolarmente me iba bien, en la parte afectiva si me sentía desubicada, raro en una niña, sentía mucha tristeza porque convivía poco con mis papás y hermanos.

En este periodo en contadas ocasiones conviví con mi papá, en una ocasión lo acompañe a la escuela donde daba clases, tenía a su cargo un grupo de 2°, me quede dormida en su escritorio, según leyendo el periódico (estaba al revés).

En 1976, cambiaron a mi papá a la ciudad de México por lo que a partir de entonces radicamos aquí.

A los nueve años ingresé a la Escuela Primaria oficial “Estatuto Jurídico”, era una escuela muy grande, en la que según la etapa 4 de Erikson que va de los 6 a los 11 años:

Industria versus inferioridad: Conflicto: ¿puedo dominar las habilidades necesarias para sobrevivir y adaptarme? El niño, ya en edad escolar, aprende a obtener reconocimiento mediante la producción de cosas, desarrolla un sentido de, industria, se adapta al mundo de las herramientas; completar una situación productiva es la finalidad que remplaza los caprichos y deseos del juego; el peligro de esta etapa radica en el sentimiento de inadecuación e inferioridad. Si no logra el manejo adecuado de sus herramientas o de su status entre compañeros puede renunciar a la identificación con ellos.

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