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UNA COMPARACIÓN ENTRE TEORÍA CLÁSICA DEL BIENESTAR Y TEORÍA DEL BIEN ESTAR EN RELACIÓN CON EL DESARROLLO


Enviado por   •  31 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  5.358 Palabras (22 Páginas)  •  139 Visitas

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COMPARACIÓN ENTRE TEORÍA CLÁSICA DEL BIENESTAR Y TEORÍA DEL BIEN ESTAR EN RELACIÓN CON EL DESARROLLO

LAURA JOHANA SOLANO MENDOZA

UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

FACULTAD DE FINANZAS, GOBIERNO Y RELACIONES INTERNACIONALES

ECONOMIA DEL BIENESTAR

BOGOTÁ D.C.

2015

El presente ensayo tiene por objeto contrastar ampliamente la teoría clásica del bienestar con la teoría del bien estar, estas dos corrientes mantienen posturas de convergencia y de divergencia, en donde el interlocutor sentirá la necesidad de identificarse con una de las dos, con elementos de ambas o con ninguna, y finalmente se relacionaran al agudo concepto de desarrollo.

Para reconocer el desarrollo como una expresión versátil y bastante utilizada, identificaremos sus principios ya concebidos desde hace décadas, además de reconocer su origen y estrecha relación entre la teoría clásica del bienestar y su transición cronológica hasta a la teoría del bien estar, es por ello que la definición de cada una de estas teorías determinará las bases éticas, económicas y políticas que veremos relacionadas con el desarrollo.

Iniciando este recorrido haremos un acercamiento conceptual a las teorías de estudio anteriormente mencionadas, iniciando desde el utilitarismo, que se concibió una teoría moral, en la  que el individuo es el centro y describió sus motivaciones desde los deseos, placeres y utilidades. El individuo estaba fijado intrínsecamente por una ética utilitarista que tenía por objeto principal maximizar su propia utilidad (u) en otras palabras su propia felicidad, que también se entiende como un fenómeno psicológico con unidades de medición sin especificar. Las características de este individuo se limitan sobre tres elementos el i. Hedonismo (busca estar un reino del placer y alejarse del reino del dolor), ii. Egoísmo (busca aumentar la felicidad para sí mismo) y iii. Raciocinio (uso consiente de los medios para alcanzar su fin), esto le permitirá al individuo tener fines claros como el consumo de bienes y servicios y maximizar la utilidad individual.

El consumo de dichos bienes y servicios está concebido dentro de canastas de bienes, en donde se encuentran los bienes primarios y mercantiles, que son aquellos bienes que el individuo considera de su preferencia para amplificar su utilidad, está selección en ningún momento concibe principios moralmente “correctos”, ya que el individuo puede maximizar su placer o deseos desde el consumo de sustancias psicoactivas, incurrir en prácticas homicidas, cometer hurtos, entre otras variables que para la sociedad actual no están admitidas como políticamente correctas, pero para el individuo es la forma de aumentar su felicidad.  

De acuerdo a estas preferencias el individuo se caracteriza por las siguientes razones: i. El individuo tiene preferencias, esto quiere decir que el individuo se considera así mismo mejor si elige una combinación de bienes y servicios preferida frente a una alternativa que evalúa como mejor, ii. El individuo tiene un conjunto efectivo de elección, es decir, que el individuo elige dentro del conjunto factible que tiene a su disposición, trata sobre reales y no sobre imaginarios. iii. El individuo tiene la capacidad de ordenar preferencias, o sea, organiza sus preferencias de lo más preferido a lo menos preferido y hace su elección con base en una ordenación de preferencias, esta organización de preferencias se categorizan de acuerdo a sus principios o juicios de valor, recurriendo así a su hedonismo reflexivo y a su egoísmo en particular.

De acuerdo al principio de utilidad, surge el primer juicio ético, “cada individuo es el mejor juez de sus propios intereses”. Es por ello que el valor de los bienes no depende de su costo de producción como tal, sino de la satisfacción que experimenta el individuo al obtenerlo. Es por esto se entiende que el individuo tiene a su disposición un conjunto de n bienes y servicios en una canasta, es decir, X = (X1, X2, X3, X4,…, Xn), como se dijo anteriormente él tiene el poder de organizar su cesta de bienes y servicios de acuerdo a sus preferencias (de lo más preferido a lo menos preferido).

Conforme al ordenamiento de sus preferencias el individuo cumple los siguientes axiomas: i. Asimetría, al pasar el tiempo el individuo mantiene su relación de preferencia; ii. Completitud, en donde nos indica que el individuo es capaz de comparar dos cestas de consumo y después de esta comparación define la relación que existe que entre dichas cestas; iii. Monotonía, en donde el individuo prefiere consumir más a consumir menos; iv. Transitividad; esta consiste en que si hay más de dos cestas el individuo tiene una preferencia directa sobre A y B y B a C, entones prefiere A a C, v. continuidad, En donde el individuo prefiere una cesta A0 respeto a una cesta B, el individuo siempre preferirá una cesta A1 (parecida a A0) respecto a B; vi. Irreflexibilidad, de acuerdo a este axioma la relación es directa con la cesta, la cual es igualmente preferida sobre ella misma, y vii. Aciclicidad.

Continuando con el recorrido teórico, dentro de los principales exponentes del utilitarismo encontramos a Adam Smith[1], quien define que el hombre es un ser activo que siempre busca la felicidad y el bienestar, (en este punto del texto lo que usted prefiera definir como bienestar) su deseo es encontrar y poseer la felicidad y, para ello, busca incrementar su nivel de riqueza, pues es de allí donde surge el bienestar. En su trabajo económico, Smith resalto siempre el egoísmo, ya sea para obtener riqueza o para obtener bienestar.

(…) Los hombres siempre son egoístas, pues “no obtenemos los alimentos de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero, sino de su preocupación por su propio interés” [2] (…)

Lo anterior llevo a Smith a estudiar la división del trabajo y a mostrar que el hombre moderno depende en gran medida de otros trabajos para satisfacer sus necesidades. Esto lo expreso en su teoría del valor trabajo y de Laissez Faire[3]. Según Adam Smith, el mercado funciona como una máquina, como un todo articulado y armonioso, que mediante el egoísmo y la búsqueda del lucro personal logra obtener el beneficio de toda sociedad, dejando libre a cada individuo para que consiga el máximo bienestar personal, asegurando automáticamente el máximo bienestar de todos los individuos. El egoísmo de todos es el bienestar de todos.

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