Yodo

No tengo más vida que esta que he decidido contar.

Fui el único hijo que mi madre trajo al mundo, tal vez por eso soy el causante de su desgracia, y no solo de ella, sino del mundo.

Es una santa, hace milagros, la gente acude a ella por hechizos y bendiciones, aunque también la critican por ello y más con lo que le pasó a mi supuesto padre Gabriel García, quien dicen, fue maldecido por mi madre, dejando a su joven esposa de nombre Maricela viuda y sola.

Da consulta en casa, tiene un lugar especial y sagrado, allí es donde surge la magia.

Soy una persona que llora demasiado, mis lagrimales son sensibles y mi piel igual. No puedo exponerme a la luz del sol, por lo que uso lentes oscuros que esconden mis ojos y enmarcan mis facciones casi perfectas.

Hoy mismo nos mudamos de esta casa, ahora estamos en el centro del barrio, justo enfrente del consultorio del Dr. Orlando quien odia a mi madre. Hace poco vino a insultarla diciendo:

―Eres una puta bruja envenenadora―.

Caminaba por la calle, encontré a la Srita. Maricela en su jardín. De forma amable, como ninguna otra persona me ha tratado me invitó pasar a su casa para ver televisión y beber un vaso con leche.

Un día llegaron unos hombres con portafolios negros a casa

―Tenemos una revisión por parte de la secretaria de salud―

Mi madre, molesta los insultaba mientras les aventaba dinero para que se fueran.

Decidió dejar de dar consultas un tiempo, con el pretexto de reponer su energía espiritual y de irnos a la playa, de sorpresa me ordenó empacar mis cosas e irnos. Al llegar, le pido al chofer me lleve a un lugar especial, obedece y me lleva a una pequeña choza rupestre en donde había gallinas… mismas que torturo girando su pescuezo para tronarlo y satisfacer mi ociosidad.

Cuando regresé al barrio lo primero que hice fue ir con la Srita. Maricela y mostrarle mi colección de caracolas. Ella estaba triste, así que la dejé ver los dibujos que había hecho mi madre sobre mi piel… a ella le gustan esos dibujos y es por ello que ella empieza a tocarme.

Me he enterado de que se ampliará la calle del barrio, han llegado excavadoras y máquinas de gran tamaño, he observado a los vecinos con el telescopio que me dio mi madre, realmente están disgustados, sobre todo el Dr.

Continúo viendo a la Srita. Maricela, insiste que mi madre me trajo de entre los muertos, cuando me dice ese tipo de cosas realmente pienso que está loca, pero no me importa, aun así me gusta estar con ella.

Esta mañana he descubierto que su casa está derrumbada, y no solo su hogar, también el consultorio del Dr. Orlando, por lo que toda su clientela va con mi madre, “Madame” Adela. La sala está repleta de gente y eso me molesta, no puedo ver televisión a gusto.

La Srita. Maricela pasa por mí en un auto, fuimos a un motel en una carretera. Cuando regresamos,

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