Un día Cualquiera En El Aula De Preescolar

Regularmente se inician las actividades después de un “tiempo muerto” en el cual educadoras y niños hacen lo que quieren, es decir, no hacen nada en común, todo platican con sus iguales en los pasillos.

La primera actividad que hacen colectivamente es de aseo, como lavarse las manos o ir al baño para que, según la educadora, “después no se interrumpan las actividades”. En este de ir a l baño, los niños y niñas se amontonan en las tazas, orinan, en el caso de los niños do tres untos, salpicándose entre ellos. En el lavabo lo niños juegan con el agua, con el jabón, se remojan las manos por varios minutos, etc.

Enseguida los llama a sentarse en el piso para platicarles qué es lo que van hacer. Esta conversación lleva varios minutos; la educadora va haciendo que los niños descubran lo que realizarán de tal forma que hagan “suyo el trabajo que ha sido concebido por ella.

Entre los niños siempre hay comunicación, ya sea verbal o corporal, que en ocasiones provoca la modificación de las actividades dictadas por la educadora.

Después realiza la actividad central del día. En general, la educadora reparte el material que va a utilizar cada niño, repite las indicaciones varias veces, está atenta a las preguntas de los niños y para a sus lugares para revisar el trabajo. La educadora mientras atiende a un niño apura a los demás porque es usual que el trabajo finalice, aunque no el producto.

Cuando se presentan dos trabajos o dos partes del mismo trabajo en la actividad central del día, por ejemplo: colorear y cortar un dibujo, los niños que terminan primero tienen que esperar a los demás, para, como dice la educadora, “ir todos igualitos”.

Las instrucciones no dan a los niños una idea global de lo que van hacer, porque sólo se les ordena lo que deben ejecutar inmediatamente: primero colorear, después recortar y más adelante se les pide que peguen. Los niños no saben qué van a realizar finalmente o que harán sobre determinado objeto. Al aproximarse la hora del recreo, la educadora empieza indiscriminadamente a aceptar el trabajo de los niños poniéndoles el nombre de cada uno.

La media hora de recre3o generalmente se prolonga porque cuando las educadoras, al toque del timbre por la directora, se paran de su silla, continúan platicando. Los niños, siguen jugando hasta que entran las educadoras a sus salones, con lo cual se pone fin al recreo.

Regularmente, al regresar del recreo la educadora “duerme” a los niños para que “descansen”, aun si no tienen ganas de hacerlo. Después de algunos minutos de dormir, los niños enderezan su espalda a pesar de que la educador les pida no hacerlo. Ante esta “resistencia” la educadora deja pasar un “tiempo muerto”, para después realizar la venta de meriendas.

Como últimas actividades del día se entregan los dibujos o trabajos si es que los hay, para finalmente,

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